Exclusivo: las impactantes fotos inéditas del líder del robo del siglo, en el túnel y encapuchado, el día que asaltaron el banco

Estuvieron ocultas más de 14 años. La increíble vida de Fernando Araujo, que pasó de idear el asalto más emblemático de la historia criminal argentina a ser artífice de la película más vista en lo que va del 2020

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Una de las fotos inéditas de Fernando Araujo en el túnel por el que escaparon del Banco Río con 19 millones de dólares. La tomaron -no se sabe quién- el día del asalto: 13 de enero de 2006 (Infobae)
Una de las fotos inéditas de Fernando Araujo en el túnel por el que escaparon del Banco Río con 19 millones de dólares. La tomaron -no se sabe quién- el día del asalto: 13 de enero de 2006 (Infobae)

La foto podría ser un cuadro. Aparecen un túnel semicircular, un hombre con pasamontañas, lentes negros, y brazos extendidos en cruz. Lo rodea una atmósfera extraña, como sin tiempo ni lugar.

Ese hombre enmascarado, que desde el mundo subterráneo llegó a lo más alto, creativo, y riesgoso que se propuso en el plano de lo ilegal y prohibido.

Ese hombre es Fernando Araujo, el ideólogo y líder del robo del siglo al banco Río de Acassuso, cometido el 13 de enero de 2006.

Esa es una de las fotos que integran esta nota y fueron obtenidas en exclusiva por Infobae. El documento es una revelación inesperada. Las imágenes estuvieron ocultas 14 años y fueron registradas el día del robo.

Con ese hecho, considerado entre los mejores cuatro asaltos del mundo, Araujo -de clase alta, sin antecedentes- demostró lo que parecía imposible: que para planear y ejecutar un gran robo no es imprescindible haber sido ladrón.

Fernando Araujo, el líder y cerebro del robo del siglo al banco Río de Acassuso, donde se llevaron una cifra estimada en 19 millones de dólares, durante la filmación de la película "El robo del siglo" (Fuente: produccion El robo del siglo)
Fernando Araujo, el líder y cerebro del robo del siglo al banco Río de Acassuso, donde se llevaron una cifra estimada en 19 millones de dólares, durante la filmación de la película "El robo del siglo" (Fuente: produccion El robo del siglo)

Culto, con calle, amante de la ópera, Araujo es artista plástico y entrenador de artes marciales. Es probable que en la historia criminal argentina no exista un caso como el suyo. Y lejos de quedar atrapado en el delito, para muchos hombres una especie de sustancia que puede tonificar como destruir, no reincidió.

Y fue por otro plan. Es uno de los artífices de la película El robo del Siglo, protagonizada por Guillermo Francella (interpreta a Luis Mario Vitette Sellanes) y Diego Peretti en el rol de Araujo. En el cine, aunque desde el lado decente, Araujo apostó como parte de la producción y la escritura del guion que dirigió Ariel Winograd.

La película hasta ahora tiene tanto éxito como el robo del siglo: en 13 días fue vista por un millón de personas y tuvo el mejor arranque de la historia del cine argentino de ficción.

El enigma de las fotos

Estas fotografías inéditas y sorprendentes son un nuevo descubrimiento en una historia que, al parecer, oculta otros secretos. Dos de ellos: los dos ladrones que nunca fueron identificados y el destino del botín estimado en 19 millones de dólares.

Araujo aparece posando con pasamontañas y lentes negros, una mochila, una gorra, un handy y una campera especial en la que guardaba los elementos clave para el robo.

Luis Mario Vitette Sellanes, Fernando Araujo, Sebastián García Bolster, Rubén Alberto de la Torre y Julián Zalloechevarría, miembros de la banda que asaltó al Banco Río de Acassuso en el 2006.
Luis Mario Vitette Sellanes, Fernando Araujo, Sebastián García Bolster, Rubén Alberto de la Torre y Julián Zalloechevarría, miembros de la banda que asaltó al Banco Río de Acassuso en el 2006.

El autor de esta nota había accedido en 2014 a las tres fotos. No se publicaron en aquel entonces por motivos judiciales. La fuente que ofreció el material al mismo tiempo rompió un pacto cuyos detalles se desconocen. ¿Por qué el líder se dejó sacar la foto? Cuando lo hizo podría haber sido una prueba incriminante que lo situaba en el lugar del hecho. “Ninguno de nosotros buscó cancherear o burlarse de la policía. Había algo de alivio, más allá de haber cometido un ilícito, porque nadie, ni clientes, empleados ni policías, salió lastimado y nos llevamos la plata. Fernando estaba emocionado, era su misión cumplida. No una provocación. Capaz que fue como llevarse un souvenir o una foto para recordar un paisaje. Él pasaba horas en ese túnel”, cuenta Rubén Alberto de la Torre, ex compañero de Araujo y ex miembro de la superbanda que robaba blindados. Es el hombre con peluca que entró primero en el banco vestido con un delantal y un estetoscopio de médico.

