El periodista de Videomatch que investigó la vida de Firmenich y encontró un material celosamente guardado

A fines de los ’90, Adrián Korol era una de las caras más conocidas del programa de Marcelo Tinelli. Por entonces se apasionó con la figura del líder montonero y decidió investigar su vida. Entrevistó a sus padres, a otros dirigentes, a ex compañeros y amigos de la infancia. Y obtuvo fotos y testimonios hasta entonces desconocidos. Sin embargo, nunca escribió la biografía que tenía pensada

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Mario Firmenich se convirtió a los 22 años en el número uno de Montoneros
Mario Firmenich se convirtió a los 22 años en el número uno de Montoneros

Esta historia arranca en 1997, cuando se publicaron una cantidad de libros sobre los años ‘70. Algunos de ellos eran biografías de protagonistas centrales de esos tiempos. Sin embargo, no había ninguna sobre Mario Firmenich, quien había sido el número uno de Montoneros, la organización político militar de mayor peso.

-La vida de Firmenich me resultaba un tema apasionante y, desde ya, polémico –dice Adrián Korol a Infobae.

Por entonces tenía 32 años y ninguna experiencia en el mundo editorial. La gente vinculaba al mayor de los hermanos Korol con la ocurrencia y el ingenio. Junto a Alejandro y Diego habían pasado por Los Vergara, habían hecho teatro y radio. Adrián había participado del exitoso ciclo La noticia rebelde.

-O sea, todo relacionado con el humor, algo diametralmente distinto al desafío que me proponía: conocer a fondo la historia de Mario Eduardo Firmenich. No tenía una posición tomada pero quería abarcar todas las voces – dice Korol.

Adrián Korol en VideoMatch
Adrián Korol en VideoMatch

Hasta entonces, estaba el trabajo del historiador inglés Richard Gillespie autor de Montoneros, soldados de Perón, aparecido en 1987, un libro muy crítico con la historia del principal grupo guerrillero argentino. Años después fue publicado Dossier Secreto, donde Martin Andersen acusaba a Firmenich de “informante del Ejército”.

-Puse manos a la obra -dice Korol-. Lo primero que hice fue llamar a la asociación de ex alumnos del Nacional Buenos Aires, ya que Firmenich había cursado toda la secundaria allí y había egresado en 1966 junto a Fernando Abal Medina y Carlos Ramus, con quienes había integrado la Juventud Estudiantil Católica (JEC) dirigida por el cura Carlos Mugica. Los tres fueron luego fundadores de Montoneros.

Reunión por los 25 años egresados del Colegio Nacional Buenos Aires en1991
Reunión por los 25 años egresados del Colegio Nacional Buenos Aires en1991

En esa asociación le dijeron que no podían brindarle datos, pero Korol no se desanimó y empezó a rastrear a sus compañeros de promoción. En cambio, alguien que fue clave para arrancar esta investigación fue Miguel Tato, cuyo padre, Miguel Paulino Tato, es recordado por haber sido el presidente del Ente de Calificación Cinematográfica. Un hombre muy rechazado en el ambiente de la cultura porque fue “el censor” durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón.

-Tato fue quien más elementos me dio en esos primeros pasos, dado que él también era de formación católica. A su vez, me facilitó el contacto con Susana Ramus, hermana de Carlos, quien había muerto en septiembre de 1970.

El secuestro de Aramburu, una bisagra

Para 1970, tanto Ramus como Abal Medina y Firmenich integraban la nómina de montoneros intensamente buscados por las Fuerzas Armadas y de seguridad.

El dictador Juan Carlos Onganía se vio sacudido por el secuestro de Pedro Aramburu y lanzó una cacería por todo el país. Las calles, las estaciones de tren, los diarios, en todos lados estaban las fotos de esos jóvenes que aparecieron a la luz con el nombre de Montoneros y un secuestro que sus autores concebían con un único final posible: la ejecución de Aramburu. Se lo habían llevado de su departamento en barrio norte el 29 de mayo de 1970 y tres días después lo mataron.

Fernando Abal Medina y Carlos Ramus cayeron acribillados a balazos tras tirotearse con efectivos de la Bonaerense. Firmenich, con solo 22 años, quedó como jefe de la organización.
Fernando Abal Medina y Carlos Ramus cayeron acribillados a balazos tras tirotearse con efectivos de la Bonaerense. Firmenich, con solo 22 años, quedó como jefe de la organización.

Ramus y Abal Medina, apenas tres meses después de estos hechos cayeron acribillados a balazos tras tirotearse con efectivos de la Bonaerense el 7 de septiembre. Fue a partir de entonces que Firmenich, con solo 22 años, quedó como jefe de la organización.

