El segundo mes de gobierno de Axel Kicillof al frente de la provincia de Buenos Aires llegó con el anuncio de la ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual, Estela Díaz, que en un desayuno informó que trabajan en la elaboración de una guía de lenguaje inclusivo para la administración pública. La funcionaria explicó que buscan visibilizar “que cuando se habla en masculino no están incluidas todas las personas". Al mismo tiempo, señaló que “hay personas con discapacidad, pueblos originarios, toda una diversidad etaria, cultural y de identidades de género en la provincia”, y que todas ellas “tienen que estar mencionadas e incorporadas y deben sentir que cuando se toman disposiciones de políticas pública a ellas se las incluye”.
Para hacerlo, indicó, “hay una gran cantidad de opciones: se puede sustituir el masculino por el impersonal, la x o la e, no está definido”. También expresó que luego de trabajar en esa guía se verá si Kicillof la implementa a través de un decreto o cada ministerio tomará sus propias decisiones.
Por supuesto, el anuncio no pasó desapercibido. Karina Galperin, licenciada en Letras y profesora de las universidades de Buenos Aires, Harvard y Di Tella, señala: “No sabemos de qué están hablando, ni qué están considerando, ni a qué se refieren cuando hablan de lenguaje inclusivo. Porque dentro de lo que llamamos ‘lenguaje inclusivo’, al menos como yo lo veo, hay cuatro variantes. La recomendada en un montón de organismos y gobiernos del mundo es la de preferir algún tipo de reemplazo para el masculino genérico. También están la x, la arroba y la e. Y ahí ya estamos hablando de un abanico enorme de posibilidades. Llaman ‘lenguaje inclusivo’ también a lo que tenga que ver con diferencias étnicas y a diferencias etarias, que es algo completamente ajeno a lo que se entiende por ‘lenguaje inclusivo’, que está referido exclusivamente a género. Me parece un poco impreciso decir que se está considerando la implementación de ‘el’ lenguaje inclusivo. Lo que se está discutiendo, parece, es la de ‘un’ lenguaje un poco más inclusivo, que no sabemos cuál es".
Para ella, “hay varias aristas. Supongamos que se trate de una variante de lenguaje inclusivo más fuerte que la de preferir términos que permitan eludir el masculino genérico. Algo como la x, la arroba o la e. Yo personalmente no estaría de acuerdo, en principio, en que se implementara en el lenguaje oficial, porque considero que todavía ninguna de esas opciones se singularizó como la de mayor circulación o uso, ni ninguna de ellas tiene un uso de la dimensión que yo consideraría adecuada para incluirla en documentación oficial”.
La solución, para la licenciada, es que “el Gobierno, en vez de decretarlo, habilitara públicamente –que es más que no decir nada, pero menos que decretar– que los funcionarios que lo prefieran usen alguna variante de lenguaje inclusivo para las comunicaciones dentro del Gobierno. Eso me parecería bien”.
En la opinión de Santiago Kalinowski, lingüista y director del Departamento de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas, que desarrolla sus actividades en la Academia Argentina de Letras –y aclara que su opinión es a título personal–, “el peligro que existe cuando está involucrada la administración estatal es que la ciudadanía lea en eso algún tipo de obligatoriedad. Eso no es adecuado. Por otro lado, la cuestión del lenguaje inclusivo, que es profunda y está presente en distintos países y distintas lenguas, de una manera u otra termina capturada por la división partidaria, lo que tampoco es deseable. La discusión tiene que ver con identidad de género, con la lucha de los feminismos y el ordenamiento social de la especie, y es esperable que quienes tomen esa bandera desde la política hagan uso del lenguaje inclusivo como una manera de expresar la discusión profunda. Pero la inclusión no es un tema partidario, de la grieta.
Acerca de la posibilidad de que esta medida se haga a través de un decreto, el experto señaló: “Es una cuestión burocrática. Hay que evaluar en qué lugares va a aparecer, y todavía no lo sabemos, porque la noticia fue muy escueta. Aparentemente estará en resoluciones y boletines oficiales, un tipo de lugares que la gran ciudadanía no lee, porque se vuelca a una comunicación de medios. Hay una diferencia entre poner el peso simbólico que tiene esto en comunicaciones oficiales, y otra para la ciudadanía en general. A mí me hubiera gustado, en todo caso, que la noticia viniera con el componente de aclarar que esta decisión, a la que tiene derecho cualquier gobierno, no implica la imposición a otras personas, ni la obligatoriedad de su uso, incluso dentro del mismo espacio. Lo inclusivo expresa una posición política, pero es incompatible con la convivencia democrática imponérsela a alguien".
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