Incendios descontrolados en Australia, el enero más caluroso del que se tenga registro, o las temperaturas récord en la Antártida son algunas de las señales que los científicos y expertos atribuyen a la crisis climática planetaria. Para intentar morigerarla es necesario compromiso y acción política, especialmente de los países desarrollados. Después de la cumbre contra el cambio climático en Madrid que dejó un sabor amargo y tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el primer ministro británico, Boris Johnson, lanzó la nueva convocatoria que será en Glasgow en noviembre, con un encuentro previo en Roma, e intentó dejar claro que el Brexit no pondrá en juego los compromisos del Acuerdo de París.
“La celebración de la COP26 es una importante oportunidad para que el Reino Unido y las naciones de todo el mundo den un paso adelante en la lucha contra el cambio climático”, dijo Johnson. “Al tiempo que estableceremos a lo largo de este año nuestros planes para alcanzar nuestro ambicioso objetivo de neutralidad carbono para 2050, instaremos a otros a que se unan a nosotros”, agregó.
El país ya había previsto poner fin a la circulación de autos impulsados con nafta y gasoil para 2040, pero ahora esta prohibición se adelanta cinco años e incluye los vehículos híbridos.
Acompañado por el primer ministro italiano Giuseppe Conte y el célebre documentalista y naturalista británico David Attenborough, Johnson llamó a sus homólogos internacionales a hacer mayores esfuerzos en la lucha contra el cambio climático mediante la inversión en tecnología más limpia y esfuerzos para proteger los hábitats naturales. Sin embargo, él mismo fue acusado de falta de ambición por la ex presidenta de la COP26, Claire Perry O’Neill, quien fue repentinamente destituida la semana pasada.
Entre las ONG, las críticas no tardaron en llegar: la presidenta de The Climate Group, Helen Clarskon, afirmó que esta transición podría hacerse “antes” y Greenpeace pidió “actos” además de “buenas intenciones”. Para los activistas de Extinction Rebellion, que se manifestaron cerca del lugar donde Johnson pronunció su discurso, “la COP26 está programada para ser un fracaso”.
¿Por qué 2020 es un año crucial en cuanto a la lucha contra el cambio climático?
En 2019, el Informe sobre la Brechas de Emisiones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente advirtió que el mundo debe reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero 7,6% cada año entre 2020 y 2030, o el mundo perderá la oportunidad de limitar el calentamiento global en 1,5°C, como lo establece el objetivo más ambicioso del Acuerdo de París.
En 2020, los países deben renovar sus compromisos registrados bajo el Acuerdo de París y presentar medidas climáticas más ambiciosas. Los compromisos actuales son insuficientes, pues de cumplirse, el mundo se dirigirá a un aumento de temperatura de 3,2°C. En ese contexto, las naciones del G20 generan casi 80% de todas las emisiones, pero 15 miembros del grupo aún no tienen un cronograma para alcanzar la neutralidad de emisiones.
"En América Latina urge inventar nuestra agenda climática de nosotros para nosotros. Nunca ganaremos la agenda de la sustentabilidad si no ganamos la agenda de la dignidad. Una necesita la otra. Es peligroso pensar que dado el altísimo grado de descontento social, lo climático deba esperar. Al contrario: es la hora de definir algo que podemos llamar un ‘contrato social verde’: una gran agenda social en un marco de economía verde y resiliente. La nueva agenda climática debe partir, no de la tecnología como tal, sino del compromiso de poner primero a la gente y a los ecosistemas más vulnerables. Este es el año en que no sólo nos toca conectar lo social y lo ambiental sino la agenda climática y la de biodiversidad. Con tanto en juego, debemos vernos como la región donde podría nacer un nuevo modelo para vivir mejor en esta década”, explicó a Infobae Mónica Araya, de Costa Rica Limpia.
La experiencia de Chile, el año pasado, que debía ser sede de la reunión multilateral y debió ceder el lugar a Madrid por las masivas manifestaciones sociales, dejó a América Latina con pocas oportunidades para mostrar las múltiples voces de la acción climática, incluidos los jóvenes.
En términos geopolíticos es crucial el papel de Europa. Antes de París, en 2015, fue el eje EEUU-China el que generó el gran paso. Esta vez, con los Estados Unidos casi fuera del Acuerdo de París con el presidente Donald Trump, la esperanza es que la Unión Europea, responsable del 10% de las emisiones mundiales, y China puedan actuar en concierto para elevar el nivel de ambición.
Para la experta colombiana de Mission 2020 y Transforma Isabel Cavelier la habilidad diplomática de quien presida la cumbre será fundamental: “La presidencia británica tiene que tener un plan preciso y ambicioso para lo que tiene que lograr en Glasgow y tiene que ser consciente de que la COP26 está más allá de las pequeñas batallas políticas. Las circunstancias son más difíciles incluso que en 2015. El reto es significativo y requiere más que de pequeños anuncios domésticos”.
Enrique Maurtua Konstantinidis, experto climático de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, también recuerda que el contexto internacional no es sencillo: las elecciones en los Estados Unidos, la presidencia de Arabia Saudita en el G20 y las posturas del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, no dejan de preocupar en el contexto de las negociaciones climáticas.
“Hay que orquestar una dinámica internacional que depende mucho de los compromisos que asumirán los países. Lo que quieren ver todos a nivel mundial son nuevas metas climáticas y lo que tiene que trabajar el Reino Unido para este año es liderar con el ejemplo y aprovechar para generar las condiciones, especialmente entre economías emergentes y las más grandes, una ola de contribuciones mejoradas. Si consigue que antes de la cumbre se presenten o haya una ola de anuncios, esto puede generar otro tipo de condiciones. Un punto central ahí es el financiamiento, si hay una ausencia de esos compromisos no van a prosperar”, indicó.
El Acuerdo de París y los compromisos de los países
-Este año los países deben renovar su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés). Los NDC se establecieron en el Acuerdo de París y son un conjunto de medidas tomadas individualmente por cada país firmante del pacto para “mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 ºC con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 ºC”, indica el Artículo 2 del acuerdo. Los compromisos de las naciones se ponen al día cada cinco años. Glasgow será el lugar donde se verán los remozados NDCs.
-El informe realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente indica que es necesario triplicar la envergadura de las NDC de los países si quieren mantenerse por debajo de los 2 °C; para alcanzar el objetivo de 1,5 °C, las contribuciones tendrán que ser cinco veces más ambiciosas.
"Nuestro fracaso colectivo para actuar de manera temprana y dura contra el cambio climático significa que ahora debemos realizar recortes profundos a las emisiones, más del 7 por ciento cada año, si lo desglosamos de manera uniforme durante la próxima década”, advirtió en noviembre del año pasado la directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen.
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