El detalle del atuendo de Araujo en las imágenes confirma que fueron registradas el día del golpe. Así estaba vestido cuando entró con sus cinco compañeros a la sucursal de Acassuso. Alrededor de las fotos hay interrogantes no resueltos: ¿qué otro miembro de la banda la sacó? ¿hay otras fotografías en ese túnel? ¿Fue antes de entrar en el banco o en la huida?

La misma fuente que dio las fotos admitió que Araujo las había puesto bajo custodia de una persona de confianza, hasta las resguardaba como si fuera un botín. Para el líder, ese túnel semicircular fue su segunda casa durante meses. Lo vio transformarse como una escultura. Conocía sus sonidos, desde la caída de una piedra hasta el pulso del agua. Y hasta llegó a alimentar a una rata que veía siempre cuando trabajaban para llegar al Banco.

El día de la foto tuvo un clima especial para el líder: era el final de su sueño delictivo y era la última vez que iba a estar ahí. Uno, evidentemente, hasta puede encariñarse inclusive de los túneles malolientes.

Otro detalle que puede contarse: quien dio las fotos a Infobae no tiene ni tuvo ningún encono con Araujo. Al contrario: lo admiraba y quería contar la historia del robo, aunque no era escritor ni periodista. Había reunido materiales valiosos, como fotos, dibujos de planos, croquis y charlas con los ladrones del siglo. No era un desconocido: era amigo de uno de los asaltantes.

"Este robo tiene que conocerse en el mundo. Y Araujo tiene que ser reconocido como el artífice. Lo conocí y es un estratega que arriesga a fondo”, decía la fuente hace años. Al principio del caso, Araujo era uno de los más desconocidos del grupo, ni se sabía que había sido el cerebro del golpe.

Sin embargo, los ladrones del siglo comenzaron a poner distancia con el hombre que obtuvo, no se sabe cómo, las fotos del líder. Uno de los motivos es que era intenso y llegó a un límite cuando les pidió a algunos de ellos un dólar autografiado, preferentemente los que se mancharon durante la huida por el desagüe del túnel.

El día anterior al asalto, el líder preparó los últimos detalles y repasó la lista con cada paso del plan y las cosas que debía llevar. Se  probó varias gorras, se puso un chaleco con bolsillos y la peluca rubia que iba a usar (Peretti recrea el mismo look en la película)
El día anterior al asalto, el líder preparó los últimos detalles y repasó la lista con cada paso del plan y las cosas que debía llevar. Se probó varias gorras, se puso un chaleco con bolsillos y la peluca rubia que iba a usar (Peretti recrea el mismo look en la película)

Un miembro de la banda dijo conocer al que rescató esas fotos -vaya a saber con qué intención- del olvido. “No me voy a meter. Parece que la prensa nos quiere peleados. No puedo hablar de temas de otro y menos si ese otro es Fernando, que no dio casi ninguna nota y mucho menos por algo así”, dijo el ex rufián, que pidió no ser mencionado.

Vitette, el llamado Hombre del traje gris que fue la voz y la cara de la banda, el hábil negociador que logró engañar a los hombres del Grupo Halcón, fue tajante: “No quiero opinar”.

Quien sí habló es Rubén Alberto de la Torre.

-¿Usted vio las fotos en las que aparece Araujo en el túnel el día del robo?

-Solo el que vive una experiencia como la que vivimos nosotros entiende que en ese momento la adrenalina, el peligro amenazante, la sensación increíble de que todo había salido perfecto pero aún no estábamos a salvo, te deja turulato.

-No respondió la pregunta.

-Quiero decir que el día del robo cada uno estaba en su mambo. Algunos tensionados, otros relajados.

-¿Quién le sacó la foto a Araujo?

-¿Es un interrogatorio policial?

-No, la idea es reconstruir ese momento. Contar la historia detrás del hallazgo.

-¿Él qué dijo?

-No quiso hablar.

-Si él no quiere hablar, se terminó. Es como si él hablara de mis cosas. Estamos cansados del chusmerío y la polémica. No somos vedettes del teatro de revistas. Además quién te dice que hay más fotos de otros de los muchachos. Pero pasaron muchos años. Me olvidé de muchas cosas.

