En tiempos de conquistas feministas Batia Nemirovsky quiere sumar una más: aspira a convertirse en la primera mujer en presidir la AMIA en los 125 años que tiene esa institución.
Profesora de hebreo y judaísmo, graduada del Instituto Superior de Estudios Religiosos Judaicos y de la Escuela Superior de Ciencias Judaicas y de Educación, encabeza la lista Somos AMIA y está dispuesta a dar pelea en las elecciones internas del 5 de abril donde competirá contra la lista oficialista BUR (Bloque Unido Religioso) y Una AMIA.
Su accionar se centrará en el sostenimiento de la red educativa judía formal y no formal, la asistencia en programas de acción social a familias carenciadas y adultos mayores que no cuentan con grupos de contención y en la inversión en proyectos de inclusión adolescente y de jóvenes en las organizaciones de la comunidad. Además, buscará “lograr consensos amplios y representativos sin descalificar ni excluir a quienes piensan diferente la vida política o religiosa”.
Ligada profesionalmente a la transmisión del judaísmo desde hace 55 años, Nemirovsky se desempeñó en todos los niveles educativos de las escuelas de la Red Escolar Judía de la Argentina y fue formadora de docentes.
Desde diciembre del 2001, se desempeña como Directora General del Consejo Central de Educación Judía de la República Argentina y del Departamento de Educación de AMIA, cargo al que accedió por concurso.
Bata tiene 70 años y vive en el barrio porteño de Belgrano. Está casada, tiene 2 hijos y 2 nietos, y una misión por cumplir: construir una comunidad unida, sólida y pujante.
-¿Qué cambió para que hoy AMIA tenga una candidata mujer?
-Cambió el mundo. El tiempo fue generando a nivel mundial un cambio en el lugar y los roles que asume la mujer. Tal vez tardíamente llega este cambio a la comunidad judía argentina. Hay una agrupación, Somos AMIA, que entendió que además de hablar del cambio de la tensión entre la tradición y la continuidad era necesario también poner en acto esta transformación y empezaron a preguntarse sobre el rol de las mujeres. Y tomaron la decisión de convocar a una candidata a presidenta.
-¿Qué avales tuvo para convertirte en la candidata de Somos Amia?
-Desde los 15 años tuve actividad comunitaria, tanto profesional como voluntaria, muy ligada a la red de escuelas, al movimiento conservador y a la primera institución creada por Marshall Mayer en Argentina. De ahí no paré y me dediqué a trabajar en distintos espacios que son representativos de lo que sintetiza al judaísmo y donde el sionismo -como la expresión nacional del pueblo judío- tiene un lugar preponderante y donde los conceptos de verdad, justicia y derechos humanos no son solo enunciaciones.
-Se presentan como “la agrupación sionista que tiene como principal objetivo lograr una comunidad unida”. ¿Qué factores inciden en que no lo esté?
-El judaísmo nunca fue monolítico. Siempre hubo distintas posturas. Las épocas más fructíferas del pueblo judío han sido aquellas donde, a pesar de las diferencias, había la posibilidad de juntarse en una mesa para lograr consensos. Esos fue lo que pasó en la época de oro en España, por ejemplo, donde a pesar que no todos pensaban lo mismo se desató un estallido cultural muy importante. Debería recurrir a un chistecito donde un judío naufraga, llega a una isla y quiere construir una sinagoga. Pero construye dos y cuando le pregunta por qué construyó dos responde: “Porque con el de enfrente estoy pelado”. Estas diferencias que existieron siempre dentro del pueblo judío en cuanto a concepciones de vida son las que han llevado a algunas agrupaciones a plantearse como poseedoras de verdades. Elegí estar en Somos AMIA porque hay una mesa de personas pertenecientes al judaísmo que no se consideran dueños de la verdad sino buscadores de la verdad. Una mesa que construye consensos y está abierta a todo aquel que desee acercarse, más allá de cuál sea su adhesión a las corrientes del judaísmo.
