“La Navidad para nosotros es muy importante porque las diferencias del año se resuelven en esta época, y se resuelven en una mesa. Culturalmente estamos obligados a sentarnos en una mesa y hacer las paces. Y eso nos hace mucha falta a los venezolanos”.
El que habla es Omar Zambrano, creador de la Latin Vox Machine, la orquesta que reúne músicos que migraron a nuestro país por la gran crisis humanitaria que atraviesa la tierra de Rómulo Gallegos. Lo que dice no es un mero mensaje tomado por el espíritu navideño sino un deseo que atraviesa a los más de 150 mil venezolanos que viven en el país: poder reunirse, poder compartir nuevamente las mesas navideñas.
Para Omar la aventura de la Latin Vox Machine comenzó en el 2017, cuando viajaba en subte y vio a otro músico venezolano tocando en el vagón. Conmovido, pensó que debía hacer algo para que los músicos sean siempre músico, sin importar su país de origen, y así fue que creó la orquesta. Al día de hoy son más de 120 artistas latinoamericanos, mayormente de Venezuela pero también de Paraguay, Chile, Colombia, Argentina, Ecuador, Bolivia, Uruguay, El Salvador y Perú. Además, hay también un músico de Siria.
La orquesta creció y ahora llegó a un nuevo hito en su historia, y a un hito mucho mayor para los venezolanos que la componen: tocarán un concierto de navidad en el Teatro Ópera. No es algo menor para los venezolanos: “Esto es un bálsamo al corazón, que está tan roto por las circunstancias que ya sabemos. El concierto nos sirve para recordarnos que podemos juntarnos nuevamente y que más allá del contexto y de donde estemos nosotros, vamos a seguir de pie, no importa que estemos en Venezuela, Argentina, Chile o cualquier parte del mundo”.
La Navidad para el pueblo venezolano es una fiesta de larga duración: para ellos los festejos comienzan a mediados de noviembre y terminan recién en febrero. Para celebrar, llenan las calles y las casas de luces y decoración y se reúne a comer hallacas y cantar gaitas zullianas. Todos los años igual, unidos, alegres, celebrando lo que hay y lo que no, pero siempre celebrando. Ese es un poco el espíritu del show de Navidad que darán mañana domingo 22 de diciembre en el Teatro Ópera a las 20 horas. Quien quiera asistir, todavía puede comprar sus entradas.
“Son muy populares las hallacas, una especie de tamal hecho con harina de maíz, relleno con un guiso diverso de vegetales, garbanzos, alcaparras, aceitunas, pasas… Pero realmente todo es una excusa para reunirse con la familia y visitarnos. Yo vivía en el interior del país, en una zona andina, en una ciudad que se llama Mérida, y solía visitar a la familia dos veces al año porque soy de Maracaibo. Las gaitas zulianas son importantes, sobre todo ara recordar los colores, los sonidos y las las vivencias de nuestra tierra”, dice Israel Portillo, solista de viola en la Orquesta y uno de los músicos más destacados. Llegó a la Argentina en colectivo desde Venezuela. Una de las pocos cosas que trajo a lo largo de todo el viaje fue su instrumento.
“Es una felicidad que puedan asistir muchos venezolanos porque van a tener la oportunidad de disfrutar ese pedacito de Venezuela, ese pedacito de diciembre al que están acostumbrados, con mucha buena onda y mucho disfrute”, dice sobre el show.
“La Navidad para mí es más que una celebración, es un momento de reunión familiar. Esperar el 24 a las 12 de la noche el regalo de Santa Claus para los niños… Son fechas demasiado emotivas para nosotros y más que nada ahora que estamos todos lejos y regados por el mundo. A diferencia de los argentinos, allá llenamos las calles de luces y decoramos toda la casa. Aquí en ese aspecto no ves tanta euforia navideña. Este concierto es muy emotivo para nosotros porque nuestra música típica es con gaita, y es parte del repertorio del concierto. El fin es poder llenar un poco ese vacío que tenemos todos los venezolanos por haber dejado nuestra tierra y habernos separado de nuestras familias”, cuenta Joselyn Aguirre, violinista.
El caso de Elizabeth Gordones es particular: llegó al país con su marido y su hijo recién nacido, que nunca conoció Venezuela. “Acá, como no está la familia, tratamos de mantener la tradición de comer el plato típico y enseñarle eso a nuestro hijo a nuestro hijo, que tiene dos años. Por lo chico que es el departamento no podemos hacer hallaca así que las compramos y comemos el 24 y el 31”, cuenta.
María Andreyna Chávez también es violinista. Tiene 25 años y está en el país desde hace un año y medio. “Este año voy a cumplir dos años en el país y saber que venía este concierto super arraigado a lo que somos me emocionó desde el comienzo. El auge va a ser mañana. Para mí significa muchísimo: es recordar todos los años de costumbres en familia y ponerse nostálgico por las letras, por lo que esa música encierra. Es una oportunidad súper grande para todos los venezolanos que vamos a tocar y para los que nos van a escuchar. Es una muestra de cómo la Navidad y la cultura puede trascender el espacio y el tiempo sin importar nada más”, dice con la emoción clara en cada inflexión de la voz.
Para todos ellos, como para toda la comunidad venezolana y para los argentinos que se acerquen al show, será una ocasión especial. Además de la orquesta, el evento será conducido por Carolina Amoroso y el autor de esta nota, ambos comprometidos con contar historias de venezolanos en el país.
“La música puebla nueva vida de sentido, y no tiene ningún significado”, escribió el alemań George Steiner. Algo de eso sucederá con este espectáculo: ¿qué es realmente lo que se puede decir? Como el dolor, como el amor, como la añoranza por la tierra o la dicha de la Navidad… nada puede explicarlo salvo arrojarse a ser parte.
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