En 2007 fue la primera vez que Luciana Lago (38) denunció por violencia a Marcos Gastón Alonso (35), por entonces su novio. Ella tenía 26 años, recién se había recibido de politóloga y trabajaba en un local de celulares en Mar del Plata. Él era un oficial de la Policía Bonaerense y, si bien durante el año que llevaban de convivencia ya había mostrado rasgos violentos, esta vez fue distinto. Todo se originó por un programa de televisión que hablaba sobre chicas trans. Como al hombre no le gustaba esa temática, le exigió a los gritos a su pareja que cambiara de canal. Luciana se negó y se desató la violencia.
Gritos, insultos y piñas a una puerta hasta romperla. El ataque de furia de Alonso fue incontrolable. “Le dije que se calmara. Era la primera vez que veía algo así y cuando me quise ir, me dijo que si me iba, me vaciaba el cargador, así, sin mayores palabras”, contó en diálogo con Infobae. Al otro día se fue a la casa de sus padres y le hizo una escena en la que le pidió que volviera. Días después pasó algo que les cambiaría la vida para siempre: la joven le dijo que estaba embarazada. “Se puso contento creí que con la llegada del bebé todo iba a cambiar, pero no fue así”, acotó. Él le propuso casamiento y nuevamente volvieron a convivir.
"Un día fuimos a la casa de mis viejos, él se puso como loco cuando mi mamá le sugirió que hiciera terapia. Se puso muy agresivo y lo tuve que echar de la casa”, continuó. No le quedó otra que escapar -dijo- aunque según denuncia, ocurrió un episodio que la llenó de miedo. "Me fui a Santa Teresita después de lo que pasó con mis viejos, embarazada y con una amiga en el micro. Le fui contando el episodio. En el medio Alonso salió de atrás. Estaba escondido en el micro escuchando todo. Recién se bajó pasando Mar Chiquita porque yo lo obligué. Lo tuve que echar literalmente del micro. No sé cómo se enteró que me iba”. La mujer teme algo inquietante: “Estoy segura que a través de sus contactos dentro de la fuerza y los recursos que tiene pudo enterarse de todos los pasos que daba y que aún doy. Es más, creo que hasta mis teléfonos están intervenidos”. Angustiada, decidió recurrir a la comisaría de la Mujer de Mar del Plata a finales de 2007 y denunciarlo.
El embarazo fue dramático. Lago decidió pasarlo lejos del padre de su hijo en Santa Teresita rodeada de amigos porque sabía que en Mar del Plata no iba a poder estar con él. Cinco meses del período de gestación los pasó allí. En el medio, hablaba con Alonso pero todo ese tiempo -asegura- “fue un calvario” porque "le decía que ponía su sueldo a disposición, que le daba algo para el bebé, aunque después la amenazaba con que se lo iba a sacar”. “Me psicopateó todo el tiempo. Realmente la pasé muy mal”, remarcó la mujer.
Entre el sexto y el séptimo mes de embarazo, ya en el año 2008, de alguna manera Luciana creyó en la voluntad de cambio que le expresaba Alonso a partir de la inminente llegada del bebé. Decidió volver a Mar del Plata con él pero nuevamente las cosas no salieron como lo imaginaba. En ese tiempo -asegura la mujer- “los maltratos físicos y psicológicos fueron creciendo”. Lago recuerda que “la violencia ejercida por el hombre no paraba” pero siguieron juntos por los siguientes dos años.
En el medio, nació su hijo A. (hoy de 11 años) y decidieron mudarse a la localidad de Coronel Vidal, a 65 kilómetros de Mar del Plata. Se trata del lugar de donde es oriundo Alonso y donde vive toda su familia. Pero allí padeció un infierno. “Me golpeaba y me amenazaba", cuenta. Se habían trasladado a esa ciudad porque el policía le dijo que tenía un terreno familiar en el cual podrían construir su casa. “El sueño de una familia que siempre había tenido estaba más cerca. Era lo que quería”, agregó.
