Todos los veranos, Daniel Tangona se instala en Punta del Este para seguir de cerca el entrenamiento de sus alumnos que vacacionan en el balneario uruguayo, pero también, para dar sus clases a quienes aprovechen el tiempo libre en el verano y lo tomen como una oportunidad para empezar un verdadero cambio de vida, sostenible durante el resto del año.
Con 40 años de experiencia, Daniel Tangona busca cambiar los hábitos sedentarios y cuidar la salud de sus alumnos, sin dejar de lado la mente y las emociones para que todo funcione armónicamente. De eso se trata el entrenamiento holístico, que el propio Tangona explica en su segundo libro “Un camino sin excusas”, en el que revela cómo entrenar el cuerpo, la mente y las emociones. Se presentará el 22 de enero en Enjoy Punta del Este, donde cada verano dicta sus clases, y será declarado de interés municipal por el alcalde de Punta del Este, Andrés Jafif. Todas sus claves, secretos y tips, en esta entrevista con Infobae.
-Tras el éxito del primer libro “Las excusas engordan” llegó el segundo, “Un camino sin excusas”. ¿Por qué cuesta tanto tener disciplina y constancia para entrenar?
Tengo 40 años de experiencia en ejercicio físico y en trabajar con seres humanos porque, en definitiva, no son músculos: son personas. Estaba faltando un libro que hablara sobre el ejercicio físico y las emociones, las sensaciones, los sentimientos y todo lo que pasa en el cuerpo y la mente. Este libro es lo que la gente estaba buscando, porque si el 60 por ciento de la población es sedentaria, si el 45 por ciento de los chicos es hipertenso y diabético, si el 56 por ciento de la población es obesa o tiene problemas de sobrepeso es porque en algo estamos fallando. La gente no va a comprar músculos a un gimnasio, va a comprar emociones. Cuando llamás a un entrenador personal es justo un estadío antes de que te enfermes. Claro que, a veces, lo llamás cuando ya es tarde. Aunque nunca es tarde para empezar y mejorar la calidad de vida.
-¿Por qué la gente se aburre en el gimnasio y no tiene disciplina para seguir entrenando?
Porque va a un gimnasio y se encuentra con profesionales no comprometidos. Si va una modelo, tiene 10 entrenadores atrás suyo. Si fuera yo, nadie me daría bolilla. A veces, te sentís inseguro por el sobrepeso y, si encima vas a un gimnasio donde te ignoran o te hacen la vida imposible, tenes el 50 por ciento perdido. Pero, si a eso le sumás un entrenador que está con el celular chateando o en la pavada, entonces se te van las ganas por completo. Hay que estar detrás del alumno, saber cómo viene cada día, conocer sus problemas personales y, por supuesto, preocuparse por su salud. Es fundamental que las personas se hagan chequeos y que nosotros sepamos los problemas que tienen, para hacer un entrenamiento a medida, que lo beneficie y no lo perjudique. No todas las personas necesitan el mismo tipo de entrenamiento y eso lo evaluamos nosotros. Cada cuerpo es distinto, hay necesidades distintas: todos somos distintos.
La gente pierde el ímpetu de ir a entrenar y por eso nacen las excusas. Después, están aquellos que en noviembre se acuerdan que viene el verano y hay que tienen que ponerse el traje de baño. El único resultado que pueden obtener es dañarse y forzar el corazón. Hay que ser conscientes de cómo queremos envejecer: si querés que te lleven en silla de ruedas o ser independiente y poder andar solo, si querés hacer dieta un día y destruirte al otro, o si querés armar plan de entrenamiento, nutricional y de calidad de vida para siempre. De eso se trata el entrenamiento holístico.
El cuerpo humano es como una orquesta. Toda la gente que está al lado de una persona es la que va a armar ese programa de entrenamiento, para que no se enferme y que nada falle. Si alguien te prescribe mal un ejercicio o un movimiento, te puede arruinar la vida. Este libro te habla de la contención, de la tranquilidad, de saber elegir, de enamorarte de algo. La cosa va por ahí.
-¿Por qué comemos tanto y entrenamos tan poco?
