Habitualmente, las mañanas son tranquilas en Azul.
Pero ese viernes, a las 8 de la mañana, la calma pueblerina se quebró. En un impresionante operativo, con efectivos encapuchados y protegidos con escudos, la policía bonaerense allanó la esquina de Coronel Pedro Burgos y Palmiro Bogliano. Allí vive Juan Pablo Ruppel, quien se gana la vida reparando electrodomésticos en el local aledaño.
Hace unos días tomé un café con él cerca de la Iglesia de la Piedad, en la calle Bartolomé Mitre. Me contó su versión del episodio que vivió el 17 de junio de 2016:
- Llegaron de sorpresa, en varios vehículos. Rompieron la reja y la puerta, entraron por la fuerza. Maltrataron a mis hijos, a uno lo empujaron a los golpes, los encerraron en un cuarto, mi hija Catalina era chiquita y ahora escucha un ruido y pega un salto en la cama y no duerme más, mi esposa que es fotógrafa perdió el trabajo. Yo fui un día y medio preso. Al final, el allanamiento dio negativo.
- ¿Pero cuál era el motivo de todo ese despliegue, de qué te acusaban?
- Una mentira, una mentira. Todo inventado. Dijeron que yo había ido a robar platos, cuchillos, vasos, tenedores, un paquete de harina abierto, otro sin abrir, una botella de aceite. Cosas que no tienen sentido. Hicimos la cuenta en ese momento, ni mil pesos alcanzaban las cosas que decían.
Efectivamente, el operativo respondía a una orden del juez Carlos Villamarín, titular del juzgado de Garantías número 2 de Olavarría, con el objetivo de investigar un robo que se había realizado casi un año antes en una propiedad privada, asentado en la Causa 3118/15.
La policía no encontró ninguno de los enseres domésticos que buscaba.
Pero en la casa de Ruppel había una colección de 14 armas, que sí fue secuestrada y de inmediato se abrió un expediente por “tenencia ilegal de armas de fuego de uso civil”.
El abogado Germán Vena, que lo representa, refirió los hechos
- Mi cliente es coleccionista de armas de la Segunda Guerra Mundial y se las llevaron pese a que él les decía que tenía la documentación en su poder. Luego de que nosotros acreditamos que Ruppel no sólo tenía la registración de las armas sino que es legítimo usuario, fue sobreseído también de esta causa, como lo había sido de la anterior por el supuesto robo de vajilla.
Al cabo de larguísimos trámites, las armas secuestradas fueron devueltas a su dueño. Pero no todas, faltaba una.
Quizás la explicación esté en esta sorprendente revelación que hace Ruppel:
- En mi colección hay varias armas que fueron de Adolfo Hitler... en especial una pistola Parabellum-Luger fabricación 1906/1907 DWM calibre 45 número 5 de valor incalculable, tasada en varios millones de dólares.
Esa es la pistola que falta, la que fue secuestrada por la policía en 2016, la que nunca fue devuelta.
Y desde hace pocos días, por decisión de la jueza de garantías Magdalena Forbes, de la U.F.I. número 1, está siendo buscada en todo el mundo por Interpol.
Les aseguro que lo que sigue es apasionante.
Primero, veamos quién es Juan Pablo Ruppel.
A los 42 años, su acento y su lenguaje confirman algunos datos de su biografía:
- Yo nací en Colonia Nievas, un pueblito que pertenece al partido de Olavarría, cerca de Azul. Hacíamos de todo en el campo, desde ordeñar, armar las ruedas de los carros, cortar leña. Ahora hago reparación de televisores, equipos de música. De chico, ya me daban cualquier cosa para arreglar porque me ingeniaba. iIncluso si tenía que desarmar un motor lo desarmaba y así fui aprendiendo. Hoy me le animo a cualquier cosa.
