Habló la novia de Fernando Báez Sosa: “Queremos Justicia, no venganza”

A diez días del asesinato de su pareja, Julieta Rossi señaló que "pedir que a los diez rugbiers les peguen adentro de la cárcel sería igual de inhumano que lo que le hicieron a Fer”

El jueves 23 de enero, Julieta Rossi encabezó la sentada pacífica para pedir Justicia por el asesinato de su novio, Fernando Báez Sosa. Rodeada de familiares, amigos, compañeros del Colegio Marianista y vecinos que se solidarizaron con la causa, la joven se sentó sobre la Avenida Pueyrredón al 1800, donde permaneció varias horas.

A pesar del calor sofocante que hacía aquella tarde, Julieta no quiso sacarse el abrigo: la campera deportiva, de color rojo y blanco, era de Fernando. Unos días antes, la joven se había expresado a través de su cuenta de Twitter, donde escribió un mensaje para su novio. “Fer mi amor, feliz mes. Voy a contar por los dos para siempre”, escribió.

Después de unos días de silencio, Julieta volvió a aparecer. Lo hizo en el programa Crónicas de la tarde (eltrece) y sostuvo su pedido de “Justicia”. “Últimamente vi mucha gente violenta: en las redes sociales o en la televisión que pedían que a los diez rugbiers les pegaran o cosas que violaran adentro de la cárcel. Pedir que les hagan eso es igual de inhumano que lo que le hicieron a Fer. No creo que esa sea la solución. Queremos ‘Justicia’, no venganza”, sostuvo en diálogo con la periodista Mónica Gutiérrez.

Consultada acerca de cómo se siente, Julieta aseguró que está muy contenida y acompañada por su familia y sus amigos. También contó que sigue empapelando la ciudad con los carteles que llevan el rostro de Fernando y que piden ″Justicia". “Ayer fuimos por la Avenida Corrientes, Recoleta, Flores, Caballito... es lo mínimo que puedo hacer. Si me tengo que quedar sentada en mi casa me muero", sostuvo.

Sobre Silvino Báez y Graciela Sosa, los padres de Fernando, Julieta contó que están destrozados. “Fer era su único hijo, al que esperaban todas las noches con la comida. Ahora ya no está: no hay nadie que entre por esa puerta excepto ellos dos. Yo los llamo todos los días para ver cómo están”, dijo.

En su relato Julieta además expuso que va todos los días al Cementerio “a ver a Fer” y le lleva flores. “Todos lo conocíamos a él y sabíamos la buena persona que era. Lo que viví no le puede pasar a otra persona, no se lo deseo a nadie. Fer tenía mucho por delante”, dijo con la voz semi quebrada. Luego reflexionó acerca de la violencia social. “Las personas tienen que tomar conciencia. Fue animal lo que le hicieron”, concluyó.

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