Brisa deja el plato de fideos hervidos con quesito que le preparó su abuela Antonia del Valle Leiva Morán y cierra la boca. Brisa le dice “mami” porque Antonia la cría y la cuida. Su abuela le da de comer y se preocupa si ella no quiere. Sabe que Brisa es dulcera y se va a alegrar si ese día hay para alfajor o chocolate, porque no todos los días la vuelta del almacén de Villa Ángela, en Chaco, a 257 kilómetros de Resistencia, da para todos los gustos.
“Si no come o está de poco comer me preocupa muchísimo”, cuenta Antonia a Infobae. Pero Brisa no tiene falta de apetito sino un dolor por el que sí abre la boca.
—Extraño mucho a la mamá — le cuenta a su abuela.
—Esas cosas me tiran al piso— confía Antonia.
Y, aunque esté en el piso, con problemas de corazón o presión, sin dinero y sin poder velar todavía a su hija o le cierren las puertas de la justicia, ella no se deja caer. Antonia lucha para que haya justicia para su hija y futuro para su nieta.
En mayo del 2019 Rodrigo Germán Silva fue condenado por homicidio simple aunque no estaba el cuerpo de Maira. En noviembre del año pasado un peón se topó con huesos y por las pericias odontológicas serían de Maira. Sin embargo no pudieron identificar el ADN. Por eso, Antonia va a recurrir al Superior Tribunal de Justicia y pedir ayuda del cuerpo de Antropología Forense.
Ella quiere que la sentencia sea por femicidio (aunque el expediente dice homicidio) y que su nieta Brisa pueda cobrar la asignación para hijas e hijos de víctimas de violencia machista extrema que se llama, justamente, Ley Brisa. Y que, hasta ahora, le niegan porque el expediente dice “homicidio” y no “femicidio”.
La nueva abogada querellante de Antonia es Silvina Amalia Canteros. Ella pide que el Superior Tribunal de Chaco dicte una sentencia por el asesinato de Maira Benítez en donde conste que fue femicidio y que Maira fue víctima de violencia de género. “Antonia quiere despedir y darle sepultura cristiana a su hija. Siempre está la sombra del poder y ha costado empujar la investigación. Por eso decidimos que los huesos sean remitidos al Equipo de Antropología Forense. Y vamos a pedir el acceso a la Ley Brisa”, resalta la abogada.
La Brisa que nació en el 2015 y que no reciben el 90 por ciento de los hijos de víctimas de femicidio
La Ley Brisa (Nº 27452) fue aprobada el 4 de julio del 2018 con 203 votos afirmativos y ninguno negativo. El proyecto fue presentado en el Senado por Jaime Linares (GEN) y defendido para lograr su aprobación en el Congreso por Cristina Alvarez Rodríguez (Frente de Todos).
La norma estableció un Régimen de Reparación Económica para las Niñas, Niños y Adolescentes. Fue publicado en el Boletín Oficial el 26 de julio del 2018. A partir de la aprobación de la norma se otorga una reparación económica, similar a una jubilación mínima -que en la actualidad representa 14.068 pesos- a hijos e hijas víctimas de femicidio. Si hay alguna discapacidad el sostén no se extingue a los 21 años. Además se contempla la cobertura (y el monitoreo) integral de salud.
El régimen de reparación económica es para niñas, niños y adolescentes cuyo progenitor haya sido el asesino (o participado del crimen) de su mamá y esté procesado, condenado (o se haya extinguido la causa). Pero, en muchos casos, el femicida no es el padre de los hijos e hijas que quedan huérfanos/as y se obstaculiza el acceso a la ley.
Sin embargo, el punto C de la norma (que fue discutido en el Congreso para que no tuviera solo acompañamiento a los chicos y chicas con un lazo sanguíneo con el femicida, sino una necesidad de reparación por la ausencia materna a causa de la violencia machista) explicita que les corresponde si su mamá falleció “a causa de violencia intrafamiliar y/o de género”.
Maira Benítez tenía 17 años, era empleada doméstica y contaba con la Asignación Universal por Hijo (AUH). Tuvo a Brisa a los 15 y festejaba cada vez que cobraba tomando un helado juntas. El 16 de diciembre de 2016 salió a pasear con Brisa, que tenía tres años. Después la dejó en su casa y se fue a comprar chocolates y chupetines con 18 pesos en el bolsillo. No volvió.
