Un 3 de enero de 1496 el italiano Leonardo Da Vinci, que entre sus múltiples facetas tenía la de inventor, probaba sin éxito en Milán uno de los prototipos de su “máquina voladora”, el Ornitóptero. En el mismo mes, pero cinco siglos más tarde, Marcelo Laise (50), marplatense, salvando distancias históricas, persigue el mismo sueño en el garage de su casa de Playa Serena.
Como Da Vinci, Laise también tuvo que dibujar sus propios planos para el protipo que le permitiera ganar el cielo. Sin embargo, mientras que el pintor de La Gioconda debió recurrir a murciélagos, barriletes y aves como inspiración, el marplatense corrió con dos ventajas fundamentales: que el primer helicóptero se inventó en la década del ’40 y que YouTube permite verlos en HD.
“Este helicóptero está basado en ‘El mosquito’, que es canadiense y se fabrica en Calgary. Yo estuve interesado en traerme un helicóptero de allá, pero comprarlo me salía 60 mil dólares, más el 25% de la entrada al país, era un montón de plata. Entonces traté de comunicarme a ver si me podían vender un plano y me dijeron que no, que era muy riesgoso para ellos porque yo me podía matar", compartió Marcelo con Infobae una de las primeras dificultades.
"Así que me metí en Internet y lo que hacía era ver videos en You Tube. Los miraba, ponía pausa, hacía una captura de pantalla, y analizaba en esas imágenes cómo era el diseño”, describe sobre cómo empezó a darle forma a su propia “máquina de volar”. A pesar de lo poco ortodoxo de la técnica, Marcelo está muy lejos de ser un improvisado en la mecánica y en la aeronáutica.
Con 13 años armó una moto y con 16 su primer auto de carreras. De grande, en 1999 logró diseñar un paramotor -aeronave conformada por una hélice y un parapente- modificando el motor de una motosierra y consiguiendo una pieza de 14 kilos, cuando en esa época pesaban 30. La Fuerza Aérea Argentina lo distinguió por la invención, con la que hizo el trayecto: Mar del Plata, Balcarce, Otamendi, Miramar.
En 2012 reconstruyó prácticamente de cero dos aviones de la Segunda Guerra Mundial, al igual que el helicóptero en el garage de su casa, lo que también le valió reconocimientos en el país. Desde hace 23 años es instructor de parapente y conocido como “el piloto de las estrellas”, por las decenas de famosos que llevó a volar. Cuando se lanza a contar las historias da la sensación de ser interminables.
“Cada pieza primero la hice en madera”, explica sobre la creación que en abril próximo cumplirá dos años desde que la empezó a fabricar. Está construido íntegramente en un aluminio importado que se usa especialmente en la areonáutica y según cuenta el inventor le invirtió al momento al proyecto 3700 horas de trabajo y 2500 horas de tornería.
"Los tanques de nafta están hechos con cacerolas de cocina soldadas. De la otra forma me gastaba entre 12 y 14 mil pesos y acá me gasté 3.700. El material es el mismo y te diría que hasta es mejor”, sostiene, mientras golpea la chapa en la que se lee “Fenix”, el nombre con el que bautizó su aeronave, una idea con la que se identifica la de “estar constantemente renaciendo”.
El modelo ante la mirada inexperta puede parecer apenas el esqueleto de un helicóptero. No tiene cabina, ni plásticos, apenas una butaca, un comando, algunos relojes y hélices. La más minimalista de las aeronaves. Y así quiere que sea su creador: “Quiero sentir la adrenalina de las palas girando sobre mi cabeza, el sonido, eso es realmente tocar el cielo con las manos”.
“Cuando lo tenga terminado el que lo va a volar soy yo, voy a ser el piloto, el que lo va a despegar del piso. Porque voy a saber hasta dónde darle, cómo cuidarlo. Obviamente hice una pequeña capacitación en todo lo que es movimiento, palanca, pedales, tengo una noción de lo que se trata esto, así como también de todo el funcionamiento”, dice el fabricante, que piensa hacer su primera prueba de vuelo en un terreno frente a su casa de Playa Serena.
El 5 de octubre pasado Marcelo viajó por insistencia de un amigo, Sergio Godoy, a una convención aeronáutica que se hace todos los años en la localidad bonaerense de General Rodríguez y presentó su modelo experimental. Un jurado decidió al final del evento distinguir el diseño. La noticia llegó entonces hasta los oídos del municipio y el concejal del Frente de Todos en Mar del Plata, Daniel Rodríguez, quiso saber de qué se trataba.
“Vino a verlo y lo primero que le sorprendió fue dónde lo estaba haciendo”, se ríe Marcelo, señalando en dirección al garage de su casa devenido en taller. Unas semanas más tarde fue citado en el palacio municipal para hablar del helicóptero. El municipio decidió reconocerlo como ciudadano ilustre de la ciudad por ser el primer marplatense en fabricar un helicóptero, distinción que recibirá en las próximas semanas.
El helicóptero ya pasó las pruebas y certificaciones que exige la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). Luego de varias visitas de un inspector, que controló los materiales y los procedimientos, se le entregó la matrícula LVX-147 y se lo habilitó.
Ahora Marcelo espera las paletas y el rotor, últimas piezas de un sistema que él compara en precisión con "el mecanismo de un reloj”. Después, como Leonardo hace 500 años en Milán pero en Mar del Plata, sólo quedará intentar volar.
Fotos: Christian Heit
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