Pero este hombre robusto, de mandíbula cuadrada, que apenas ha estado tres o cuatro veces en la ciudad de Buenos Aires y que tiene pendiente la experiencia de viajar en subterráneo, ofrece otras referencias personales que convierten a esta crónica policial en una explosiva historia:
- A mí me crió un tío, que se llamaba Horst Schmidt en Colonia Nievas, un pueblito que pertenece al partido de Olavarría. Cuando yo tenía 15 años me fui a vivir con él, hasta los 19 años que me junté con mi esposa. Yo lo conocía porque de chiquito íbamos a visitarlo. Él vivía con la madre, pero cuando yo fui a vivir con él la madre ya había fallecido hacía unos años.
El tío Horst lo educó con rigor. Según cuenta, le hacía practicar ejercicios físicos y lo adiestraba en variadas formas de defensa personal, temas sobre los que tenía cabal conocimiento: en la Alemania nazi había sido un integrante seleccionado de la Leibstandarte SS.
- ¿Vos lo sabías?
- No es como ahora, en esa época en el medio del campo no te decían nada. Además, no se preguntaba. Las cosas las fuimos sabiendo de grandes. Lo que sí, recuerdo que él tenía varios documentos, figuraba con distintos nombres y tenía muchos más años de los que decía el documento.
- ¿Qué parentesco tenía Schmidt con tu papá y con tu mamá?
- Era hermano de mi abuela, de la mamá de mi vieja… supuestamente, porque como te digo en esa época nunca se hablaba de eso ni de la familia. Y muchos se cambiaban los apellidos o los documentos.
Según cuenta Juan Pablo, cuando tenía 15 años sucedió el episodio que habría de cambiar su vida:
-Fue el 22 de julio de 1994. Yo había ido a comprar, a hacer los mandados al boliche que había allí en la Colonia, y cuando vuelvo estaba mi tío Schmidt con otro señor. Me presenta y el hombre se sorprendió al saber que mi apellido era Ruppel.
El visitante también tenía su historia: durante el gobierno nazi había sido el comandante Hans Ruppel, un Sturmbannführer perteneciente a la división Leibstandarte SS, que se encargaba de la protección de Hitler.
- Ese hombre tenía tu mismo apellido…
- Sí… yo nunca lo había visto, no lo conocía.
- ¿Habías escuchado hablar de él?
- No, nunca, ni de chico. Mi mamá y mi papá jamás hablaron de él. Después supe que era pariente de mi papá, pero también era pariente de mi tío porque la mamá de Schmidt, la que había fallecido, era la hermana de Ruppel.
- ¿Tu mamá sabía de la existencia de Ruppel?
- No, se enteró a través mío.
Detrás de la maraña de nombres y parentescos, aparecen datos reveladores:
- Lo primero que me dijo fue que yo le recordaba a su hermano menor, que había muerto en Berlín… que era muy parecido.
Por ese motivo, por afinidad o por alguna otra razón, al día siguiente el comandante Ruppel le pidió al joven Ruppel un papel:
- Con una máquina de escribir de la escuela y en una hoja de la carpeta, me escribió una carta donde me prometió que me iba a regalar unas armas.
El cronista vio esa carta. En un párrafo dice: “Me llamó la atención que siendo tan chico arreglaba el cargador de una Parabellum cal 9 mm y le conté que tenía los tres calibres 7,65 9,m y 45 serial 05 única que la trajimos en 1948 con la ayuda de Juan D. Perón”. Y finaliza: “por eso en este momento decidí que cuando sea mayor de edad serían suyas, yo ya tengo 71 años y sé que las vas a cuidar mucho”.
La firma dice: “Trataré de volver, Tío Hans”.
Años después, en 2012, Hans Ruppel reapareció en la vida de Juan Pablo Ruppel:
- Yo ya vivía en Azul, estaba casado. Llegó en un Mercedes Benz, con una señora. Manejaba un chofer. Fue cuando me trajo la pistola Parabellum DWM calibre 45 número 5 que había sido de Hitler. Tengo la carta. Fue la última vez que lo vi, es más... no sé si estará vivo, en ese caso tendría 97 ó 98 años. Vivía en la Patagonia, pero nunca me dijo en qué lugar exactamente. Hace unos días apareció un hombre que me dijo que Ruppel tenía muchos campos en la Patagonia, pero que no estaban a nombre de él y que unos testaferros se los habían sacado.
