Seis turistas de diferentes nacionalidades, entre ellos dos argentinos, fueron detenidos por ingresar y dañar a zonas prohibidas de la ciudadela inca de Machu Picchu, en la región andina de Perú. El maltrato del sitio arqueológico incluyó un dato escatólogico: las autoridades encontraron en el famoso Templo del Sol restos de deposiciones humanas.
“Los seis turistas están detenidos y son investigados por el ministerio Público por el presunto delito contra el patrimonio cultural”, informó el coronel Wilbert Leyva, jefe de la región policial del Cusco, citado por la agencia oficial Andina.
El grupo estaba integrado por jóvenes de diversas partes del mundo, entre ellos los argentinos Leandro Sactiva (32) y Nahuel Gomez (28). El resto de los imputados fueron identificados con los nombres Favian Eduardo Vera Vergara (30), de nacionalidad chilena; Marion Lucie Martinez (26), francesa; y Cristiano da Silva Ribiero (30) y Magdalena Abril Retamal (20), de Brasil.
De acuerdo con las primeras actuaciones policiales, Leyva comunicó que se halló en el Templo del Sol “la fractura de un elemento lítico, que se desprendió de un muro cayendo y provocando una hendidura en el piso".
Además de los daños materiales, la dirección regional de Cultura en Cusco informó haber encontrado materia fecal en el templo, lo que considera prueba de que los turistas defecaron en el lugar.
Hacia el mediodía, los argentinos fueron representados legalmente por el defensor oficial Brady Berbeño. Tras la realización de una audiencia anticipada, fuentes oficiales confirmaron a Infobae que de los dos aprehendidos, solo Nahuel Gómez quedará como imputado en la causa. Sactiva será puesto en libertad en el transcurso del día luego de que se constate su situación migratoria con la policía de extranjería del Perú.
Durante la tarde del martes, Gómez tenía prevista una audiencia judicial en la que se definirán las posibles sanciones en su contra. El resto de las cinco personas implicadas serán deportados -sin una fecha prevista-, mientras que el argentino tendrá que ir a juicio, ya que fue sindicado como el principal responsable del daño ocasionado en la ciudadela Inca.
Las detenciones se realizaron el domingo pasado, cuando los guardaparques y la policía encontraron a los turistas en el Templo del Sol, cuyo ingreso está restringido a ciertas zonas por razones de seguridad.
El Templo del Sol tiene forma de torreón y, en algunos sectores, el ingreso está prohibido por el estado de conservación en que se encuentra. El lugar fue construido para rendir culto y dar ofrendas al Sol, a quien los incas consideraban su mayor deidad.
El jefe del Parque Arqueológico Nacional de Machu Picchu, José Bastante, pidió a la comisaría del distrito de Machu Picchu, donde están detenidos los turistas, acelerar las investigaciones para determinar responsabilidades.
La ley peruana sanciona a quienes dañan el patrimonio cultural con penas de prisión de hasta seis años.
Antecedentes de vandalismo
No es la primera vez que Machu Picchu sufre un deterioro por acción humana. El año 2000, fue dañado el famoso Intihuatana o reloj solar de piedra de los incas durante la filmación de un aviso publicitario de cerveza, al caer el brazo de una grúa en un extremo de la estructura.
En el Cusco también algunos turistas han dañado el patrimonio inca. En 2017, tres argentinos y un colombiano fueron detenidos por pintar centenarios muros.
Asimismo, en 2004 dos chilenos fueron detenidos por pintar muros incaicos en esa ciudad. Tras seis meses en prisión, regresaron a su país gracias a un acuerdo extrajudicial que incluyó una reparación civil de 100.000 dólares.
Machu Picchu está localizada sobre la cima de una montaña de 2.400 metros, unos 80 km al noroeste de la ciudad de Cusco. Debido a la espesa vegetación que la rodea, la ciudadela no se percibe desde el llano.
Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad en 1983, y en 2007 fue elegida como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo en una encuesta mundial en internet.
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