El legado más desconocido de Sarmiento: su amor por los animales

A 209 años de su nacimiento, un repaso por la faceta menos transitada del ex presidente argentino: de las leyes de proteccionismo animal y la prohibición la vuelta de las corridas de toros, hasta su amor por el loro que tuvo como mascota

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Domigo F. Sarmiento.
Domigo F. Sarmiento.

¡Si pudiera inventar una sociedad de seguros para los caballos! Cada día ocurren veinte siniestros en la calle: un caballo con las patas al aire; los ojos hundidos por el dolor y la agonía bajo el peso de diez quintales del carro cargado que se apoya sobre sus pulmones. Un bárbaro dándole garrotazos en la cabeza y diez y veinte caníbales traídos por el espectáculo, silenciosos, gozándose en las peripecias de la tragedia en las calles de Buenos Aires”. Estas palabra de Domingo Faustino Sarmiento se reproducen en Páginas literarias, el libro que reúne sus prosas y pensamientos.

El hombre nacido el 15 de febrero de 1811 en la provincia de San Juan no tuvo pudor para revelar su encanto por los animales, especialmente las aves. En sus escritos —y hasta en algunas cartas que intercambiaba con sus allegados, según aseguran los estudiosos de su vida— contaba sobre un loro que vivía en su casa y al que le había enseñado a hablar. El ave vivió varios años junto a él, su hermana y su madre, y cuando envejeció, el ex presidente argentino sufrió porque la vida del animal se apagaba.

"El pobre se arrastraba por el suelo, impotente de trepar su percha, ni sostenerse en ella —escribió su nieto Augusto Belin Sarmiento sobre la desazón de su abuelo ante las imprudencias del tiempo en su amada ave— Lo contemplaba un día con lástima Don Domingo, cuando su hermana Rosario le dijo:

—Domingo, hay que matar a la Paraba (el nombre tucumano del loro)

¿Por qué motivo?— reclamó a su hermana.

¡Está muy viejo!

¡Entonces te mataremos a vos!— fue la réplica.

“Viva nuestro segundo padre”, reza el escrito en el dibujo “Ovación animal y vegetal” donde distintas especies agradecen a Domingo Sarmiento. (2/12/1883).
“Viva nuestro segundo padre”, reza el escrito en el dibujo “Ovación animal y vegetal” donde distintas especies agradecen a Domingo Sarmiento. (2/12/1883).

Querido y criticado, Domingo Faustino “tuvo un papel fundamental”en el proteccionismo, aseguró a Infobae la escritora e investigadora Silvia Urtich sobre su influencia en ese movimiento. Por su parte, la abogada especializada en Derecho Animal y fundadora de la Asociación Ánima, Ana María Aboglio, sostuvo que “impulsó una gran cantidad de medidas contra el maltrato y la crueldad, que hoy situaríamos como propias de la aceptación de un uso compasivo y un bienestarismo legal”.

Sarmiento organizó la primera y multitudinaria marcha a Plaza de Mayo en favor de los animales, reunió firmas (innovó, en este sentido) para mostrar la oposición social al intento de restablecer las corridas de toros y presidió durante 4 años la Sociedad Argentina Protectora de Animales (SAPA).

Sarmiento en el proteccionismo argentino

“Su papel fue fundamental por varios motivos: por sus ideas, que lo convierten en un pionero; por sus acciones, ya que decide llevar estas ideas a cabo y porque su destacada figura impregnó a la sociedad argentina en la tarea de proteger a los animales”, resumió a Urich, autora del libro “Los perritos bandidos. La ley de protección de animales” que recorre el proceso histórico de la sanción de la ley Sarmiento y la ley Perón, y se adentra en la historia del movimiento proteccionista iniciado tras el legado del hombre que murió por una insuficiencia cardíaca el 11 de septiembre de 1888 en Asunción del Paraguay.

Sarmiento convocó a manifestar contra la idea de realizar corridas de toros: "Siendo urgentísimo tomar medidas a fin de estorbar que especuladores sin sentimientos de humanidad nos den por espectáculos destripar caballos, atormentar toros quemando sus carnes como lo hacía la Inquisición con nuestros semejantes para darnos el placer, entre chorros de sangre y bramidos de dolor ", decía la convocatoria, entre otras cosas. La reunión era en Cuyo 533, su casa.
Sarmiento convocó a manifestar contra la idea de realizar corridas de toros: "Siendo urgentísimo tomar medidas a fin de estorbar que especuladores sin sentimientos de humanidad nos den por espectáculos destripar caballos, atormentar toros quemando sus carnes como lo hacía la Inquisición con nuestros semejantes para darnos el placer, entre chorros de sangre y bramidos de dolor ", decía la convocatoria, entre otras cosas. La reunión era en Cuyo 533, su casa.

