Las innovaciones y los avances tecnológicos siempre forman parte de las buenas noticias; sin embargo, la velocidad de estos cambios trajeron un problema: el destino final de estos adminículos. Si tomamos, por ejemplo, un teléfono celular, sólo la batería desechada podría contaminar 600.000 litros de agua.
Pero no sólo los teléfonos son un problema. Los residuos eléctricos y electrónicos (se los conoce como RAEE) representan el 2% de la basura recolectada en Buenos Aires, de los cuales en un 45% se componen de electrodomésticos de línea blanca (heladeras, lavarropas, aire acondicionado), mientras que los componentes de equipos de informática y telecomunicaciones representan el 30% del total. El 25% restante corresponde a reproductores de video, audio y televisores.
De este tipo de desechos, en promedio, el 25% de los componentes son reutilizables y el 72% son materiales reciclables, según un estudio realizado por la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires -FECOBA-, a través de su Centro de Investigación Pyme Ciudad Productiva. En ese sentido, el presidente de la entidad, Fabián Castillo, destacó: “Hoy en la Ciudad contamos con 181 empresas dedicadas al tratamiento de residuos y de reciclado y/o recuperación de residuos, de las cuales 174 son pymes”.
La mayor parte de estos aparatos puede ser recuperada, ya sea a través de la reutilización o del reciclaje de materiales como plásticos y metales. En el proceso de desmontaje de los equipos se genera a su vez una pequeña fracción de residuos peligrosos que debe ser manejada de forma diferenciada para evitar daños al ambiente y la salud.
Asimismo, se puede reducir el descarte de esos equipos a través de mejoras de diseño que extiendan su vida útil, la reparación de estos equipos y prácticas de consumo responsable. Para lograrlo es necesario aplicar el concepto de Responsabilidad Extendida del Productor que contempla la etapa post consumo para que se realice una gestión ambientalmente segura de los desechos.
Como para tener una idea, según los reportes de la compañía Apple, fabricar un iPhone 7 Plus, de 5,5 pulgadas, genera un 10% más de contaminación que un iPhone 6s, de 4,7 pulgadas. Sin embargo, la creación de un iPhone 7 estándar (también de 4,7 pulgadas) produce un 10% menos de CO2 que el 6s.
Para obtener las materias primas necesarias para su fabricación, es necesario extraer recursos naturales, muchos de ellos minerales, lo que tiene un impacto negativo en la naturaleza. Así, para producir un móvil de 80 gramos de peso se consumen 44,4 kilogramos de recursos naturales. Según cálculos de Certideal, en 50 años, una persona que cambie cada dos años de móvil habrá gastado más de una tonelada de recursos para tener dispositivos de última generación.
En los RAEE se pueden encontrar materiales peligrosos como metales pesados: mercurio, plomo, cadmio, plomo, cromo, arsénico o antimonio, los cuales son susceptibles de causar diversos daños para la salud y para el ambiente. El mercurio produce daños al cerebro y al sistema nervioso; el plomo potencia el deterioro intelectual, ya que tiene efectos perjudiciales en el cerebro y todo el sistema circulatorio; el cadmio puede producir alteraciones en la reproducción e incluso llegar a provocar infertilidad; y el cromo está altamente relacionado con afecciones en los huesos y los riñones. Para tener algunos ejemplos: un solo tubo de luz fluorescente puede contaminar 16.000 litros de agua; mientras que un televisor puede contaminar hasta 80.000 litros de agua y una pila alcalina, 175.000 litros de agua.
La buena noticia en la ciudad de Buenos Aires es que la recuperación de estos materiales crece año a año. Los vecinos pueden llevar lo que ya no usan a los centros verdes disponibles en el distrito. “Desde la Secretaría de Ambiente impulsamos el reciclado de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos porque nos proponemos seguir avanzado en las políticas de reciclaje y economía circular para lograr una ciudad sustentable”, indicó Eduardo Macchiavelli, secretario de Ambiente porteño.
El programa de recuperación, que se inició en 2016, recibió hasta el momento 813,6 toneladas. Pero los números de generación son bastante altos: en Argentina se generan 292.000 toneladas de RAEEs por año. Y, en la ciudad de Buenos Aires, por su parte, se producen 20.000 toneladas al año lo que equivale a 7 kg./habitante/año.
El reciclado de los residuos electrónicos tiene un doble impacto positivo: permite recuperar metales o materiales (silicio, plásticos, oro, plata, cobre, etc.) que son cada vez más escasos y cuya obtención a través de la minería genera un alto impacto ambiental; al tiempo que se reduce el efecto que estos residuos producen en el ambiente al degradarse en basurales ya que contaminan napas y suelos.
Los RAEES contienen:
-72% de materiales reciclables (plásticos, metales ferrosos y preciosos, vidrio).
-25% de materiales reutilizables (cables, motores, fuentes, lectoras, imanes).
-3% de residuos peligrosos (tubos de rayos catódicos, plaquetas de circuitos integrados, gases de refrigeración, PCB).
En la ciudad de Buenos Aires se reciben aparatos de informática y comunicación, pequeños electrodomésticos, pequeños aparatos eléctricos y electrónicos en desuso.
La recepción de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEES) se realiza de miércoles a domingo entre las 11 y las 19 en los 50 Puntos Verdes Especiales de la Ciudad.
Además, los vecinos pueden acercarse a los Puntos Verdes Móviles que recorren los barrios.
La Cooperativa Trabajo y Dignidad retira los RAEES para realizar la separación y disposición final.
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