Por Mundo Villa
Carolina Chorolque tiene 29 años y se crió y vivió hasta hace unos meses en la Villa 21-24 de Barracas. Cuando era pequeña pintaba dibujos que expresaban su deseo de ser artista y, a la vez, reflejaban las vivencias de un barrio atravesado por la necesidad. Creció soñando que un día podría llegar a vender su primer cuadro y que sus padres por fin aceptarían al arte como un oficio rentable y transformador.
“Al principio lo veían como un hobbie y no pensaban que podría vivir de esto. Me llegaron a decir fijate si podes estudiar algún oficio”, dice Carolina ahora entre risas.
Es que todas las expresiones artísticas son consideradas inalcanzables en contextos de vulnerabilidad, las opciones siempre están ligadas a los mismos estereotipos y pocas veces los jóvenes pueden romper con eso. "Yo podría haber trabajo de limpieza y sin embargo mi primer trabajo pago fue en el Centro de Formación Profesional de la Parroquia de Caacupé, con un microemprendimiento de estampitas religiosas".
Carolina es madre de Felipe (4) e Inti (1). En ellos ve reflejada a esa niña que siempre supo lo que iba a hacer. Felipe entra y se pasea por su estudio, mientras juega con pinturas y hojas. "Con mis hijos veo mi trabajo de una manera más conciente, mis papas no tenian las herramientas para estimularme con el arte, yo al más grande lo llevo a los talleres que doy y lo pongo en contacto con la música y los colores".
Ella es una de las muchas profesionales que tiene la Villa 21-24. Estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes y actualmente es Profesora de Artes Visuales. También estudia la Licenciatura en Gestión Cultural en la Universidad Nacional de Avellaneda. Carolina es parte del cuerpo docente de talleres en la Casa de la Cultura Popular Villa 21-24. Sus alumnos que se la cruzan a diario por el barrio quedan sorprendidos al enterarse que una vecina, con la que comparten mates y charlas de pasillos, es quién está a cargo del grupo de artistas plásticos del centro.
La construcción de la Casa de la Cultura en el barrio fue un motor importante para el desarrollo de una identidad y faceta cultural barrial. Cuenta con una sala de teatro y cine para 200 espectadores, equipada buena tecnología, tres aulas para actividades culturales y educativas y un área multimedia de archivo y documentación. Situada sobre la Avenida Iriarte al al 3500, el centro le da la bienvenida a los vecinos y visitantes, demostrando, una vez más, que la cultura es uno de los pilares fundamentales para la integración.
“Ese proceso fue un despertar cultural generalizado y que la Casa provea materiales de calidad y ofrezca un nivel edilicio alto, potenció muchos proyectos y también el surgimiento de gestores culturales propios del barrio”, dice.
Carolina es una artista feminista. Considera que el arte es una herramienta de empoderamiento que la transformó a ella y a sus alumnas. "Veo que muchas alumnas después de ser madres, vuelven porque esto es lo que le gusta y hacen su camino más allá de los estigmas que cargamos al vivir en una villa. Toman esto como origen y saben que tienen derecho a elegir", comenta.
Creó en una serie de cuadros en donde retrata las problemáticas y denuncias que tienen las mujeres madres y mujeres villeras. Hablan de los diferentes tipos de violencias como un golpe, secuestros o abusos y aquellas que sufren por pertenecer a una clase social o los prejuicios que atraviesan por ser del barrio. “Durante estos años me llegaban relatos de alumnas, madres y vecinas. No me podía permitir dejarlas ahí y los fui plasmando en los cuadros que hice. Muchas de esas mujeres participaron del proceso y al final se sintieron un poco más liberadas”, cuenta Carolina.
Desde el 2016 lidera el proyecto “Este es mi barrio, mi punto de partida”, donde a través de murales interviene varias manzanas del barrio con expresiones culturales latinoamericanas como el folclore y las figuras más representativas de las comunidades. Llevan intervenidas más de 60 casas y en sus paredes se pueden ver desde mujeres guerreras como las cholas hasta animales y rostros anónimos que componen una escena de sentimiento y pasión por lo que hacen pero también por el espacio que les permite montar esa obra. “Creo que esto modificó el entorno un montón. Nací y me crié en un barrio en donde veía la necesidad de ver color a mi alrededor y veía como eso influía en la calidad de vida que teníamos y en las realidades que vivíamos. Por eso me planteé este proyecto que rápidamente contagió a los vecinos de entusiasmo”, cuenta. “Yo creo que si podemos poner un poquito del arte en lo cotidiano de la gente hace que sea todo más positivo y esperanzador”
El nombre del proyecto surge como un mensaje alentador para todo el barrio. “Es fuerte y representativo porque significa asumir que uno es de acá y que a la vez no tiene limitaciones. Es mi punto de partida y puedo ir hasta donde yo quiera”. “No fue fácil asumir que yo era una mujer villera que decidió estudiar arte y cuando lo hice pude romper con muchos prejuicios internos”, cuenta.
Carolina sonríe mientras recuerda la heladera de su casa llena de dibujos y el momento en que vendió por primera vez un cuadro. “Mis padres se pusieron re contentos, no me creían mucho, porque es algo raro”, señala. Hoy lleva vendidos más de 15 cuadros y esculturas que la ayudaron a romper con sus propios prejuicios y limitaciones y que ejemplifican el esfuerzo de una joven que peleó por sus sueños y conquistó a su barrio a través del arte.
*Mundo Villa es un medio de comunicación social que educa, informa y transforma. A través de los jóvenes que participan de los talleres de periodismo genera contenidos en sus plataformas multimediales y realizan el primer noticiero sobre las villas en la señal Diputados TV.
Redactora: Emilia Rojas - Producción y realización: Joaquín Ramos, Dalma Villalba, Alan Gómez, Guido Ledesma, Paula Stiven, Gustavo Lara, Diego Boulliet, María de Vedia, Diego Varela, Sebastián Deferrari y Francisco Ramos. #mundovillendtv - IG: @mundovilla - www.mundovilla.com
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