-En esta búsqueda de consenso y unidad ¿cómo siente que la comunidad recibió su candidatura?
-Mi candidatura fue anunciada el viernes. No dejo de asombrarme y emocionarme por las respuestas que estoy recibiendo y también en las redes sociales de la asociación.
-¿Hay alguna objeción que pueda hacerle a la actual dirigencia de AMIA?
-Trabajé con la actual dirigencia de AMIA hasta mediados de 2017. Fui la directora del Departamento de Educación de AMIA y si bien en lo personal represento a una corriente del judaísmo, que es el conservadurismo fundador por Marshall Meyer en la Argentina, yo he tenido libertad de acción y he logrado desplegar proyectos que tienen muchos que ver con los ejes donde se asienta el trabajo de lo que es mi concepción.
-Una de las propuestas de SOMOS AMIA es fortalecer la Secretaría de la Mujer. ¿De qué manera creen que pueden lograrlo?
-Queremos tener un enfoque de género transversal en todas las áreas de la institución recuperando de las fuentes mismas del judaísmo la enorme influencia que las mujeres han tenido a lo largo de la historia. Para dar un ejemplo, el éxodo de Egipto es posible por la acción de mujeres. La hija del Faraón recoge a Moisés de las aguas, las 12 parteras no arrojan a los bebés varones al agua y se oponen al dictado del Faraón, la hermana de Moisés logra que la propia madre de Moisés lo amamante y logra acompañar al pueblo en los momentos más duros como cuando faltó el agua. El rol de la mujer fue distorsionado por el apego, en algunas época, a los distintos lugares en los que los judíos vivieron.
-Con respecto al rol de las mujeres ¿hay paridad de género en los cargos directivos de AMIA?
-En este momento no. Pero en los roles profesionales está más repartido, aunque no en paridad de género. En AMIA nunca ha habido una directora ejecutiva. Pero es interesante decir que ahora sí hay una directora de socios. Las otras áreas tienen fundamentalmente varones, salvo las más sensibles, como la de programas sociales, que tiene una mujer.
-¿Vio el documental de Alberto Nisman?¿Qué le pareció?
-Si. Es la obra de alguien que se dedica a documentar y como todo documental siempre tiene el sesgo de quién lo está haciendo. En lo personal me parece que se le dio espacio a muchas voces y faltaron otras.
-¿Cómo se imagina la relación con el nuevo presidente Alberto Fernández si finalmente llega a dirigir la AMIA?
-Tendrá la relación que siempre he tenido con todas las autoridades, sean del signo que fueran. En mi rol en AMIA representaba a la Red de Escuelas Judías en los espacios nacionales y distintas circunscripciones sin importarme el signo político de cada uno. Siempre mi relación ha sido muy buena porque ha sido entablada en función de los objetivos. En ese sentido creo que el presidente de AMIA, que es un mutual, representa socios y tiene que mantener con el Gobierno nacional buenas relaciones. Lo que cual no significa no seguir reclamando al Gobierno de turno aquellas cuestiones que la AMIA debe reclamar vinculadas a la justicia, la verdad y encontrar a los culpables del atentado.
-Expectativas para las elecciones del 5 de abril…¿cree que podrá hacer historia?
-No sé si la historia va a ser que haya una presidenta mujer. Pero creo que la historia va a mostrar que la decisión de Somos AMIA de convocar a alguien idóneo que trabajó dentro de la comunidad durante 54 años, fue muy inteligente. Me han contado que mucha gente no iba a votar ahora va a ir. Que muchas mujeres que no estaban involucradas se van a involucrar. Eso ya es muy bueno para la comunidad, sea quien sea el presidente. Eso va a generar mayor representación en la asamblea ya que la AMIA se maneja con un sistema parlamentario: hay una comisión directiva pero también hay una asamblea de representantes. Estoy segura que en esa asamblea de representantes van a cambiar mucho las proporciones.
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