Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en el barrio porteño de Flores y celebrará su cumpleaños número 83 en la Ciudad del Vaticano como el Papa Francisco. En un remoto punto de la provincia de Buenos Aires, un sacerdote retirado repetirá lo que emprende desde hace al menos nueve años: un asado para conmemorar el nacimiento del Santo Padre. “La idea es que ahí aprendemos a valorar la comida”, relató Francisco Pancho Vacazur, un salteño oriundo de San Antonio de los Cobres.
Desde que Bergoglio se convirtió en Papa, Pancho celebra el cumpleaños con un almuerzo solidario. Serán ocho costillares para 150 personas en un sitio especial: el basural de Mar del Plata, una ciudad que produce 1.300 toneladas de desechos por día. “Era el lugar de los miserables, de los que no tenían agua ni baño y luz, de los que comían de la basura, de los que recolectaban material para sus trabajos. Cuando los vi, me partió el alma. Por eso nació este proyecto, como una propuesta para devolver lo mucho que tenemos”, expresó Pancho. En el basural se articulan los sectores más vulnerables de la sociedad: había narcotráfico, abusos, trabajo infantil.
En junio del año pasado, el colapso del “centro de disposición final de residuos sólidos urbanos” por el desborde de la única celda destinada a albergar la generación de residuos del centro balneario ameritó la la intervención del Organismo Provincial para el Desarrollo Sustentable y la firma de un convenio con el CEAMSE (Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado) para la reconversión del espacio: contempla la construcción de la planta de líquidos lixiviados para un procesamiento de 300 m3 por día y la ejecución de la Planta Separación y Clasificación de Residuos.
Actualmente, cerca de 150 personas trabajan en el lugar. Ya no son más de 200, ya no permiten niños, ya no se puede dormir en el área. La mayoría son jóvenes que trabajan en el predio: intercambian desechos, recolectan, separan los reciclables y los venden, juntan los comestibles y se lo llevan a su casa. “A veces vienen los camiones de los supermercados a tirar las sobras y vemos cómo se pelean por sacar lo más productos en mejor estado”, contó Vacazur.
El responsable del almuerzo cree que ahora hay una situación más contenida, con buenas inversiones. No lo promocionaron ni hicieron público el evento para no comprometer el programa. Estarán desde las nueve hasta las tres de la tarde y no se podrá ingresar sin autorización. Se concibe un clima de solidaridad y camaradería con un propósito medular: recordar al Papa Francisco. Después, abordan conceptos satélites: valorar la comida, dedicarse al interior, promover la conciencia de clase.
El gasto estimado es de 35 mil personas que se cubre con donaciones y colaboraciones del equipo de Vacazur. “Cree” es el centro de recuperación espiritual ecuménico que también participará de la celebración del cumpleaños de Bergoglio, a quien Pancho considera un amigo. “Estuve con él el último 22 de julio. Nos conocemos desde que asumió como Papa. Lo vi por primera vez en las inundaciones de Tartagal en 2009”.
Al año siguiente, Vacazur tomó la decisión de irse de la orden franciscana cuando era cura de la Iglesia Católica. Había tenido un accidente, se había enfermado y, fundamentalmente, se había enamorado. El Papa lo comprendió. Él le pidió que fuese su cardenal protector y así entablaron una relación “extraoficial” porque -dice- que “en la Iglesia lamentablemente no hay lugar para curas enamorados: somos un mal ejemplo”.
Se afilió al Movimiento de Curas Casados que regaló una bicicleta para sortear en el asado del Basural. Él considera que el sacerdocio es un ejercicio que no necesita la sotana. Confesó que el Papa Francisco, cuando era cardenal, le dijo “vos sos sacerdote para siempre”. Hoy tiene 52 años, y desde que dejó los hábitos, acompaña y sirve de guía espiritual de los trabajadores del predio Basural. Hoy, juntos, soplarán las velitas por el cumpleaños del santo Padre en una torta con los colores de San Lorenzo.
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