Al principio alquilaron una vivienda pero según relató, “la convivencia con los familiares de su pareja fue insostenible”. “Mis suegros me trataban mal. Me acusaban de mala madre y él se ponía de su lado. Entre todos me psicopatearon y yo estaba sola. No tenía a nadie. En el medio hasta perdí la lactancia. El informe médico mostró que por el estrés y los episodios de violencia verbal mi cuerpo reaccionó de esa manera. Sólo pude amamantarlo a mi hijo al principio y así pasaron dos años”, relató Luciana, quien no dudó en decir que con el correr de los meses las agresiones se fueron haciendo más frecuentes: “Marcos nos agredía física y psicológicamente. De hecho violentó a mi hijo en una oportunidad y le pegó en un restaurante. A veces se lo llevaba durante el día sin avisar. Desde que era un bebé A. ya empezó a defenderme”.
Con 8.000 dólares que le dio su familia, la mujer aportó para que la casa se construyera en el terreno familiar de Alonso. De a poco fueron estableciendo el hogar pero “los maltratos eran cosa de todos los días”, recordó. En un comienzo los episodios “eran de violencia verbal y no física”. Según denuncia, “la insultaba de todas las maneras que podía”. Le decía “puta, travesti, que no servía para nada”. Al respecto, señaló haber sufrido al menos tres hechos de violencia física: “uno en el que le quiso pegar al hijo, otro que le pegó en la cabeza y otro que le golpeó una pierna”.
A. cumplió un año y al poco tiempo se casaron. Era diciembre de 2010. En una de las nuevas promesas de cambio, Lago otra vez creyó que podría cambiar. Pero otra vez se llevó una decepción. "Me casé con él pensando que iba a cambiar. Yo siempre tuve la autoestima baja”, reconoció aunque advirtió que “él se puso más agresivo después de que se casaron”. En ese sentido continuó: “Me tenía apartada de todo porque pasé a ser de su pertenencia. No sabía qué hacer. Quería escapar pero no me dejaba porque se la pasaba todo el día en la casa. Me controlaba todo el tiempo”.
Su historia estremece. Estuvo cuatro días planificando su huida de Coronel Vidal hasta que el 28 de diciembre preparó sus cosas y escapó cuando Alonso no estaba porque había sido convocado para trabajar en el Operativo Sol (organizado por la Gobernación durante el verano). Esta vez no lo dudó e hizo una presentación civil en la Municipalidad del Partido de Mar Chiquita para contar todo.
Después se fue con su padre y su abuela en un pequeño auto en el que la vinieron a buscar. Apenas pudo llevarse algunas pertenencias que entraron en el vehículo y desde entonces nunca más estuvo con él. “Cuando veníamos por la ruta hacia Mar del Plata me llamó y otra vez comenzó a agredirme, a insultarme. Yo ahí lo corté el teléfono", reveló.
La guerra de las denuncias, un vínculo familiar roto y el deseo de recuperar lo perdido
Lejos estaba de terminar su calvario. De acuerdo con la denuncia de Lago, “a partir de ahí comenzó una serie de hostigamientos y persecuciones de todo tipo" por parte de Alonso. “Hubo llamados, seguimientos e incluso denuncias ante la justicia contra mí para poder acercarse a mi hijo y a mí”, añadió. Desde el momento que se separaron, iniciaron una batalla de tipo legal uno contra el otro.
Luciana asegura haber hecho en contra de su ex “más de 40 denuncias” por distintos temas: restricción de acercamiento, cuota alimentaria, amenazas, violencia familiar y hasta tuvo que concretar el trámite de divorcio por su cuenta porque “Alonso jamás se lo quiso dar”. La politóloga admite que hasta ahora la justicia no falló en contra de su ex pero para eso encontró una explicación: “Ninguna de las denuncias prosperó porque yo sé que él tiene contactos dentro de la justicia y usa la excusa de mi hijo para perseguirme. A. declaró tres veces ante Cámara Gesell. Desde que tiene tres años mi hijo está judicializado y dejó varias veces en claro que él no quiere estar con él. Pero los profesionales, jueces y fiscales que lo vieron nunca lo tuvieron en cuenta. En una oportunidad, ingenuamente, accedí a que mi ex cuñado se lo llevara durante un día para que estuviera con su padre y a la noche el nene volvió envuelto en una crisis nerviosa. Mi hijo fue maltratado por su papá”, sostuvo.
