A veces la realidad cae como un golpe, como un baldazo de agua fría y entonces todo cambia. Así lo sintió el médico clínico y cardiólogo Mariano Masciocchi un día de 2014 cuando tuvo la dolorosa certeza de que vivía ignorando la realidad de ciento de personas necesitadas y que para ayudarlas no necesitaba viajar hasta comunidades alejadas.
Criado en un hogar solidario, sabía que para ayudar no siempre era necesario contar con dinero o donaciones materiales. "Una tarea benéfica se puede realizar dando la mano a una persona que está a la vuelta de la esquina”, asegura.
La idea ya estaba clara: poner su profesión al servicio de los demás y pedirle a otros como donación uno de los bienes más preciados que una persona puede tener: su tiempo.
Con el plan en marcha fue hasta la Parroquia San Carlos Borromeo del barrio de Almagro y le ofreció al sacerdote instalar un consultorio para atender a los vecinos que lo necesitaran. “¡No soy bueno haciendo difusión! Pasaron dos años hasta que el proyecto se hizo conocido”, asume con humor frente a Infobae. Y cuenta que a las primeras consultas llegaron muy pocos pacientes, por lo que se le ocurrió convocarlos a través de las redes sociales.
“Si conocés a alguien que no tenga cobertura médica, que esté en una mala situación y necesite atención médica gratuita y medicamentos, contale que desde hace dos años atiendo los sábados desde las 10 en un consultorio gratuito a la comunidad".
El aviso se hizo viral y lo que comenzó como la atención en una parroquia se extendió como una cadena solidaria en la que hoy participan más de 130 voluntarios en todo el país.
Nuestra misión es brindar atención, asistencia médica primaria, gratuita y desinteresada a personas en situación socialmente vulnerable o con dificultad para acceder al sistema de salud, mediante la constitución de un equipo de trabajo diverso y solidario que se vale de alianzas y redes
¿Me regalás una hora? es la Asociación Civil integrada por médicos y no médicos que ofrecen su tiempo para ayudar, contener y darle una buena calidad de vida a las personas más vulnerables. La idea que comenzó un consultorio montado en una parroquia del barrio de Almagro, en el corazón de la ciudad de Buenos Aires, logró durante 2019 extenderse al Conurbano, Mar del Plata, Misiones y Corrientes, Chaco y Formosa.
El lunes 30 de diciembre pasado, los médicos Mariano Masciocchi y Karem Araoz se presentaron en el programa de Telefe, ¿Quién quiere ser millonario? y se llevaron $ 180 mil que será destinado al proyecto nacido en 2014.
“Estamos en 10 puntos fijos de la Capital Federal todas las semanas, también abrimos sedes en el interior del país. No tenemos tiempo de ir por más, aunque nos encantaría", dijo el médico solidario en el programa de Santiago del Moro.
La Asociación Civil se une durante los inviernos a la campaña contra el frío de la Red Solidaria de Juan Carr. "Nosotros les acoplamos la parte médica y nuestros voluntarios ayudan a organizar la mesa, darles de comer y anotar a los pacientes en una lista para la atención”, cuenta Masciocchi, quien fue reconocido en su labor con el Premio Abanderado de la Argentina Solidaria 2019.
—¿Cómo nace la idea de donar tiempo para mejorar la salud de las personas?
—Como te conté, esto empezó en 2014 en la Parroquia San Carlos Borromeo de Almagro. Yo me crié en el barrio, y de alguna forma siempre tuve un poco el granito solidario adentro. Hace 20 años voy a la Peregrinación a Luján a ayudar. Cuando era pibe lo aprendí en casa, de mi vieja, del colegio. Íbamos a la Villa Casa Amarilla de Barracas a hacer una escuelita para los chicos. Pero después estuve un tiempo sin hacer nada. El 2014 fue un año difícil para mi y tenía muchas ganas de hacer algo con mi tiempo y por los demás. No se me ocurría más que sumarme a Médicos sin fronteras, pero me dije “¡Salgo a la puerta de mi casa y hay gente tapada con un cartón! ¡No tengo que ir a África! ¡Los tengo acá!”.
—¿Fue un choque con la realidad?
—Fue duro. Entonces le dije al sacerdote que estaba en ese momento en la parroquia del barrio, Vicente Ricchetti, que si me hacía un lugarcito yo ponía una camilla, un escritorio y empezaba a atender a la gente gratis. Que no habría descartables ni sangre porque la idea era ofrecer solamente una atención médica primaria mientras no trabajaba, porque los médicos en Argentina trabajamos 12 horas por día... Como en la parroquia hay un comedor comunitario que alimenta a 400 personas de lunes a viernes comencé a ir los sábados por la mañana.
—¿Cómo fueron las primeras consultas?
—Durante casi dos años atendí a muy poca gente. Y medio enojado, un día pensé que estaba ofreciendo mi tiempo, los medicamentos gratuitos que conseguía a través de visitadores médicos, y que nadie iba a la consulta... Entonces escribí una carta abierta a la comunidad para contar todo lo que estaba haciendo, a modo de descargo. Eso se viralizó y comenzó la difusión. Así comenzó a sumarse gente.
—¿Quiénes pueden ser voluntarios?
—Médicos y no médicos; y lo pueden hacer en donde quieran. Desde donde esté cada uno puede hacerlo: una mamá puede convocar a sus amigos, al médico de su hijo, a la psicopedagoga y armar el equipo. Si no saben cómo, que me llamen y yo los oriento. Por eso decimos que nos regalen un hora: dar un poco de tiempo para alguien que no tiene nada. Y con esa hora se puede hacer mucho más de lo que imaginaste. El tiempo es lo más valioso que tenemos y decidimos si invertirlo bien o mal.