Los croquis que hizo Fernando Araujo cuando planificó el robo
Los croquis que hizo Fernando Araujo cuando planificó el robo

El día anterior al asalto, el líder preparó los últimos detalles y repasó la lista con cada paso del plan y las cosas que debía llevar. Se probó varias gorras, se puso un chaleco con bolsillos y la peluca rubia que iba a usar (Peretti recrea el mismo look en la película).

El 13 de enero de 2006, se levantó a las seis de la mañana, se dio una ducha, se cambió y se puso un chaleco de pesca con varios bolsillos. De repente dijo:

–Uh, casi me olvido.

Fue hacia el escritorio y desplegó una cartulina blanca. Comenzó a escribir una frase con una regla pantográfica:

–“En barrio de…” –susurraba mientras escribía. –Mmm, a ver...”y no amores”.

Luego enrolló la cartulina y la guardó en uno de los bolsillos del chaleco. Fue a la mesada donde estaban desplegadas todas las cosas que tendría que llevar. Chequeó todo una vez mas:

Cinta scotch, Handy con frecuencia policial, Handy con frecuencia encriptada para comunicación con los suyos, pegamento, herramientas básicas, un pequeño estuche con primeros auxilios, duplicado de llave de la combi, dos gafas de sol, documentos en una bolsita ziplock, linterna de mano, guantes quirúrgicos, pasamontañas, bolsa con pelos, un bidón con cinco litros de cloro, réplica de arma, réplica de granada.

La cartulina que dejó pegada en el Banco con la frase que escribió   con una regla pantográfica
La cartulina que dejó pegada en el Banco con la frase que escribió con una regla pantográfica

A partir de la novedad de sus fotos misteriosas, Infobae intentó hablar con él, pero se excusó a través de un amigo. “Dijo que son libres de publicar lo que quieran, que el robo fue un caso juzgado que tomó conocimiento público. No tiene que autorizar nada. Y no tiene cosas para aportar al tema”.

Araujo siempre fue reacio a las entrevistas. Es más, sus compañeros del asalto revelaron que había sido el ideólogo y líder. Él jamás dijo nada, se mantuvo en silencio. De hecho, hasta ahora ni siquiera salió a hablar de la película. “Si uno habla de sí mismo, de lo que hizo, es como jactarse, presumir. Y si bien lo del banco lo pensé desde un concepto artístico, está claro que fue un delito y no soy apologista. Por otro lado, dar entrevistas una y otra vez termina por anular lo que se dice, que se vuelve fotocopia gastada y alimenta el ego”, escribió Araujo en su diario donde volcaba sus dibujos, pensamientos, frases.

“Es muy reservado pero tampoco se esconde. Lo último que se sabe de Araujo es que tuvo o tiene un romance con una de las actrices del filme”, dijo una persona que lo conoció en el rodaje de la película.

Pintar un robo

Antes del robo y de la película, Araujo pasaba los días y las noches fumando marihuana en su atelier, donde pintaba y pensaba hacer algo que trascendiera la normalidad y rompiera las reglas.

Una noche de lluvia, bajo el agua, sintió que algo lo atravesaba definitivamente: una idea poderosa, que crecía adentro suyo. Y fue su plan de cometer el mejor robo a un banco, que fuera distinto a todos los cometidos en el mundo. Sin armas reales, con un sentido “espiritual” aunque admitiendo que era un delito y haciéndose cargo de que debían llevarse millones de dólares. Hacer creer que todo ocurría con la toma de rehenes del primer piso y la planta baja y en realidad lo esencial pasaba en el subsuelo.

Araujo es artista plástico y entrenador de artes marciales. Planeó el robo y nunca más reincidió. Se considera una persona espiritual
Araujo es artista plástico y entrenador de artes marciales. Planeó el robo y nunca más reincidió. Se considera una persona espiritual

“El sensei, como lo llaman, más que planear, inventó una forma única e irrepetible de robar un banco. Fumaba marihuana y para él el tiempo se ralentizaba. Entrar en el túnel para él era alucinatorio, tener otra percepción”, dice uno de sus amigos.

Después del asalto, Araujo tuvo otra epifanía que irrumpió en él, irreversible: planeó llevar la historia real al cine.

Planeó la película con la intensidad y el método del robo del siglo. Ocurrieron situaciones similares entre ambos proyectos (buenas y malas, acaso no salgan nunca a la luz), y al principio no muchos confiaban en él. No intentó repetir el asalto. Copiarse a sí mismo. Redobló la apuesta. Escribió, se sumergió en el cine, sin los límites de lo ilegal, y experimentó sensaciones nuevas, aunque algunas le resonaban al robo.