El listado de situaciones violentas que denunció la mujer es extremo. Dice que “su ex la persigue”, que “le hackeó el Facebook”, que “Alonso dispuso en alguna oportunidad patrulleros de la Policía para seguirla y hacerle escándalos en la escuela”, que “abusa de su autoridad”, que es “un psicópata” e incluso denunció que su ex suegro (ex miembro del cuerpo de bomberos Voluntarios de Coronel Vidal) “también le pegó en una oportunidad”.
“En todas las resoluciones de la justicia siempre perdí. Él logra de alguna manera parar las causas. Mi denuncia también es contra la violencia institucional, tanto de la policía como del Poder Judicial. Siempre sale bien librado. Me arruinó la existencia porque por él perdí todo. Me han amenazado en la calle en su nombre. Tiene mucha gente trabajando para él. Todo lo que digo está en la justicia”, sostuvo la mujer.
Los escollos judiciales, aseguró Luciana, fueron interminables en los últimos 13 años. “Hice denuncias en comisarías de la Mujer, en Coronel Vidal, en la Unidad Funcional de Composición Temprana de Conflictos Penales de Mar del Plata, a cargo de la fiscal Graciela Trill y la mayoría estuvieron en el Juzgado de Familia 1. Intervino la jueza subrogante (María) Merenngoni y la actual se llama Mariana Gabriela Villar”, señaló y dijo que esta última le admitió que su caso es de gravedad pero que “hasta ahora no actuó”.
“En todos los fallos siempre propendieron a la revinculación de A. con el papá, pero nunca tuvieron en cuenta todo lo que nos hizo. Alonso hoy está en pareja y tiene una hija. Quisieron que mi hijo tuviera un vínculo con ella (su media hermana) y él no quiere. La fiscal me pidió que llevara 25 testigos cuando recibí en una oportunidad amenazas de muerte en la puerta de mi casa. Ni siquiera para un caso de homicidio piden eso. Yo igual los conseguí; 25 testigos que dieron cuenta de la violencia que ejercía este tipo”, aseguró. En el medio logró que le dieran un botón antipánico pero por falta de recursos estatales, ya no lo tiene.
Las presentaciones penales no avanzaron. Según cuenta, algunas fueron archivadas y en otras lo sobreseyeron. Ella remarca que “los contactos que tiene Alonso lo favorecieron”. De igual forma, le dictaron una medida que le impedía acercarse, pero ahí fue cuando empezaron a hostigarla aún más. Participaron los familiares de él. Según contó Luciana, “a la hermana, a un tío y a un primo de él también les dictaron una perimetral”.
En el medio la relación con sus propios padres se destruyó completamente. Lago señaló que se pusieron de parte de Alonso y la dejaron completamente a la deriva y sin ningún apoyo económico. Recuerda puntualmente cuando gracias a las denuncias de sus padres - o progenitores, como prefiere llamarlos- la desalojaron en dos oportunidades de la viviendas propiedad de la familia.
Una jueza finalmente permitió que viviera un año en una de las propiedades pero la mamá de Luciana apeló y la Cámara le dio la razón. “Me quedé en la calle y viví en ocho lugares distintos gracias a la solidaridad de mucha gente. Gracias el gremio docente SUTEBA (se desempeña como docente en una escuela pública) tuve vivienda gratis en su hotel por 15 días. Pero estuve de un lado para el otro, mientras que Alonso vive de la mejor manera y en la casa que construimos los dos en Coronel Vidal con mi dinero″, lamentó la mujer, que lo denunció por “atribución de vivienda familiar”. Muchos de los expedientes, al sufrir los desalojos, se fueron perdiendo con el tiempo. “Son cientos y cientos de hojas a lo largo de estos años”, aseguró.