No hay gente que quiera hacerse daño tomando alcohol o comiendo demasiado. Es que, detrás de esas emociones negativas, hay un vacío existencial. También ocurre con el exceso de entrenamiento. Por eso, siempre hablo del entrenamiento moderado. Es lo único que es sostenible en el tiempo. Pero cuando ves a una persona que hace tres horas de gimnasia por día, hay que hacer una consulta con un psicológo o un psiquiatra, porque a veces estás canalizando soledades dentro de un gimnasio.
Con 40 minutos de entrenamiento está más que bien. No es sostenible en el tiempo ir todos los días, durante horas, a un gimnasio. Además, no hay nada más maravilloso que disfrutar de un plato de comida o de un buen vino, que son los placeres de la vida. El tema es cuando los placeres de la vida te los das a diario. La comida no enferma ni envenena, lo peligroso son los excesos. Entrenamiento, comida y descanso: son las tres claves para estar sano.
-¿Cómo influye la dieta en el ejercicio?
No vi a ningún cuerpo que cambiara en un gimnasio. Y mirá que yo vivo de esto. Siempre digo que los abdominales se construyen en la cocina y la cola en el gimnasio. No existe una persona que adelgace solo entrenando, porque adelgazás y mantenés la línea de acuerdo a lo que comés. Si comés mucho, no quemás todas esas calorías y ahí empezás a engordar. Y ni hablar con la edad. Por eso, es todo un equilibrio. No asustar a la gente y decirle que hay que comer un tomate con pollo. No es así. Hay que comer lo que te indica el nutricionista: todos los nutrientes, hidratos, proteínas y grasas, porque todo tiene un componente energético. A mis 62 años, como de todo. Soy lo más humano que puedo y no estoy comiendo sólo pechuga de pollo.
- En tu nuevo libro hacés hincapié en la importancia de la autoestima, ¿por qué?
La gente está con muy baja autoestima. Es un tema más delicado de lo que parece, porque cuando la autoestima está muy baja aparece la angustia, la depresión y la ansiedad: todas las inseguridades. Cuando la autoestima está baja, se libera el sistema inmunológico porque estás muy deprimido. Esto hace que, si la situación es sostenida en el tiempo -por ejemplo por el estrés- podés desatar una hipertensión, una diabetes, el colesterol o el cáncer. El estrés es una de las primeras causas de muerte, es un tema muy complejo que pasa por uno mismo. La autoestima es la imagen que uno tiene de sí mismo, es la piedra angular donde se construye la personalidad, donde se ven las fortalezas y las debilidades. Es muy importante trabajar la autoestima. El gimnasio es un gran método y es la única hora que te la dedicás a vos mismo.
-¿Cuantas veces por semana hay que entrenar y cuáles son los cambios que provoca en un cuerpo sedentario?
Dos o tres veces por semana. Con eso es suficiente, porque más veces no es sostenible en el tiempo. A los 20 días, ya se ven los cambios. En vez de atacar la heladera o discutir con tu mujer, te descargás en el gimnasio. Cuando llegás a tu casa, solo querés tomar un vaso de agua y bañarte, porque dejaste toda la locura en el gimnasio, llegás más calmo. Vas a comer más tranquilo, no vas a atacar el queso parmesano y el vino para canalizar toda la ansiedad y evadirte. Después de un par de meses, vas a notar que tus ligamentos y tus articulaciones están más fuertes. Y después, empieza a aparecer la masa y el tono muscular. Así que a los dos o tres meses de un plan de entrenamiento bien elaborado, empezás a ver cambios lentos, pero sostenibles en el tiempo. Acá no hay magia, no hay recetas ni pastillas: hay voluntad y un cambio de vida muy importante. No podés cambiar la edad cronológica, pero sí podés cambiar la fisiológica, de acuerdo al comportamiento nutricional y de vida que hayas hecho en los últimos 20 años.
-Hay un capítulo de tu libro que se llama “Enamorarse de los lunes”, ¿son las excusas que ponemos para no entrenar y no empezar una dieta sana?