-Susana Ramus –dice Korol-, la hermana de Carlos, la había pasado muy mal. Pasó dos años secuestrada en la ESMA. La primera vez me citó en el bar Varela Varelita, del barrio de Palermo. Luego la vi varias veces más, me presentó a su madre, que vivía en Victoria, cerca de Tigre. Fui a comer algunas veces. Mi vínculo era más desde el respeto y el afecto. Me contaba anécdotas de cuando su hijo Carlos y Mario Firmenich eran estudiantes. Hablaba de Firmenich como si fuera un hijo más.

La familia Ramus era dueña de la estancia La Celma, en Timote, a casi 500 kilómetros de la capital. Eso explica quizá por qué Ramus y Firmenich incursionaron en el negocio de la venta de hacienda. La Celma fue, precisamente, la estancia donde fue muerto Aramburu.

-La madre de Ramus -recuerda Korol- me contaba también que Firmenich había trabajado de taxista. A ella le pareció que debía ser cierto porque tenía el antebrazo izquierdo tostado por el sol y no el derecho, como sucede con los choferes que ponen el brazo en la ventanilla.

Los padres de “Pepe”

Korol llegó poco tiempo después a ver a los padres de Mario Firmenich. Conoció el departamento en la avenida Santa Fe, a metros de la calle Austria. Era la misma manzana donde vivía el almirante Isaac Rojas. El padre, Víctor, y la madre, Zarina, ambos eran jubilados, y vivían en un austero tres ambientes. A poco iniciar la conversación surgió el nombre de Emilio Mignone, fundador del CELS y con su hija Claudia detenida desaparecida. Eran también vecinos suyos y, sobre todo, coincidían en las misas dominicales.

-Mi impresionó porque se los veía muy familieros, cálidos, me hablaron de sus otros hijos, que uno era músico, que a Mario le gustaba el folklore. Decían que estaban estigmatizados, pero que ellos no iban a dejar de comportarse como gente normal.

La primera comunión de Mario Firmenich
La primera comunión de Mario Firmenich

En ese primer encuentro Korol les dijo que quería acceder a fotos y documentos familiares (algunos de los cuales se reproducen en esta nota), además de grabar algunas conversaciones con ellos.

-Firmenich estaba en radicado en Barcelona, con su mujer y sus hijos. La respuesta del padre fue “si Pepe autoriza…”. Les entregué una nota y ellos le mandaron el fax. No hubo respuesta escrita pero sí una conformidad a los padres para que se abrieran conmigo.

La acusación de “agente del Ejército”

Las fotos o recuerdos que les facilitaron los padres tenían el valor de lo íntimo, como la tarjeta de aniversario de bodas de ellos. Víctor Firmenich estaba indignado por algunas cosas que se habían escrito sobre su hijo.

-El padre hacía hincapié en contradecir lo que había publicado Andersen en Dossier secreto. Estaba indignado por la teoría de que su hijo había sido una especie de agente de inteligencia y con vínculos estrechos con funcionarios de la dictadura de Onganía.

Korol entonces le escribió a Andersen.

-Me mandó fotocopias de una documentación que le habría brindado un agente del FBI que estaba en la embajada de Estados Unidos.

Según documentos desclasificados de la CIA, Firmenich había sido informante del Ejército. Sus ex compañeros y sus padres descartan esa teoría
Según documentos desclasificados de la CIA, Firmenich había sido informante del Ejército. Sus ex compañeros y sus padres descartan esa teoría

Años después, durante el gobierno de Mauricio Macri, esos documentos aparecieron entre el material desclasificado por Estados Unidos sobre los 70 en la Argentina. De esa teoría, cuenta Korol, también reniegan quienes fueron compañeros de Firmenich en la conducción de Montoneros.

-Con Roberto Perdía (otro de los líderes de la organización) me vi varias veces, incluso en algún almuerzo en el restorán Pipo. Considera absurda esa visión. Incluso, mucha gente que entrevisté y que tiene una mirada crítica tanto de Montoneros como de Firmenich, no abonaba para nada la posibilidad de que él hubiera tenido relación con los servicios de inteligencia.

En cambio, Korol encontró ex compañeros de colegio que tenían un fuerte rechazo por “Pepe”.

-Entre los compañeros de promoción que vi está el periodista Mario Wainfeld. Me mostró un video tomado en la reunión de ex alumnos de ese año que coincidió con el indulto a muchos represores y también a Firmenich. En el video se ven las palabras de repudio de Wainfeld a los indultos. Ahí hizo hincapié a que merced a esos indultos había una presencia entre ellos que no debía estar, en clara alusión a Firmenich. Hubo un silencio de parte del resto. Luego yo hablé con algunos otros que estuvieron presentes y no coincidían con Wainfeld. Sostenían que era un encuentro de ex alumnos y no era el momento para repudiar o excluir a uno de la promoción.

