Virginia tiene 17 años y había llegado a Villa Gesell el 16 de enero junto a su familia. Allí también se encontraban veraneando unos amigos, con quienes acordó ir a bailar el sábado pasado a Le Brique. Era la primera vez que asistía a ese boliche y temía que no la dejaran pasar por ser menor de edad. Pero pasó igual y se encontró con que el lugar estaba completamente colapsado de público. Ante esta situación, decidió irse minutos antes de la 5 de la mañana, que fue el horario en que ocurrió el crimen de Fernando Báez Sosa. Sin querer, se convirtió en una testigo privilegiada de la pelea y en la persona que le hizo RCP a la víctima para intentar salvarle la vida.
“Salí del boliche a las 4:50 de la mañana porque había mucha gente y no se podía respirar ni caminar. Cuando salgo veo que hay unos chicos en la esquina y otro grupo muy grande que estaba peleando en la puerta. No sé el motivo, ni cuándo comenzó la pelea. Pero sí cómo continuó”, relató la adolescente mientras recordaba que “hubo patadas, piñas y chicos tirados en el cordón de la vereda”.
Virginia contó que cuando se acercó la policía, el grupo de agresores salió corriendo y no volvió a aparecer. “Veo que hay gente alrededor del cuerpo de un chico y me cruzo a ver qué había pasado. Estaba Fernando de costado con el torso desnudo y sin las zapatillas, que se las habían sacado los amigos. Estaban todos sacándose las remeras para poder taparlo por el frío que hacía”, recordó.
Mientras sus amigos intentaban socorrerlo, se cruzaron dos personas que estaban en el bar de enfrente para brindarle asistencia. Lo pusieron boca arriba y empezaron a sacarle la ropa, con la que sus amigos lo habían tapado. Otro chico que pasaba por ahí se detuvo y pidió a todos los que estaban mirando si alguno podía ayudarlo a practicarle RCP a Fernando.
“Sin pensarlo ni un segundo, impulsivamente me tiré encima de él y empecé a turnarme con ese chico. Tratamos durante media hora de reanimarlo junto a otro policía que seguía mis instrucciones. Nunca paramos de hacerle RPC hasta que llegó la ambulancia. Dos le hacíamos las compresiones y otro le sostenía la cabeza, que estaba muy lastimada”, recordó Virginia al ser entrevistada por TN. Pero Fernando en ningún momento reaccionó: ni a las voces ni a los movimientos.
Mientras, la gente que pasaba por ahí filmaba con sus celulares o preguntaba qué era lo que había pasado. “La policía les pidió a todos que se fueran a la esquina bajo la amenaza de que si no, todos tendrían que ir hasta la comisaría para declarar. Y ahí se fueron todos. Pero a mí me pidieron que me quedara”, señaló.
La joven dijo que había amigos de Fernando que también estaban muy lastimados: “Tenían moretones en la cara y los labios cortados. Era un todos contra todos, no solo le pegaban a Fernando”.
Y aseguró que Fernando solo quería poner un poco de paz ante tanta violencia: “Era uno de los que querían separar y la terminó ligando de rebote. Él no quería pelear sino calmar la situación. Pero al estar solo la terminó ligando él”.
Dijo que a los rugbiers “se los veía muy exaltados y parecían no estar dispuestos a parar de pegarle”. Y también criticó la pasividad del personal de seguridad de Le Brique, que no hizo nada para auxiliar a Fernando. “Nunca intervinieron por más que la pelea sucedió en la vereda de enfrente, justo en la puerta”, se indignó.
Virginia se enteró de que Fernando había muerto cuando la llamaron desde la comisaría para declarar. Acompañada por su madre, se presentó de inmediato para dar precisiones de lo ocurrido.
“Sabemos que en estos lugares hay excesos de este tipo pero tampoco pensé en encontrarme en una situación de este tipo”, dijo Flavia, su mamá.
“La situación excedió a todos porque no había personal policial necesario. Todo se desbandó por la cantidad de gente que había, me dijo el policía que auxilió a Fernando junto a mi hija. Y a los del boliche solo les importaba cobrar la entrada y punto. Querían recaudar, ni siquiera le pedían los documentos para constatar si eran o no menores”, denunció la mujer.
A pesar de que Flavia se mostró muy orgullosa por el accionar, también dijo estar preocupada por su salud mental. “Lo que hizo mi hija es lo correcto, pero la pasó muy mal, fue algo traumático”, remarcó.
“Pero no hay que mirar para el costado. Lamentablemente ella no pudo salvarlo. Tuvo el impulso y la valentía de hacerlo, pero ella no es responsable de su muerte. Quizás otra persona se bloquea o no lo sabe hacer. Ella sí se comprometió y lo hizo”, concluyó la mujer, quien este jueves finaliza sus vacaciones familiares. Nos volvemos muy desbordados por todo lo que pasó”, se lamentó.
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