Brisa tiene cinco años y terminó el jardín. Ahora está de vacaciones aunque esa palabra es distinta para ella que para la mayoría de los chicos que van al mar de la mano de su mamá y su papá o construyen castillos de arena con baldecitos y torres para defenderse del agua. Ella se queda en la cama porque en Chaco llovió toda la noche y la casa se les inunda. El agua no es descanso sino amenaza. Y ella no conoce el mar, ni salió de Chaco.
Ella está por empezar primer grado. Su abuela le hace los disfraces como el del 9 de julio con los colores blancos y celestes cosidos con un amor indeleble en donde la patria del amor incondicional es mucho más fuerte que lo que se representa en los actos escolares.
“Estamos luchando por la Ley Brisa porque dicen que no le corresponde porque la carátula está como homicidio. Fue un femicidio. No sé por qué la justicia no lo quiere aceptar. Pero yo no voy a bajar los brazos. Siempre le pido a Dios que si Brisa perdió a su mamá por lo menos tenga futuro, por lo menos tenga esa pensión para sobrevivir el día que yo le falte”, destaca Antonia. “Y si no estoy yo ni la mamá que va a ser de Brisa?”, pregunta Antonia preocupada por sus problemas de corazón y presión, entre otras dolencias que no son fáciles de resolver en el sistema de salud.
“Perdieron a su mamá en un femicidio. Tienen derecho a una reparación económica y que haya un equipo de personas que estén atentos a sus necesidades cotidianas. No hay mucha vuelta”, resalta el periodista Maximilano Montenegro, que trabaja en Diario Popular e integra la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género. Él fue el primer impulsor de la Ley Brisa que todavía acompaña.
Brisa tiene derecho a la ley Brisa. Y Brisa es todas las Brisas.
“Me atravesó el tema de lxs hijxs y camina conmigo”, cuenta antes de ir a festejar el cumpleaños de Elías y Tobías, los hermanos de Brisa, en donde sopla las velitas todos los años (el 16 de enero) e, incluso, se disfraza de payaso para divertir a los chicos o jugar a las carreras de embolsados.
El periodista conoció a Brisa, Elías y Tobías –y a su tía Cintia- cubriendo el femicidio de Daiana Barrionuevo, su mamá, que fue asesinada por su ex marido y padre de los chicos a golpes de martillo en el rostro y cráneo el 20 de diciembre de 2014, en Moreno. La crueldad del femicidio se replicaba en el desamparo de sus hijos que son criados por Cintia junto a su esposo, Marcelo, y sus tres hijos.
Montenegro no solo escribió el caso sino que organizó una red de ayuda. Y, a principios del 2015, de la ayuda pasó a pelear por una ley a la que denominó “Brisa”. “Daiana fue asesinada con una maza por intentar terminar con el vínculo que tenía con el padre de lxs chicxs, Ivan Rodríguez el 22 de diciembre 2014. Alcanzó que el femicida diga en una comisaría que Daiana había hecho abandono de hogar con un amante para que nadie la busque. Su cuerpo apareció a mediados de enero de 2015, de casualidad, dentro de una bolsa de basura en un río de Moreno”, relata el periodista.
La bolsa de basura como símbolo de las mujeres asesinadas y descartadas, por los asesinos y por el Estado que no quería buscar a donde estaban. Y el amor que da vuelta el descarte por la réplica de derechos para más chicos y chicas que necesitan apoyo para salir adelante.
Iván Adalberto Rodríguez fue condenado a prisión perpetua por homicidio calificado por el vínculo, por haber mantenido con la víctima una relación de pareja, por el Tribunal Oral Criminal 2 de Mercedes, en octubre del 2017.
Un año después se aprobó la Ley Brisa que busca ayudar a todos los hijos e hijas víctimas de femicidio para que los golpes de la vida no frenen su futuro. Desde el 28 de diciembre del 2018 Brisa y sus hermanos pueden acceder a la reparación que establece la norma que lleva su nombre. Aunque el pago es irregular –y eso genera mucha zozobra y angustia- y todavía falta el seguimiento y cobertura en la salud que establece la norma.
En América Latina las historias se hilvanan en luchas que pasan de lo personal a lo político y que cruzan fronteras tramando futuro. La iniciativa se inspiró en la ley uruguaya del 2011.
La norma que cruza el río establece una pensión para hijos de fallecidos por violencia doméstica que estén cursando estudios en institutos de enseñanza públicos o privados, o tengan una discapacidad física o psíquica que les impida acceder a una tarea remunerada.
En Uruguay hay una pensión mensual de aproximadamente 300 dólares y una asignación familiar de entre 43 y 62 dólares, si el hijo o hija estudia o tiene alguna discapacidad.