Sobre su tarea pro animales, la autora asegura que la obra de Sarmiento no fue individual ya que actuó dentro de una asociación civil a la que promovió y alentó. “Era la sociedad la que se movilizaba: de hecho él no fue el creador de la Sociedad Argentina Protectora de los Animales (SAPA) sino un integrante más, convocado a participar una vez que la asociación ya estuvo en funcionamiento y con un destino incierto”, dice y amplía: “Sarmiento logró sacarla adelante organizándola como si fuera un pequeño país: se encargó de pensar cuáles eran los límites y las obligaciones de la SAPA, investigó qué tipo de legislación regía en Argentina y de qué modo se impulsarían las leyes que faltaban. Además, pensó en cómo se lograría el apoyo y la simpatía para que las ideas ‘civilizadoras’ —remarca— se difundieran e impregnaran a una sociedad que se modernizaba rápidamente. No dejó de pensar en cuáles serían los mecanismos para dar a conocer estas ideas”.

Esas ideas incluyeron, detalla Urich: el surgimiento de las primeras investigaciones sobre la situación social de los animales en el país y en el exterior, las identificación para los protectores, la promoción de caminatas de protesta y visibilización de la problemática, la junta de firmas, la publicación de artículos periodísticos y la presentación de reclamos y de proyectos legislativos con la idea de proteger a los animales.

Silvia Urich: “Sarmiento tenía conciencia de que el Estado no podía permanecer ajeno a temas como salud, educación, justicia, y los animales debían estar incluidos en estas preocupaciones”.

En ese contexto, la autora del primer libro sobre la historia del proteccionismo de animales en Argentina, revela que “Sarmiento tenía conciencia de que el Estado no podía permanecer ajeno a temas como la salud, la educación y la justicia; y los animales debían estar incluidos en estas preocupaciones. Este accionar con pocos antecedentes —tanto de fondo como en la forma de abordarlo— se puso en marcha durante la breve gestión de Sarmiento como presidente de la SAPA, entre 1881 y 1885”. Nota aparte: entre 1882 y 1884, compartió gestión con Bartolomé Mitre, otro mandatario nacional que integró la entidad. Esa alianza se produjo pese a la ríspida relación que ellos tenían y ese período se elaboraron y presentaron proyectos legislativos. Al cerrar su vice mandato, Mitre siguió ligado a la entidad y fue su representante en el exterior.

Continuando con la participación del escritor y docente argentino que fuera presidente argentino entre el 12 de octubre de 1868 y 11 de octubre de 1874, la investigadora de la historia del movimiento que ya cumplió un siglo en Argentina aseguró a Infobae que aunque la obra de Sarmiento fue conjunta “sin dudas su presencia fue la que contribuyó a forjar la tradición proteccionista en el país” ya que “durante el último cuarto del siglo XIX era un ex presidente de la Nación quien pretendía modificar la relación de los argentinos con los animales. Ese fue su gran aporte".

El otro fue abrir el camino que, tras un arduo recorrido junto a su primo, derivó en la primera norma legal en la defensa de los animales. Ignacio Albarracín tomó en su manos el destino del proyecto de ley que desembocó en la Ley Nº 2786 de Prohibición de Malos tratos a los Animales aprobada el 25 de julio de 1891. Domingo Faustino murió antes de ver ese gran deseo cumplido.

La fiesta de la Sociedad Sarmiento.
La fiesta de la Sociedad Sarmiento.

"A diferencia de otras acciones políticas del sanjuanino, el “padre del aula”, fundador de bibliotecas o protector de los animales tiene connotaciones positivas que se extienden hasta el presente: la ‘ley Sarmiento’ es casi un genérico para referirse a la protección de los animales”, sostiene y argumenta: “Creo que su presencia fue sumamente importante para que el pueblo transitara por diferentes caminos, con retrocesos y avances, por una tradición proteccionista, con pensamiento y prácticas particulares. No es casualidad que otro presidente de la Nación (Juan Domingo Perón) impulsara lo que pocos países tenían a mediados del siglo XX: una ley penal para proteger a los animales”.

