Ayer por la tarde, vecinos y familiares de Fernando Báez Sosa, el joven que fue asesinado por los rugbiers de Zárate en Villa Gesell, se juntaron en el barrio porteño de Recoleta, frente al edificio en el que la víctima vivía junto a sus padres, para reclamarle a la Justicia una condena ejemplar para los diez imputados por el homicidio ocurrido el sábado pasado en la madrugada. Al mismo tiempo, la ONG en la cual colaboraba Fernando publicó un conmovedor video que se replicó en las redes sociales.
Seres vs. Teneres es el nombre de asociación ubicada en la localidad de Marcos Paz, conformada por “miembros y voluntarios comprometidos con la transformación social”, tal como expresa su descripción en Facebook. Allí, en un compilado de poco más de un minuto, recordaron al joven de 18 años en acción, mientras colaboraba para la construcción de un espacio para la ONG. “Estuviste presente en más de una oportunidad en nuestra sede y en escuelas de Marcos Paz. Trabajando codo a codo con tus amigos, bajo el sol, con calor. Elegiste el trabajo solidario, el servicio, en lugar de la comodidad y el descanso”, escribieron sobre las imágenes.
“Estarás siempre presente en nuestro espacio porque fuiste parte de su construcción. Porque ese espacio, ese lugar, fue testigo de tu esfuerzo, de tus valores, de tu sonrisa y tu alegría”, en referencia al sitio en el que actualmente se llevan a cabo las acciones de la ONG.
“No hay consuelo. Que el abrazo de todo el equipo, eternamente agradecido, de Seres vs. Teneres, llegue a vos, a tus padres y amigos”, finalizó el video, que fue compartido en más de 8.500 oportunidades y visto 225.000 veces, sólo en la página de la asociación.
Desde anoche, el hashtag #JusticiaPorFernandoBaez comenzó a ser tendencia en Twitter. A los carteles que pegó su novia Julieta Rossi, sobre la Avenida Pueyrredón al 1800, donde vivía el joven asesinado junto a sus padres, comenzó a viralizarse un flyer que convocaba a una “Marcha del silencio”. En el barrio aseguraron que fue algo espontáneo.
“Somos los que intentamos frenar las patadas que le dieron a Fer. ¡44 millones de Argentinos!”, rezaba un cartel pegado bajo el 1879 de Avenida Pueyrredón, donde hasta unos días vivía Báez Sosa. Otro cartel, un poco más grande y en letras mayúsculas, advertía: “Fernando puede ser tu hijo. Hoy todos somos el papá de Fernando. Justicia real”. Más abajo decía “Lugano”. No se sabe quién lo pegó, pero quien haya sido no es el único que llegó desde lejos.
T., amigo de Fernando, presenció el inicio de un ataque que comenzó dentro del boliche. En su declaración, la cual fue incorporada en el expediente por homicidio agravado a cargo de la UFI Nº6 de Villa Gesell, aseguró que vio “a dos chicos alterados que nos incitaban a la pelea, intento calmar todo y recibo golpes de puño". "Che, no sirve pelear, nos van a echar a todos”, gritó T. Uno de los que lo atacaba, a quien no identificó, le dijo: “El problema no es con vos, es con tu amigo, me voy a quedar esperando”. T. no supo por quién se lo decían, si era por Fernando, o por otro amigo más. La frase no es en vano: la premeditación es uno de los agravantes que empeora la acusación contra los acusados de Zárate,
Poco después, supo que Fernando había sido echado del boliche. Salió a la calle y lo vio. Báez Sosa no pudo especificarle por qué fue la discusión, cree que se ocasionó simplemente porque el lugar estaba lleno, porque los empujones eran inevitables. Fernando tenía “la camisa rota”, afirmó en su testimonial, le preguntó a su amigo qué había pasado, le habló del ataque por parte de este grupo de desconocidos. Entonces, fueron golpeados a traición.
“Estábamos hablando cuando aparecen por detrás un grupo de sujetos”, relató. Fernando fue el primero en caer. “Lo empujaron y lo patearon en el piso, yo traté de defenderlo”, declaró. Entonces, el amigo cayó: “Me pegan patadas por todo el cuerpo, principalmente en la cabeza, creo que al menos tres personas me pegaron a mí".
Luego, se reincorporó: “Cuando logro levantarme veo a algunos amigos golpeados, a Fernando ensangrentado, con la cara golpeada e inconsciente. Una chica que estaba en el lugar comenzó a hacerle RCP a Fernando. Al menos vi ocho pibes pegándonos”.
Entonces, uno de los rugbiers advirtió, según afirmó T. bajo la advertencia de la pena por falso testimonio: “A ver si nos volvés a pegar, negro de mierda”. En la causa no surge que Fernando le haya pegado a ninguno de los rugbiers.
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