Pido que se enamoren de los lunes y también de enero. Dicen “el lunes empiezo” o “empiezo en enero”, pero cuando vos estás esperando que llegue el viernes tenés que cambiar de pareja o de trabajo o cambiar toda tu vida: no es normal estar pensando que llegue el viernes porque ¿qué vas a hacer con los otro seis días de la semana? Estás desperdiciando vida. Y encima, llega el viernes y el domingo ya estás deprimido porque llega el lunes. Y no se dan cuenta que el lunes es el día más maravilloso, porque tenés la posibilidad de generar nuevas cosas y cambiar tu vida. Después, cuando aparece una enfermedad, se lamentan y se preguntan por qué no me ocupé antes. Pero ya es tarde. Por eso, siempre digo que las excusas engordan. La excusa nació para no hacer lo que tenés que hacer.
-¿Qué es el entrenamiento holístico?
Es importante que el concepto de ejercicio físico entre por un terreno holístico, que es de todo lo que venimos hablando en esta entrevista. No es ir al gimnasio a hacer la rutina e irse. Hay mucho más que eso. Puede haber un café de por medio, un mate, una charla. El entrenamiento holístico abarca a todo tu estilo de vida. Las pesas sí, pero también tu contención moral y espiritual, las emociones, las comidas, las charlas con tu coach: es meterte adentro de tu alumno que viene con un bagaje de su vida y tenés que conocerlo íntegramente. Hay mirar cómo llega el alumno cada día, yo le saco el perfil apenas entra: si está triste, si está deprimido, si está contento, si está ansioso. Se llama psicología cristalizada. No se estudia en ninguna universidad, te lo dan los 40 años de experiencia de tratar con la gente. No somos sólo un cuerpo, somos emociones.
-¿Qué consejo le da a aquellas personas que no pueden pagar un entrenador personal pero quieren empezar a cuidarse?
Agarrás a dos o tres amigos y te armás una tribu de entrenamiento: salís con ellos a caminar, a moverte un poco. Podés salir a andar en bicicleta, a hacer ejercicios de fuerza, hacer flexiones, saltar un cerco y, hoy en día, hasta podes mirar tutoriales en internet. Sólo que hay que ser criterioso para no lastimarse. No hay excusas para no entrenar. Hay gente que paga por una cena lo mismo que sale un mes de gimnasio.
Si haces una hora de gimnasia por día pero, después estás 8 horas sentado en tu trabajo, sos sedentario: hacé de cuenta que no hiciste nada. Ahora, si haces una hora de gimnasia y durante el día dejás el auto más lejos, subís por la escalera en vez del ascensor, en vez de almorzar dos horas en la oficina usás media hora para comer y media hora para caminar... Con esos hábitos ya no sos sedentario.
La piel envejece, los músculos se caen y los órganos internos también envejecen. Por eso, no sólo no hay que comer mucho para no engordar, sino porque los órganos no tienen la capacidad de digerir tanta comida como antes porque están viejitos. Pero podés morigerar el envejecimiento comiendo bien y nutriéndote. Si querés envejecer bien, tenés que hacer ejercicio moderado y no salir a correr 70 kilómetros. ¿Para qué semejante esfuerzo? ¿Para reventarte el corazón? Cuando forzás tanto la máquina, al final, siempre lo terminás pagando.
-¿Por qué es importante hacer pesas, aunque se practique un deporte o se haga ejercicio aeróbico?
Si les gusta, pueden correr, nadar y andar en bicicleta, pero las pesas son necesarias. La masa muscular te defiende contra todas las enfermedades, al tener un músculo activo y fuerte. Aunque te aburra, al menos una vez por semana, tenés que hacer peso con sobrecarga. No hay manera de tener un cuerpo lindo y sano si no hacés aparatos. La gente corre 40 minutos, se baña y se va. No, eso no es suficiente. Tenés que hacer pesas, incluso si un día no podés correr. Sólo hay que tener el recaudo de hacerlo con las cargas correspondientes, porque las máquinas y las pesas no lastiman: lastiman los entrenadores. De 10 mujeres, 9 no tienen masa muscular porque no hacen pesas. Los cuerpos más lindos son los que hacen pesas: te dan un tono muscular que te permite sobrellevar la vida y caminar con energía.
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