El policía tampoco se quedó atrás y elevó acciones judiciales contra la propia Luciana también en el juzgado de Familia 1. Exigió un régimen de visitas, la denunció también por amenazas y hasta hizo una denuncia por cuidado personal para A.
“Quiso sacarme la tutela de mi hijo en 2018. Pero eso está por caerse porque está enlazada con otra falsa denuncia que hizo contra mi persona. Revictimizaron a mi hijo. Querían que se fuera a vivir con la abuela materna. Mi nene tuvo que defenderse y dijo la verdad. Decía que yo le estaba dando mal ejemplo a mi hijo, que yo vendía droga y más cosas horribles. Le tomaron la denuncia y comenzó una investigación. Yo fui a La Plata con mi hijo durante un mes. Pedí ayuda de derechos humanos pero nadie me ayudó del Estado. Volví a una casa que me prestaban y, como estaba en condiciones precarias, pedí ayuda a mi progenitor para poder alquilar", resaltó.
Finalmente lo hizo a pesar de que él es dueño de varias propiedades. "No me importaba nada. Quería vivir bien y con el salario que tenía no me alcanzaba. Pasó un año y medio tuve que pedir una restricción contra mi padre también, que también empezó a pedir que mi hijo se revinculara con el papá, con Alonso”, contó.
Es por esto que a partir de ahora se puso el objetivo de recuperar lo que perdió luego de una larga batalla judicial que está por cumplir 13 años. En ese sentido, adelantó a Infobae que va a denunciar a sus padres y al ex por asociación ilícita por daños y perjuicios, violación a los derechos del niño y a los derechos humanos de las mujeres, bajo el patrocinio de la abogada Noelia Soledad Senci. “En todos estos años tuve muchos abogados pero tuve que ir cambiando porque no obtenía los resultados que esperaba”, dijo.
“Se quedaron con mi cosas dos veces. Primero cuando mi ex marido se quedó con la casa en Coronel Vidal y después sus padres que no me devolvieron las cosas que me pertenecen. Quiero que Alonso me dé la parte de la casa que me pertenece porque se construyó con un dinero que era mío”, agregó. Por lo pronto, logró que el hombre -quien hoy se desempeña como subcomisario en la dependencia de la localidad de Camet- le dé el 20% de sus ingresos como cuota alimentaria. Sin embargo, hace más de cuatro años que no ve a su hijo. “Igual es algo que no busco. Cuando dejó de verlo, sus notas en el colegio mejoraron y hoy es de los mejores alumnos”, aclaró.
“Tiene autos de alta gama, viven en una casa que también me pertenece y en la que montó un negocio. No me da ni la obra social de él que cubre la ortodoncia. No quiere darle esto a su propio hijo. Tengo que judicializar hasta eso. Es una vergüenza. Yo vivo de mi sueldo de docente y alquilo. A mi hijo no le falta nada pero después de tanto tiempo merecemos estar mejor. Y es por esto que uso los medios que tengo a mi alcance para dar a conocer la historia. Pero tengo al Estado en mi contra”, dijo.
El drama como motor para ayudar
Parte de la recuperación que muestra Luciana es que tomó su propio drama para ayudar a otras mujeres víctimas de la violencia de género y militar por diferentes causas feministas. Es la creadora Aucanas Mujeres, una cooperativa que ayuda a mujeres a armar planes de emergencia para cuando se sienten vulneradas. Asimismo, hace parte del colectivo Furia Feminista en Mar del Plata y tiene una página de Facebook donde recibe el apoyo de cientos de personas contra los embates que viene sufriendo a nivel judicial por parte de su ex. “Luciana no estás sola”, es el nombre.
Respuesta de la Policía Bonaerense
Fuentes de la fuerza de seguridad dijeron a Infobae que tienen registro de cinco denuncias contra el subcomisario Alonso, todas radicadas en la Comisaría de la Mujer de Mar del Plata.
Asimismo reconocieron desde Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad de la Provincia que hay actuaciones del año 2017 y que se hicieron bajo la anterior administración. En ese sentido, aseguraron a este medio que el nuevo auditor ordenó que “se pongan en contacto de oficio con la denunciante”.
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