Vázquez Montalbán le consigue trabajo

Para la época que Adrián Korol buceaba sobre su historia de vida, Mario Firmenich estaba cerca cumplir 50 años. Había vivido en la clandestinidad en la Argentina y tras el golpe de 1976 estuvo en distintos lugares: Argelia, Cuba, México, Nicaragua, Brasil. En este último país, a poco de asumir Raúl Alfonsín la presidencia, fue detenido por la policía y remitido a la Argentina. Estuvo detenido desde 1984 hasta que, en 1990, Carlos Menem lo indultó. Tras eso, se radicó en Barcelona.

Firmenich con su mujer e hijo menor
Firmenich con su mujer e hijo menor

Por ese tiempo, uno de los autores de esta nota compartió un encuentro con el español Manuel Vázquez Montalbán, reconocido periodista, escritor de ficción y dirigente del Partido Comunista de Cataluña. El creador del detective Pepe Carvalho le comentó que unos amigos le habían pedido que le consiguiera trabajo al antiguo líder montonero. Para entonces, Firmenich decía no tener dinero para vivir y mantener a su esposa y sus hijos. Vázquez Montalbán lo entrevistó: “Me pareció un tío muy listo, estudioso. Lo recomendé a una editorial para que hiciera la ardua tarea de escribir en una enciclopedia. Y allí quedó”, contó.

Recuerdos en una caja

-Algo que me impactó fue la foto de la primera comunión -cuenta Korol-. Un niño con el misal, peinado a la gomina… Yo nunca había visto una foto suya de chico, mi primera imagen era la de “buscado” que salía por todos lados cuando pasó a la clandestinidad. O de las fotos que hacía conocer la organización, donde se lo veía con indumentaria militar. Además esa foto remite al origen “cristianuchi” de Montoneros, a sus vínculos con una mirada religiosa. Ahí está, quizá, el ADN de su historia. Me imaginé que un libro sobre su vida bien podría haber tenido esa foto en la tapa. Lo que me dieron los padres fue una fotocopia de esa foto. El original lo guardaron ellos.

En las bodas de Oro de sus padres
En las bodas de Oro de sus padres

Las reuniones de Korol con Víctor y Zarina se fueron haciendo más distendidas. Los padres hablaban con más libertad. Fue por entonces que Víctor le dijo: “Si Pepe hubiese muerto sería el Che Firmenich”.

-Hay pequeños detalles de esas charlas con los padres que señalan el impulso nacionalista por parte de Firmenich. Cuando cursaba el secundario y algún profesor lo llamaba “Firmenich” -con ch final-, él corregía y decía que se pronunciaba “Firmenij”. Ellos insistían que su hijo no tenía ningún sesgo antisemita y que su familia era de procedencia alemana y el apellido de origen croata no tenía ninguna vinculación con el nazismo.

Korol, además de prender el grabador, tomaba notas.

-En un momento, la madre me dijo algo muy fuerte. En los ’70 ellos vivían en una casa en Ramos Mejía. Zarina me dijo que pese a los años de clandestinidad, ella nunca había querido cambiar la cerradura de la casa pensando en que, algún día, Pepe podía volver. Me dijo que, una madrugada, pese a que sabían que había vigilancia sobre ellos, el hijo entró. Se quedó un día. La madre le preparó la comida, un churrasco recordaba ella.

En el verano de 1963 en Mar del Plata con la familia Abramovich,  compañero del Nacional
En el verano de 1963 en Mar del Plata con la familia Abramovich, compañero del Nacional

Hoy atesora todo lo que fue obteniendo en el curso de su investigación.

-Yo tengo fotos, además todo lo grababa en cassettes. Por mi relación con distintas radios logré algunas perlitas. Por ejemplo, un colega de Radio Habana, de Cuba, me mandó material que guardo en una caja grande. Una entrevista a Firmenich de cuando él estaba allá y otro cassette con una declaración suya sobre Malvinas. Esta última es una grabación donde no hay entrevista, es solo su voz y dura como 20 minutos. También una sobre la dictadura, en el año 81, de cuando estaba Roberto Viola.

También le hizo pedido a Prensa Latina, la agencia oficial cubana, pero no pudo acceder a ese material porque le pedían una cifra muy elevada. En cambio, todo el material que había en Radio Habana se lo dieron gratis.

Videomatch como obstáculo

Korol siguió visitando con asiduidad a los padres y en una de esas ocasiones, después de almorzar, descubrió que hasta entonces no lo habían identificado como uno de los colaboradores de Marcelo Tinelli en su programa de televisión.

