A partir del pedido de la fiscal Verónica Zamboni, quien determinó la excarcelación de dos de los diez rugbiers detenidos en la Unidad N° 6 de Dolores; finalmente Alejo Milanesi y Juan Guarino fueron liberados.
En un escrito de 250 páginas al que accedió Infobae, Zamboni argumentó que existen elementos de convicción suficientes para considerar que Lucas Pertossi, Luciano Pertossi, Enzo Comelli, Máximo Thomsen, Blas Cinalli, Ciro Pertossi, Matías Franco Benicelli y Ayrton Michael Viollaz son responsables de los hechos objeto de investigación.
Sin embargo, en el caso de Milanesi y Guarino, a pesar de que está probado que se encontraban en Villa Gesell y junto con el resto del grupo esa noche, no se encontraron hasta el momento elementos suficientes para ubicarlos en el lugar del hecho. Milanesi no fue señalado en ninguna rueda de reconocimiento y Guarino mantuvo una actitud distante.
Mientras los jóvenes salían por la puerta del Penal; desde su domicilio en el barrio de Recoleta, los padres de Fernando Báez Sosa recibían la noticia a través de un vecino. En diálogo con un grupo de periodistas, Silvino Báez Sosa hizo su descargo.
“Fue duro, pero sabíamos que podía llegar a pasar”, arrancó el hombre. La que no tomó para nada bien la noticia fue su esposa, Graciela Sosa. “Volvió temblando. Es muy difícil. Tratamos de estar de pie para luchar por Fernando”, acotó Silvino visiblemente dolido.
Acerca del famoso pacto de silencio de los rugbiers, el papá de Fernando Báez sostuvo que no podía hablar de ellos porque no los conoce. Sobre los mensajes del grupo de WhatsApp de los rugbiers mientras Fernando agonizaba, el hombre opinó que los jóvenes sabían lo que hacían.
“Ellos pegaron a matar. Lo marcaron a mi hijo y lo asesinaron cruelmente”, expuso y además agregó que tanto él como su mujer, Graciela, se mantiene alejados de los medios. “No prendemos la tele ni la radio. Lo de la excarcelación me lo enteré por amigo de un vecino”, dijo.
También contó que los abogados del equipo de Fernando Burlando le ofrecieron mirar los videos de la golpiza y la celebración posterior de los rugbiers, pero que ni él ni Graciela quisieron verlos. “Ellos son asesinos crueles y traicioneros: parece que disfrutaban de pegarle a mi hijo”, agregó acerca de las piñas y las patadas que le dieron a Fernando en la puerta del boliche Le Brique en Villa Gesell, la madrugada del 18 de enero.
“Para mí los diez son culpables”, sostuvo hacia el final de la nota. “Si yo pudiera hacer Justicia por mano propia estaríamos en una jungla”, cerró y dijo que los padres de los rugbiers no se habían comunicado con él: “No creo que los atendería”.
Quien si volvió a comunicarse con los Báez Sosa fue el Papa Francisco y les dejó un mensaje en el contestador. “Decía que me mandaba un saludo fuerte y que nos iba a volver a llamar”, concluyó Silvino.
Días atrás, el matrimonio recibió un llamado del sumo Pontífice. “La verdad que no lo esperábamos. Yo por lo general me levanto tarde porque la noche suelo tomar una pastilla para que se me pase más rápido esta tristeza. El día se me hace largo y la noche también”, contó Graciela. “Más o menos a las 11 suena el teléfono de mi marido y atiende él, salía medio entrecortado. Ahí le dijo que era el Papa”.
Otra marcha por Fernando
El próximo martes 18 de febrero a las 18 hs, fecha en que se cumple un mes del asesinato de Fernando Báez Sosa, sus familiares, compañeros del Colegio Marianista y amigos convocaron a una marcha en el Congreso. “Por Fernando y por todas las víctimas de violencia”, dice el flyer.
La movilización, que en un principio iba a hacerse en el Obelisco, cambió de locación a pedido de sus padres Silvino Báez y Graciela Sosa, quiénes no quisieron entorpecerle la vuelta a casa al gente cortando los carriles del Metrobus.
No es la primera vez que los Báez Sosa reclaman justicia por su hijo. El pasado 23 de enero encabezaron junto a Julieta Rossi, la novia de Fernando, una sentada pacífica en la puerta de su domicilio en el barrio de Recoleta. En el inicio de la concentración se rezó un Padre Nuestro en voz alta y luego, en forma inmediata, se pidió “Justicia” y “Perpetua” para los asesinos. Hubo velas blancas y carteles con el rostro del joven asesinado a patadas en la puerta del boliche Le Brique de Villa Gesell.
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