Desde que su pensamiento salió a la luz en el libro Sin armas ni rencores, Araujo comenzó a ser una especie de personaje de culto y venerado. El hombre que fue asaltante por única vez y desapareció con sus cómplices, mientras 300 policías rodeaban el banco, después de dejar un poema en la bóveda: “En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es sólo plata y no amores”, lo que dejó atónitos a los oficiales de elite que iban dispuestos a un enfrentamiento armado porque creían que los delincuentes seguían en el banco, sin escapatoria, desesperados.

Las cámaras de seguridad lo muestran a Araujo dentro del banco
Las cámaras de seguridad lo muestran a Araujo dentro del banco

Araujo no pertenece al hampa. No le gustan las etiquetas. Se considera “una persona espiritual”. A sus compañeros les recalcó, en la planificación, que había que reducir el daño hasta el punto cero. Por eso llevaron réplicas de armas. No querían emplear violencia. “Todo lo que uno hace, para bien o para mal, termina por volver”, les decía el líder.

Estaba seguro que los damnificados iban a recuperar el dinero de las cajas de seguridad y que algo luminoso -aun tratándose de un delito- iba a surgir si se hacían las cosas desde ese lado.

En su película El robo del siglo, donde es el guionista, vemos un relato que no glorifica a los ladrones. Hasta el negociador del Grupo Halcón, Miguel Ángel Sileo, que perdió la “batalla” con Luis Mario Vitette Sellanes, fue aplaudido de pie en un cine. Y de hecho, una función a sala llena, en Miami, fue a total beneficio del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.

Su filosofía es la del “equilibro natural”. Así la explicó en uno de sus escritos:

“En un momento de mi vida entendí que debía calcular los hechos no solamente por ser fácticamente posibles, sino que si no estaban acompañados de un equilibrio moral, en algún momento se derrumbarían y se vendrían en contra. Era como si al equilibrio moral lo abasteciera de una garantía hacia el éxito. Consideraba que robar tenía que ser como lanzar un misil, tenía que ir al lugar justo. Pero como todo misil, tiene efectos secundarios. Para él, ahí estaba lo importante, lo fundamental, la clave del éxito”.

“Mientras más pensemos en los efectos secundarios, mientras más los disminuyamos, mientras con más empatía los calculemos, el equilibrio natural que viene después, menos nos afectará”.

Araujo vivió esa etapa de su vida a través de un imaginario túnel del tiempo. Del túnel del Banco pasó al túnel de la breve clandestinidad, cuando se ocultó con una bolsa de dormir en las alturas de San Juan. Y del túnel de la cárcel pasó por otro túnel largo del que ya salió (Infobae)
Araujo vivió esa etapa de su vida a través de un imaginario túnel del tiempo. Del túnel del Banco pasó al túnel de la breve clandestinidad, cuando se ocultó con una bolsa de dormir en las alturas de San Juan. Y del túnel de la cárcel pasó por otro túnel largo del que ya salió (Infobae)

Araujo pensaba que si uno en la vida comete una inconducta, un acto inmoral, indefectiblemente se genera un desequilibrio. El equilibrio natural, luego, con el paso del tiempo, se encargaría de equilibrarlo, cobrándote esa deuda.

“Como una regla de tres simple: grandes inconductas, grandes equilibrios naturales", repetía.

Pero lo más importante para él era saber de qué estaba hecho ese equilibrio natural. ¿Cuál era el motor que lo comprendía y lo disparaba?, se preguntaba. Su respuesta era: la ética.

Su histórica obra delictiva salió tal cual la había planeado. Reducir el dolor, el peligro, los daños, no causar heridas ni cicatrices. Su situación judicial, está convencido él, le dio la razón: al principio fue condenado a 14 años de prisión, pero la Sala de Casación se la redujo a 9. Pero estuvo en prisión solo un año y medio.

Casi siempre vivió esa etapa través de un imaginario túnel del tiempo. Del túnel del Banco pasó al túnel de la breve clandestinidad, cuando se ocultó con una bolsa de dormir en las alturas de San Juan. Y del túnel de la cárcel pasó por otro túnel largo del que ya salió.

Es como si la sucesión de túneles que atravesó, especies de cuarta dimensión, lo hubiesen unido a sus dos creaciones: un viaje del robo del siglo hacia la que hasta ahora es la película del año.

¿Tendrá un próximo plan?

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