“Quién te va a cuidar cuando seas mayor”, “se te va a pasar el cuarto de hora”, “te vas a morir sola”, “congelá los óvulos”, o “sos egoísta”. Frases hechas que muchas mujeres han escuchado a cierta altura de sus vidas. Es que todavía se sigue juzgando y criticando a quienes no desean ser madres. Por mandato social se las piensa desde un lugar “ triste”, que no han podido formar familia porque no tienen pareja, o están solteras, o quisieron pero no pudieron.
Lo que con frecuencia no ve la sociedad es que hay muchas que simplemente no desearon traer una persona al mundo. Porque la maternidad es una opción, no una obligación.
En vez de entender que priorizan una vida profesional o la libertad de viajar y satisfacer sus necesidades individuales, se las ve como incompletas.
Esto opinan tres mujeres que están precisamente en esa situación: las periodistas y escritoras Florencia Canale y Valeria Schapira, y la psicóloga, escritora y editora Paula Brecciaroli.
-¿Cómo fue que decidieron que no serían madres?
Florencia Canale: Por casualidad. Cuando era chiquita tenía la fantasía de ser mamá. Porque parece que es la única ocupación o lo único que una mujer puede decidir ser. Esto es casi como una construcción cultural atávica. A medida que fueron pasando los años y la vida, me pareció que no. Me parece que es válido que una mujer decida no ser madre. Que no es una cuestión de Estado. Que no debería provocar y producir resquemor, inquietud, pregunta, cuchicheo.
Valeria Shapira: En mi caso no creo haberlo decidido. Me lo planteé en distintas épocas de mi vida. Creo que tuve la posibilidad o el privilegio de preguntarme “¿quiero ser madre ahora?” Lo que sucedió es que quizás cuando era más joven pensaba que sí, que me gustaría, y después, a medida que fue pasando el tiempo, mi respuesta iba más para el lado de “por ahora no”. Entonces, creo que no hay una decisión en concreto, sino que la idea va más cerca de la respuesta de “por ahora no”.
Paula Brecciaroli: Yo nunca quise.
-¿Existe el instinto maternal?
Paula Brecciaroli: Para mí, en realidad está vinculado más con el deseo materno. Yo me siento hija de una mujer, que es mi mamá, que tuvo un gran deseo de ser madre. Por eso creo que si bien el instinto puede estar, porque hay un montón de conductas y de cosas que se resuelven muy naturalmente, creo que siempre está envuelto y acompañado de lo que tiene el deseo, que es el motor para ese instinto.
Florencia Canale: Yo creo que no existe. Porque hay muchas mujeres que no lo tienen. Así como hay hombres que lo tienen. Me parece que no hay un deseo colectivo femenino para la maternidad.
Valeria Shapira: Estoy de acuerdo con Florencia, para mí tampoco existe. Lo he charlado con muchos psicólogos. Para mí sí existe el amor. Y el amor toma muchas formas. La verdad, yo veo un perro por la calle y me cruzo para acariciarlo, pero no siento lo mismo con los bebés. Y no soy un monstruo, no quiere decir que no los quiera. Adoro a mis sobrinos, adoro a mi ahijada, adoro a los hijos de mis amigos. A mí me tiran más los animales, como a otro le tiraran más los bebés. Nadie es monstruoso por decidir vivir distinto a lo que los mandatos arcaicos, obsoletos y tiránicos nos venden.
-¿Qué pensás de las frases hechas que les dicen a las mujeres que no quieren tener hijos?
Paula Brecciaroli: ¡Hay un montón! Que “una mujer no está completa”, o que “no va a tener quién la cuide cuando sea mayor”. Y la verdad es que me parece que nadie está completo en ningún momento nunca, ni aún con un hijo. Si uno estuviera completo, creo que realmente no tendría deseo de nada. Lo que nos mueve todo el tiempo es ser seres incompletos. Tener un hijo para que te cuide cuando seas mayor me parece un pensamiento súper egoísta: en vez de darle a alguien la posibilidad de vivir lo estás comprando para que te cuide. Es un poco dramático (risas).