—¿Qué los moviliza cada día como equipo?
—Somos un equipo y hemos construido nuestros logros en conjunto. Nos motiva el resultado, la sonrisa en cada paciente al finalizar las jornadas. Algo tan pequeño para vos, puede ser el mejor regalo que le podrías haber hecho a otra persona.
—Con el paso del tiempo se sumaron al trabajo de otras ONG para aportar desde su lugar
—Empezamos a fusionarnos con otras asociaciones y redes como Red Solidaria, con parroquias que dan alimentos en la calle, con San Martín de Porres que dan de comer y nosotros damos atención médica. Los viernes, por ejemplo, estamos con Juan Carr en Plaza de Mayo.
—¿Se ampliaron los objetivos?
—Queremos hacer una red de médicos y no médicos para facilitarle el acceso al sistema de salud a la gente. No estamos contra el sistema público, todo lo contrario: agradecemos que exista. Nos formamos en él y lo queremos defender, por eso ayudamos a descomprimir... porque atendiendo a las 500 personas que atendemos mensualmente hacemos que ellas no vayan a las 4 de la mañana a sacar un turno o a una guardia por algo que podemos resolver en atención primaria.
—¿Qué les falta?
—No tenemos sedes sino lugares de atención, no tenemos móviles, no tenemos sponsors, nada. Todo lo hicimos a pulmón: ponemos el auto para ir hasta dónde sea, compramos lo que no podemos conseguir... A fines de 2019 buscamos la manera de acceder a contactos que nos permitan comprar el electrocardiograma, por ejemplo. Deseamos tener móviles para atender a las personas en otras condiciones porque cuando vamos a Plaza de Mayo, por ejemplo, atendemos a los chicos con 5 grados de temperatura y no podemos hacerlo en la calle. Una unidad móvil es algo que el Gobierno de la Ciudad o una institución privada nos lo puede prestar, yo no quiero nada para mí. Ellos llevan la unidad, la usamos y la devolvemos. Deseamos que se logren estos objetivos porque somos el único grupo dentro del país que tiene esta continuidad, lo hacemos todas las semanas de manera voluntaria y absolutamente gratuita. Y, como te decía, sólo nos llevamos solamente la alegría de la atención y la sonrisa de la gente.
—¿Mirando para atrás qué ves de este presente?
—Estaba solo en una parroquia y ahora somos 80 personas en CABA y contando a la gente del interior del país llegamos a 130. Hay ginecólogos que van a un merendero de Merlo, por ejemplo, para explicarles a las mamás cómo es la salud reproductiva porque sino las chicas tienen 5 o 6 hijos y necesitan información. Lo que falta es educación. Hay muchas cosas que se inician desde la educación no sólo en lo ginecológico sino en lo clínico y cardiológico.
—¿Qué objetivos tienen como para 2020?
—El objetivo próximo es hacer un voluntariado con los chicos que están en formación porque no es lo mismo un centro de salud periférico que estar en la calle sin tener siquiera un techo, ni laboratorio ni radiografía. Ahí hay que ponerse el estetoscopio y usar la cabeza. Tenemos varios estudiantes voluntarios que colaboran y ven la salud desde el amor. Yo no vengo a salvar a nadie, no soy un superhéroe, pero hay gente que depende de nosotros porque sino hay cosas que no la consiguen.
Cómo colaborar con ¿Me regalás una hora?
Además de las horas que los voluntarios ofrecen, la asociación necesita de recursos que les permiten ofrecer atención médica integral a las personas en situación de calle como elementos descartables hasta instrumentos de diagnóstico. Para donar tiempo, materiales o dinero pueden escribir a info@meregalasunahora.org
No es necesario que los voluntarios sean médicos ni alejarse del lugar de residencia. Las personas que a las que se atiende no solamente carecen de atención médica sino de contención por lo que muchas veces necesitan simplemente que los escuchen. Aunque la asociación cuenta con psicólogos hay voluntarios que colaboran conversando y brindando su apoyo.
El voluntariado también se ocupa de coordinar equipos, lograr nuevos contactos que puedan colaborar con la obra, clasificar donaciones, organizar a los pacientes, administrar sus historias clínicas, conseguir medicamentos, jugar con los chicos, etc.
Puntos de atención
Ciudad de Buenos Aires:
* Almagro - Parroquia San Carlos (Quintino Bocayuva 144)
* Balvanera - Parroquia Nuestra Señora de Balvanera (Bartolomé Mitre 2431)
* Barracas - Parroquia Sagrado Corazón de Jesús (Av. Vélez Sarsfield 1351)
* Belgrano - Plaza Barrancas de Belgrano (11 de Septiembre y Echeverría)
* Flores - Parroquia San José de Flores (Av. Rivadavia 6950)
* Palermo - Cerviño y Bullrich
* Microcentro - Plaza de Mayo, junto a la Red Solidaria de Juan Carr (Av. Rivadavia 543)
Provincia de Buenos Aires:
* Alberti - Comedor de la Fundación “El sol de Vane” (Duhalde 6634)
Misiones:
* Puerto Piray - Juan Manuel de Rosas 298
Corrientes:
* Parroquia Nuestra Señora de Itatí (Av. Tte. Ibañez 851)
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