El sábado a las 14.30 llegó el último competidor a la playa a la altura de calle 81. Había partido diez kilómetros atrás, algunas horas antes desde del puente colgante, en el río Quequén de Necochea. Los primeros siete kilómetros de río habían sido apacibles: la desembocadura en el mar fue brusca. A las cuatro horas de competencia, se auxilia a todos los nadadores que todavía están en el agua. El número 196 permanece desaparecido. Es Ezequiel Bermejo, uno de los 550 competidores que se inscribió en el Riomar, una carrera de aguas abiertas con 37 años de trayectoria.
“Bermejo venía con buen ritmo, hidratado y acompañado por un amigo en kayak que lo asistía”, dijo Juan Carlos Cuenca, guardavidas y uno de los organizadores de la carrera en diálogo con el medio local Cuatro Vientos. Cuando ya había recorrido nueve mil metros y nadaba los últimos mil de competencia, el kayakista de apoyo rompió su pala contra la costa por lo que debió ser auxiliado por una embarcación. Fue el último que vio con vida al nadador. Después de ese instante, se desconoce su paradero.
Bermejo tiene 43 años, los cumplió hace una semana. Era la primera vez que se inscribía en una carrera de diez kilómetros. Venía de finalizar una de tres kilómetros y estaba entusiasmado con el desafío. Sebastián Texido, médico y amigo, viajó a Necochea el sábado por la tarde cuando conoció la noticia. “Su estado físico es excelente y su nivel de entrenamiento es muy alto. Venía cumpliendo una buena carrera con los nadadores del medio del pelotón. Si las condiciones eran normales, hubiese terminado en una buena posición”, dijo en diálogo con Infobae.
“No tenemos novedades. Por el tiempo que pasó ya nos damos cuenta cómo viene la mano”, lamentó. La búsqueda comenzó en el mismo instante que advirtieron que no había llegado a la costa, cerca de la una de la tarde del sábado. Se cumplió más de un día de un intenso rastrillaje. La Municipalidad de Necochea anunció la conformación de un Centro de operaciones de Emergencia coordinado por Defensa Civil. En el operativo, trabajan camionetas y motos de agua de Guardavidas de Necochea y Quequén, la Cruz Roja, cuatriciclos de Guardaparques, helicópteros y aviones de Prefectura. “Se están realizando patrullajes aéreos, fluviales y terrestres con personal especializado y nadadores de rescate”, publicó la Prefectura Naval Argentina a través de un comunicado.
“La familia y los amigos estamos destrozados”, expresaron desde el círculo íntimo del nadador desaparecido. A Necochea arribaron por la noche del sábado la esposa, la cuñada y la hermana, más un nutrido grupo de amigos. La madre, una mujer de avanzada edad, se enteró recién el domingo. Bermejo es padre de dos hijas de 4 y 9 años. La esposa planea encontrarse con sus hijas fuera de los límites de Necochea. Oriundo de Adrogué, Bermejo es contador y dueño de una pequeña empresa con un amigo.
“Tranquilo, estoy bien, yo sigo”, le habría confiado al kayakista minutos antes de su desaparición. “El tema fue la desembocadura. Cuando salió de la escollera había tres metros de ola, había cambio de temperatura y cambio de corriente. Él probablemente pudo haber sufrido algún tipo de hipotermia justo después de que lo haya dejado el guía. Por las condiciones de la carrera y porque ya había superado las piedras de la escollera, es una de las hipótesis más lógicas”, graficó Texido. En sus facultades de médico, dijo que los nadadores cuando están sufriendo un principio de hipotermia no distinguen que se están moviendo de manera involuntaria y que son los guías quienes advierten irregularidades en la brazada y confusión en el rumbo. “Como si se fueran durmiendo de a poco hasta perder el conocimiento”, describió.
Hubo veinte competidores con hipotermia que debieron ser atendidos en la guardia del Hospital Municipal Dr. Emilio Ferreyra. Cuenca reconoció que el mar estaba picada, afirmó que es la primera vez en 37 ediciones que al total de participantes que ingresan al agua le falta uno. Entraron 550, salieron 549. Falta Ezequiel Bermejo. Lo buscan, desde el mediodía del sábado, por agua, aire y tierra. La familia ya asume el duelo.
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