Florencia Canale: Las frases como “se te pasó el cuarto de hora”, “tu hijo después te va a cuidar cuando seas viejita” o “quién te va a internar en el geriátrico” no me interesan, yo me siento absolutamente plena. Nunca podría vivir sujeta a los clichés, a las frases armadas, a los conceptos. Y en todo caso bueno, cuando sea muy viejita y alguien debiera ocuparse de mí, tengo sobrinos para que me internen en el neurosiquiátrico, en el geriátrico, o donde sea. Es por eso que elegí no ser madre. El asunto de la dependencia a mí me ahoga, me hace faltar el aire. No puedo registrar la dependencia como un sentimiento o un motor para que se genere un vínculo. Yo no dependo, entonces que nadie dependa de mí.
Valeria Shapira: Existen frases muy desafortunadas con aquella mujer que decide no ser madre, o que no puede ser madre. Porque no todas las que no son mamás lo son por decisión, muchas mujeres no pueden biológicamente. Entonces existe este señalamiento social de quién te va a cuidar, o “mirá, no tiene hijos, es una egoísta”. Como si perpetuar la especie fuera señal de altruismo o de generosidad. Yo creo que las personas cuando señalan tanto con el dedo al otro, en realidad proyectan cosas propias. El diferente siempre inquieta. Las mujeres que no tenemos hijos, que somos las menos, inquietamos porque, “¿qué tiene esta mujer que yo no tenga?”. Entonces. la respuesta más rápida y más fácil es descalificarla. Dicen “es rara”, “ningún tipo quiere estar con ella”. “es una jodida”. Me han dicho muchas veces “quién te va a cuidar cuando seas grande”, pero nunca traería un hijo al mundo para que me cuide, porque eso sí es un acto de egoísmo. Y además ¿quién te garantiza que el hijo te va a cuidar? En todo caso me falta lo que le falta a cualquier ser humano, porque todos somos incompletos. Pero un bebé no me va a venir a completar ni a mí ni a ninguna mujer. Tener un hijo para que venga a resolverte un problema de pareja, a completarte como mujer, o a ponerte en un lugar social en el que vos querés estar, me parece tremendo.
-¿Qué les dicen los hombres cuando mencionan que no tienen hijos?
Paula Brecciaroli: Cuando una mujer de 44 años se los dice les llama la atención, porque todavía no están tan acostumbrado a encontrarse con gente de esta edad que no los haya tenido. A algunos les resulta un poco aliviador, y para otros somos unos seres medio extraterrestres. Me parece que la decisión de no tener hijos no tiene que ver con que te falte algo o con que estés incompleta, sino con una elección que nace desde un deseo diferente. Cuando decís que no tenés hijos muchas veces la gente se sorprende. La madre de una amiga me decía “se te va a pasar el arroz”. Como que hasta cierta edad la gente espera o trata de incentivarte a que seas madre. Pero después de los 40 años, más o menos, se tranquiliza la pregunta, o ya prefieren no hacértela.
Florencia Canale: Cada vez que lo he dicho, los hombres han batido las pestañas como diciendo que envidian tu libertad. Es notable. Pero la libertad uno la elige, la construye, y la alimenta. Ha sido mucho trabajo, es mucho trabajo, y a veces doloroso. A algunos hombres les parecerá muy raro y a otros les parecerá interesante. Tampoco me importa la opinión de los hombres. Ni me interesa la de otras mujeres. Yo voy detrás de lo que a mí me gusta, me interesa y me hace bien. Trato de retirarme de los sitios, de las personas y de las situaciones que me lastiman y me generan dolor o incomodidad.
Valeria Schapira: Yo debo tener una personalidad muy fuerte, porque nunca he escuchado que un hombre me diga algo con respecto a mis decisiones de vida. Siempre son como preguntas de, ¿pero vos hiciste? Por ejemplo, con respecto a mi carrera, “¿pero vos eso lo hiciste sola?” Como desconfiando, a ver con cuántos tipos te acostaste para conseguir las cosas. Esa desconfianza implícita al ver que el otro vive distinto: “Esta mina debe ser rara, si está por cumplir 50 años y no tiene pibes, y vive sola”. Otra cosa que me da mucha gracia es, “¿será que le gustan las mujeres?” No es mi elección, pero conozco mujeres gays que han tenido niños. O sea, quiero decir, el amor toma millones de formas. Pero siempre está esta mirada desconfiada, como si el que es distinto tiene algún problemita.
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