Pese a esa visión protectora, Sarmiento asumió decisiones que hoy se ven contradictorias al amor que le profesaba a los animales: el 27 de junio de 1874, durante su presidencia, se sancionó la Ley 658 que significó la creación del Parque Tres de Febrero que preveía la inclusión de animales autóctonos y exóticos de distintas partes del mundo. Ese año dejó el mandato nacional y ganó la representación de San Juan en el Senado, entonces el flamante presidente Nicolás Avellaneda lo nombró titular de la Comisión de ese parque e inició la construcción del zoológico de Buenos Aires, inaugurado el 11 de noviembre de 1875.

Una década después, el propio Ignacio Albarracin cuestionaba algunas de las condiciones en que se encontraban los animales y pedía el cierre del predio de Palermo que se levantó en las tierras que pertenecieron a Juan Manuel de Rosas.

Para la abogada Ana María Aboglio, las decisiones de Sarmiento se debieron a que fue “heredero de algunas de las características de las personalidades típicas del humanismo renacentista, fue una figura clave en cuanto a la protección de los animales en la Argentina del siglo XIX que coincidió con la visión europeísta en boga, en la que el desarrollo económico industrial capitalista llevaba al protagonismo de las ciudades en desmedro de las formas feudales de la producción del campo, con su atraso y autoritarismo”, señala y agrega que “a diferencia con los intelectuales y políticos de la generación de Rivadavia, Sarmiento fue influido por pensadores historicistas y románticos que, si bien europeos, pregonaban la importancia de cada idiosincrasia, de cada circunstancia histórica particular. Y, en ese entendimiento, toda su acción (política, literaria, y hasta militar) se concentró en el estudio de la sociedad con miras a su radical transformación”.

Sarmiento pidió que los miembros de la SAPA fueran reconocidos por las autoridades policiales para que los auxiliaran ante un caso de maltrato animal, pero el jefe de la repartición no permitió que civiles ostentaran poder porque consideró el pedido contrario al “orden establecido”.
La moneda de la SAPA, uno de los recuerdos de la primera protectora de animales de Argentina.
La moneda de la SAPA, uno de los recuerdos de la primera protectora de animales de Argentina.

En la época del ex presidente, se instalaban social y políticamente las ideas de compasión y el trato humanitario hacia los animales —asegura Aboglio— y aparecían en Gran Bretaña las primeras leyes de protección a los animales contra el trato cruel, aunque sus motivaciones pasaban por cuidar la propiedad o el orden público, pero también rechazaban los espectáculos de tortura y matanza sanguinaria como las corridas de toros y peleas de animales. “Sarmiento impulsó una gran cantidad de medidas contra el maltrato y la crueldad que hoy situaríamos como propias de la aceptación de un uso compasivo y un bienestarismo legal, pero que él consideraba útiles para formar ciudadanos civilizados y de buena educación”.

Para la abolicionista, la posición ético política “le permitía a Sarmiento compatibilizar las medidas que tomaba para aliviar la sed y reducir el uso del látigo de los caballos de tiro con su deseo de trasladar a Buenos Aires el espíritu parisino que había conocido al visitar Francia: el hipódromo, el cuidado de sus queridas aves con la inauguración de un Jardín Zoológico acoplado al verdor botánico, al estilo de la Casa de Fieras y Jardín Botánico francés; y el horror ante la tortura de espectáculos como las corridas de toros con la concepción del animal como ‘ganado’, con cuya sangre se coloreó la cal que pintó la Casa de Gobierno (Casa Rosada) durante su presidencia”, manifiesta.

Finalmente, La abogada sostiene que “sobre esta base de análisis rechazo la asociación que algún académico ha hecho entre el lenguaje de civilización y barbarie que corría por entonces con Sarmiento, Mitre, Onelli … y el de la actual lucha para reemplazar la tracción a sangre equina, en el sentido de una supuesta impronta contra la 'barbarie’ popular”.

La ley Sarmiento

El 25 de julio de 1891, fue sancionada y el 3 de agosto quedó promulgada la Ley Nacional de Protección de los Animales, bajo el número 2786, que pasó a la posteridad como “Ley Sarmiento”. En resumen: declaró actos punibles los malos tratamientos ejercitados con los animales y proponía multa a las personas que los ejerciten o, en su defecto arresto.

Además, incluyó en todo el país que las autoridades policiales debían prestar ayuda a la Sociedad Argentina Protectora de los Animales para hacer cumplir las leyes, reglamentos y ordenanzas dictadas o que se dicten en protección de los animales y que a éstas les competía el juicio y aplicación de las penas.

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