Amor a la camiseta, a la bicicleta y al mar
Montenegro conoció a Brisa cuando tenía dos años. Ahora tiene siete y el 15 de septiembre cumple ocho años. Ella es de River –igual que la Brisa chaqueña- a pesar de que todo su entorno es de Boca, pero es fanática como lo era Daiana.
El periodista le regaló su primera camiseta, organizó (con todo un equipo de gente que pone el hombro como Marilina Villarejo, Sandra Ruiz, Fernando Fontan y otres) el regalo de una bicicleta y arreglar para toda la familia el techo de chapa (porque les llovía adentro y se les inundaba) y lograron armar un viaje a la costa (a Mar de Ajó y San Bernardo) para que pudiera conocer el mar.
¿Quién es Brisa? “Es una piba hermosa. Le encanta la escuela. Me da mucho orgullo la personalidad de Brisa. Se planta. Se ríe, abraza. Sabe decir “te quiero, te amo, te extraño”. Le brillan los ojos. Es pura vida. Tiene esa mochila enorme de representar a miles que perdieron a su mamá en condiciones que se podrían haber evitado con políticas públicas más activas y lo lleva con valentía. Sabe su historia. Sabe de dónde viene. Le gusta mucho jugar con sus hermanos y primas y primos. Vive en una zona del conurbano que es humilde pero donde se juega a la pelota y a la mancha. Y ella además anda en bicicleta, mira la tele y usa la play”, describe Montenegro.
“Brisa es un faro”, define el comprometido periodista. Pero no es la única. En promedio hay ocho chicos por semana que pierden a su mamá por el gatillo de la violencia machista extrema. El horizonte no es solo personal. Y por eso peleó para que salga la ley y ahora sigue luchando para que la norma se cumpla y no deje huérfanos de Estado a quienes ya son huérfanos de maternidad.
“Es fundamental que desde el flamante Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad se desarrollen las medidas necesarias para acompañar a las hijas y los hijos de las víctimas de femicidios. No hay equipos que hagan este trabajo más que necesario. El Estado tiene los recursos para que las hijas e hijos de víctimas de femicidios tengan vidas más dignas, dónde no falten los abrazos, las alegrías y los momentos de amor. Lo que se requiere es trabajo comprometido”, señala.
Actualmente Brisa y sus hermanos perciben la reparación, pero no hay seguimiento de su salud o de su situación socio ambiental. Pero apenas el 10,3%de las hijas e hijos víctimas de femicidio accede a la ley. Y casi el 90 por ciento se queda afuera.
Son mayoría los chicos y chicas que por mala interpretación de la ley, fallas en la justicia, sentencias confusas o misóginas, laberintos burocráticos y falta de apoyo y acceso a derechos no tienen acceso al dinero para comprar guardapolvos, cartucheras, leche y zapatillas.
En diciembre se pagaron alrededor de 340 reparaciones para hijas/hijos, informan fuentes de ANSES. Y señalan que, muchas veces, se tarda por la demora del Poder Judicial en otorgar a las personas que se quedan a cargo de los chicos y chicas (abuelas, tías, hermanas o madrinas) las guardas judiciales.
¿Qué falta para que se cumpla la ley Brisa? “Falta un equipo que haga cumplir la ley en todos sus sentidos, que todas cobren la reparación económica y que se haga un seguimiento de la salud y las condiciones habitacionales de chicos y chicas”, remarca Montenegro.
La implementación de la Ley Brisa depende del Comité Permanente de Seguimiento (COPESE) que integran la Secretaría de Niñez, ANSES y el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad. La nueva gestión le anunció a Infobae que piensa ocuparse de la Ley Brisa para que se tarde menos en poder gestionarla y se puedan quitar los obstáculos que hoy impiden que todos los chicos cuenten con el respaldo del Estado.
Desde el nuevo Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad informaron: “Vamos a impulsar modificaciones en la reglamentación de la Ley Brisa con el objetivo de agilizar los plazos de otorgamiento de la reparación. Entre otros aspectos estamos evaluando cómo simplificar los requisitos para acceder al beneficio. También queremos trabajar para unificar los criterios de intervención de los organismos públicos involucrados y promover instancias de acompañamiento a les niñes que cobran la reparación. Además de garantizar el acceso a este derecho por parte de les hijes de víctimas e impulsar campañas para que se conozca la Ley Brisa y para que los organismos judiciales también informen sobre este beneficio a los círculos de confianza de les niñes”.
SEGUIR LEYENDO