También tuvimos acceso a esa carta, en este caso manuscrita, en la que afirma: “En el año 1948 llegan a la Argentina bajo el mandato de Juan Domingo Perón parte de la colección de Hitler, esta pistola calibre 45 serial 05”. Y luego agrega: “trate de no reempadronarla ya que se la pueden robar porque tiene un valor incalculable, no sólo por ser calibre 45 sino por pertenecer a Adolfo Hitler”.
Esa, precisamente esa, es la pistola que fue secuestrada en el allanamiento, que nunca fue devuelta y que ahora busca Interpol.
Pero hay algo más con respecto a aquel procedimiento policial y al paradero de la Parabellum.
El operativo del 17 de junio de 2016 fue comandado por el entonces subcomisario Emiliano Sparaino, que en ese momento era el jefe de la comisaría 1a. de la localidad de Hinojo. Juan Pablo nos brinda estos otros datos:
- A los poquitos meses lo ascendieron y lo trasladaron a Tandil, como Jefe de Seguridad Vial. Pero lo agarraron con las coimas a los transportistas y cayó preso… la causa es asociación Ilícita, Cohecho, incumplimiento de los deberes de funcionario público, y ahora lo dejaron en libertad porque declaró como arrepentido. Después de que cayó preso apareció un comisario en actividad y me dijo: “¿Qué vas a hace con la pistola si aparece, te la quedás o la vendés?”. La voy a vender, le digo, para ver qué me contestaba. “Bueno, yo sé dónde está, vos me tenés que firmar un papel pero tres millones de dólares para vos y tres para mí, nosotros tenemos que repartir entre tres”, me dice. Lo invité a mi casa y coloqué dos teléfonos para grabar. Le hice repetir todo, le preguntaba, lo interrogué yo a él. Después conté todo en la fiscalía de Tandil, pero sin llevar la grabación. Lo citaron hace menos de un mes. Dijo que era todo como yo lo había contado, no hizo falta llevar la grabación.
- ¿Dio otros nombres?
- Puede ser…
- ¿Hay relación entre esa declaración, la actuación de la jueza Magdalena Forbes y la resolución de la ANMaC?
- No sé, pero creo que esto salió porque no lo pudieron tapar más. Esto ya es un fierro caliente. Los investigadores que pasaron por este caso, no sé si queriendo o sin querer, le ocultaron las pruebas a la jueza. Ahora, gracias a Dios, la jueza está actuando y en todo el mundo se busca mi pistola porque tiene pedido de captura internacional por Interpol. Si aparece o la quieren vender o subastar o cualquier cosa, salta automáticamente.
- ¿Cuánto vale hoy la pistola de Hitler?
-Según la última tasación de una revista, vale 15 millones de dólares. Pero si a mí me ofrecen toda esa plata, no la vendo. Me quedo con la pistola, por su valor histórico. Pero aclaro que el valor fue tasado por lo que es la pistola, por su estado, la serie y el calibre. El tasador dijo que es la pistola semiautomática más cara del planeta.
Lo del “valor histórico”, tan respetable y tan subjetivo, quizás tenga que ver con un aspecto polémico, eternamente cuestionado, que también colorea esta historia. Juan Pablo Ruppel reitera la afirmación que el periodista Abel Basti publicó en su libro La segunda vida de Hitler:
- Mi tío Schmidt y mi tío abuelo Hans Ruppel llegaron a la Argentina en el mismo submarino U-Boot en el que viajaron Adolf Hitler y Eva Braum. Todos desembarcaron en una playa de la Patagonia. Schmidt me lo dijo cientos de veces. Y Ruppel, las dos veces que lo vi, me contó lo mismo.
Mientras tanto, ahora mismo, alguien tiene en su mano la Parabellum más cara y más buscada del mundo.
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