El cura argentino que misiona en Mozambique y la conmovedora historia de una joven que solo soñaba estudiar

El Padre Juan Gabriel Arias vive en África desde hace 6 años. La semana pasada despidió en el aeropuerto a Rafita, hija de su empleada doméstica, quien voló hacia Buenos Aires. Con ayuda del Papa Francisco, y gracias a un programa de intercambios universitarios del que ya participaron otros 4 jóvenes, ella cursará una licenciatura en la UCA. “Si yo no les doy esta oportunidad no se las da nadie”, asegura el sacerdote

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El 28 de enero pasado, Juan Gabriel Arias despidió a Rafita en el Aeropuerto de Mozambique junto a su mamá, Vilma Soto, y un tío de la joven (@P_JuanGabriel).
El 28 de enero pasado, Juan Gabriel Arias despidió a Rafita en el Aeropuerto de Mozambique junto a su mamá, Vilma Soto, y un tío de la joven (@P_JuanGabriel).

Los 9486 kilómetros que separan Argentina de Mozambique no son un impedimento para recibir noticias del Padre Juan Gabriel Arias (51). También conocido como “el cura hincha de Racing” (lleva tatuada en su brazo derecho una imagen de Jesús junto al escudo de la Academia), el sacerdote llegó al país africano en el año 2000 como parte de una misión católica.

Después de ir y venir, al menos una vez al año, en 2014 se instaló de manera definitiva allí, más precisamente en la misión San Benedicto de Mangundze, una pequeña localidad ubicada a 240 kilómetros de Maputo, la capital del país y a 35 kilómetros de Xai-Xai, capital de la provincia de Gaza.

Es mi lugar en el mundo”, asegura el hombre que, poco tiempo después, pintó de celeste y blanco (los colores de su club, pero también de la Virgen), la iglesia de la pequeña población de Mozambique donde es párroco desde hace seis años.

Fanático de Racing, el cura Juan Gabriel Arias pintó de celeste y blanco (los colores de su club, pero también de la Virgen), la iglesia de la pequeña localidad de Mozambique donde es párroco desde hace seis años.
Fanático de Racing, el cura Juan Gabriel Arias pintó de celeste y blanco (los colores de su club, pero también de la Virgen), la iglesia de la pequeña localidad de Mozambique donde es párroco desde hace seis años.

Sus días en Mozambique, cuenta a Infobae, arrancan a las 6 y terminan pasadas las 23 hs. “La parroquia donde estoy reúne 45 comunidades, la más lejana a 90 kilómetros. Me muevo en una 4x4 que me donó el Papa Francisco en 2013 porque acá no hay asfalto: todo es tierra, selva y arena”, detalla Juan cuya rutina, además, incluye dar misas, enseñar catequesis, visitar enfermos, asistir a entierros y hacer trabajo social.

“Hace 25 años que un cura no vivía acá”, reflexiona sobre su presencia en San Benedicto de Mangundze, la cual inspiró a varios jóvenes encomendar su vida a Dios. “Yo los fui acompañando en el proceso. Muchos de estos chicos son huérfanos y, como sacerdote, uno termina reemplazando a las figuras familiares que están ausentes. Para algunos ocupo el lugar de padre y yo los siento un poco como mis hijos. Durante mi infancia yo también sufrí la falta de un papá y proyecté la imagen paterna en otras personas. Entonces, de alguna manera, sé cómo acompañarlos”, dice Juan.

La presencia de Juan Gabriel Arias en San Benedicto de Mangundze inspiró a varios jóvenes encomendar su vida a Dios. “Yo los fui acompañando en el proceso", dice sobre cuatro jóvenes que ingresaron al seminario (@P_JuanGabriel).
La presencia de Juan Gabriel Arias en San Benedicto de Mangundze inspiró a varios jóvenes encomendar su vida a Dios. “Yo los fui acompañando en el proceso", dice sobre cuatro jóvenes que ingresaron al seminario (@P_JuanGabriel).

En Mozambique, un país de 30 millones de habitantes, la pobreza es extrema y la expectativa de vida cada vez más baja. “La mortandad infantil es muy común. El promedio de vida es entre 48 y 52 años, según distintas estadísticas. Por eso, cuando me ven a mí, jugando al fútbol con 51 años, hay muchas personas que no pueden creerlo. Para ellos alguien de 60 es un viejo”, explica el cura hincha de Racing que, a pesar de su apretada agenda, procura hacerse un hueco para “un picadito” una vez a la semana.

Frente a este marco, el Padre Arias puso en marcha diversos proyectos sociales. Uno de ellos, hasta ahora desconocido, se trata de un programa de intercambios universitarios con la Universidad Católica Argentina (UCA), donde él cursó un Bachiller en Teología y una licenciatura en Teología Dogmática de la que aún debe la tesis.