-Un día, Víctor Firmenich me pregunta: “¿Puede ser que lo haya visto anoche haciendo una nota en la cancha de Racing?”. Por supuesto era así. Y para ellos no resultaba un escollo que yo estuviera tras una historia tan recargada y, al mismo tiempo, en Videomatch, mezclando humor y deporte. Me dije “yo no puedo hacer las dos cosas a la vez”. Lo veía como una contradicción ideológica. Me resultaba chocante, pero a ellos no. Y esto empezó a pasarme con la mayoría de los que entrevistaba. O porque me reconocían ellos mismos o porque en medio de un café mientras grababa algún mozo se acercaba a comentarme cosas de Marcelo Tinelli y de Videomatch.

La primera reacción de Korol fue pensar que esa asociación con la tele era negativa para la investigación, incluso incompatible con ella. Le contó lo que le pasaba a Marcelo Larraquy, que por entonces acababa de presentar su libro sobre Rodolfo Galimberti. La respuesta de Larraquy fue tajante: “Una cosa no tiene nada que ver con la otra. Seguí adelante”.

Poco después de esa charla se reunió con directivos de Editorial Planeta en la Argentina y les describió el material que había acumulado. Le pidieron un plan de obra y un capítulo escrito. Sin embargo, justo en ese momento comenzó a viajar por el mundo para hacer notas de Videomatch.

-El contrato para ese año incluía estar 40 días en el Mundial de Francia, además de otras coberturas. Eso me fue distanciando del compromiso que había puesto en tratar de conocer la historia de Firmenich a fondo. Sentí que eso requería un trabajo de dedicación plena y yo no podía hacerlo.

La utilidad del material

-Así que decidí guardar cassettes, recortes, fotos y demás en cajas y esperar su momento. No borré, no tiré, guardé mis anotaciones. Y esa caja me acompañó en varias mudanzas. Las mudanzas son especiales para desprenderse de cosas que uno cree innecesarias. Sin embargo, esa caja me acompaña desde hace 20 años en cada cambio de casa. Es una caja inmensa. Está todo cuidado, incluso yo tengo equipo para escuchar cassettes, así que todo eso está intacto. Por alguna razón esa caja me acompaña.

Trabajos de Matemáticas de Firmenich en el Colegio Nacional
Trabajos de Matemáticas de Firmenich en el Colegio Nacional

Tiempo después lo llamó el periodista Felipe Celesia y le dijo que estaba trabajando en una investigación para una biografía de Firmenich junto a Pablo Waisberg. Celesia le dijo también que cuando empezaron a hablar con los ex compañeros del Buenos Aires, uno tras otro les decían: “Eso ya se lo conté a Korol”.

-Lo que sucedió con Celesia y Wainsberg es que muchos de los ex compañeros, pasados 10 o 15 años de las charlas conmigo, no estaban o no los podía ubicar o, incluso, no querían volver a hablar. Tampoco pudieron entrevistar a los padres. Entonces puse a disposición de ellos parte del archivo y durante más de un año nos reunimos en varias ocasiones. Parte de esa caja, de mi archivo, está reflejada en el libro. Creo que es una gran biografía.

Un largo silencio

Para Korol, Firmenich sigue siendo uno de los personajes que producen más sentimientos encontrados y, por qué no, más fascinación si uno quiere meterse a fondo con la compleja historia argentina reciente. Desentrañar su vida tiene que hacerse dejando de lado las pasiones y con el mayor rigor posible.

-Quizá por ese nivel de exigencia, en su momento yo pensé que no era el más indicado, más allá de la dedicación que puse y de la cantidad de material conseguido. A mí no solo me acompaña esa caja. Cada vez que sale alguna publicación o noticia sobre Mario Eduardo Firmenich mis antenas apuntan hacia allí y lo leo apasionadamente.

"YO creo que algún día Firmenich va a hablar", dice Adrián Korol
"YO creo que algún día Firmenich va a hablar", dice Adrián Korol

-¿Pensás que hablará algún día? – preguntó Infobae.

-Yo creo que sí, que va a hablar sin necesidad de un interlocutor. Desde ya que me gustaría hablar con él. La verdad es que no tengo la sensación de que vaya a buscar un interlocutor. Quizá ya tenga escritas sus propias memorias. Hay un trabajo hecho por el cineasta Jorge “el Tigre” Cedrón. Se llama Resistir es vencer y es una larga declaración frente a cámara. Sin interlocutor. Al igual que lo de Radio Habana.

-Si pudieras entrevistarlo, ¿qué harías?

-Si tuviera esa oportunidad, buscaría no limitar las entrevistas a lo estrictamente político, la militancia o la tragedia. Buscaría la persona detrás del personaje. Eso no es ser acrítico ni guardarse preguntas. Creo que es una persona importante del siglo pasado y que su silencio en este siglo ya dijo demasiado.

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