A pesar de su apretada agenda, el cura fanático de la Academia procura hacerse un hueco para “un picadito” una vez a la semana.
A pesar de su apretada agenda, el cura fanático de la Academia procura hacerse un hueco para “un picadito” una vez a la semana.

Fue el 28 de enero pasado. Juan Gabriel conmovió a sus seguidores en las redes sociales con una historia. “Hoy fue un día muy especial. A la mañana, llevé al aeropuerto a Rafita, que va a estudiar Ciencias Políticas a Argentina, becada por la Universidad Católica Argentina (UCA)”, contó.

Rafita, como la llaman todos, en realidad es Mercilavia Rafael Mandlate y tiene 19 años. “Es hija Vilma Soto, la mujer que limpia, cocina y lava ropa en casa desde hace 15 años. La conozco desde que tenía cinco. Siempre fue una chica muy, sencilla, tímida y estudiosa”, resume el cura acerca de la joven que se crió sin papá (porque falleció en un accidente de auto) y sin padrastro. “El segundo esposo de Vilma, y padre de las dos hermanas de Rafita, falleció por una enfermedad pulmonar ocasionada por trabajar en las minas en Sudáfrica”, cuenta Juan a este medio.

Vilma Soto, la mamá de Rafita, y Juan Gabriel Arias en Mozambique, días después de la partida de la joven. "Vilma cocina espectacular. Desde que me radiqué acá, aprendió a preparar un montón de comidas argentinas. La quiero mucho", dice Juan sobre su empleada desde hace más de 15 años (Foto / Gentileza de JGA).
Vilma Soto, la mamá de Rafita, y Juan Gabriel Arias en Mozambique, días después de la partida de la joven. "Vilma cocina espectacular. Desde que me radiqué acá, aprendió a preparar un montón de comidas argentinas. La quiero mucho", dice Juan sobre su empleada desde hace más de 15 años (Foto / Gentileza de JGA).

–¿Cuándo surgió la idea los intercambios universitarios?

–Es una posibilidad que se abrió a partir del programa UCA Internacional. Rafita es la quinta persona de Mozambique que envío a estudiar a la Argentina, becada por la universidad. El primero egresó el año pasado. Otro terminó de cursar a fin de año y, actualmente, hay otros dos que están cursando.

–¿Qué dijo la mamá de Rafita?

–Vilma está feliz. Tanto para ella como para Rafita esta oportunidad es un sueño hecho realidad.

Además de hacer la selección, Juan Gabriel Arias se ocupó de buscar una familia que pueda alojar a los chicos que van de intercambio. Recién llegada a la Argentina, Rafita cenó milanesas con la familia que la va a hospedar estos años mientras curse su licenciatura en Ciencias Políticas (Foto / Gentileza de JGA).
Además de hacer la selección, Juan Gabriel Arias se ocupó de buscar una familia que pueda alojar a los chicos que van de intercambio. Recién llegada a la Argentina, Rafita cenó milanesas con la familia que la va a hospedar estos años mientras curse su licenciatura en Ciencias Políticas (Foto / Gentileza de JGA).

–¿Cómo es el proceso de selección de los alumnos que vienen a estudiar Argentina?

–Los elijo yo. Lo primero que hago es hablar con el director de la escuela, porque el principal requisito es que hayan sido buenos alumnos. Después, me ocupo de buscar un familia que pueda alojarlos: me gusta que estén con familias que yo conozco porque tienen que acompañarlos con los estudios como si fueran un hijo más. En el caso de Rafita, ella ahora está con un matrimonio que tiene 5 hijos y con el que trabajé en los grupos juveniles de la Parroquia. Además del apoyo de la UCA, todo esto es posible gracias a que el Papa Francisco me ayuda a costear los pasajes y el visado de los chicos que viajan.

–En varias notas hiciste referencia a las falencias del sistema educativo en Mozambique generadas, principalmente, por la falta de recursos. ¿Hay universidades allá?

–Sí, del Estado y privadas. El problema es que hay muchos candidatos y pocas vacantes. En la provincia de Gaza, que es donde vivo, había 7500 postulantes para 2500 lugares. Hubo 5000 personas que se quedaron sin poder estudiar. Por otro lado, los institutos privados son costosos y el nivel de enseñanza es bajo. Entonces, la posibilidad de formarse afuera ofrece excelencia. Después, la persona vuelve con un título y puede conseguir trabajo.

–¿Vuelven?

–Los que se fueron, volvieron. Los intercambios son una forma de darles a estos chicos la posibilidad de tener una educación mejor. No soy partidario de la meritocracia. Vemos tanta gente en puestos importantes que no está capacitada y, sin embargo, está ahí. Si yo no les doy esta oportunidad no se las da nadie.

* Para colaborar con la misión del padre Juan Gabriel Arias: Banco de Galicia, Juan Gabriel Arias, CUIL 20-20205589-4, Caja de Ahorro 4011775-7 128-1, CBU 00701286-30004011775712.

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