El mapa de la marginalidad y la desigualdad social: así se distribuyen los pobres crónicos en Argentina

Se trata de un sector de la población que tiene la menor probabilidad de salir de la pobreza, aún en períodos de crecimiento económico. Llegan al 10% del total y casi la mitad de esas personas tiene menos de 15 años

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Dentro de la población argentina, hay un grupo de personas que tiene la menor probabilidad de salir de la pobreza, aún en períodos de crecimiento económico. Esto es lo que se denomina “pobreza crónica”.

Casi la mitad de las personas en situación de pobreza crónica tiene menos de 15 años, el 70% de los pobres crónicos tienen necesidades básicas insatisfechas en vivienda o educación, y los trabajos de los adultos son precarios y sin aportes a la seguridad social y cobertura de salud. Además, solo 3 de cada 10 tienen acceso a cloacas.

Para conocer la distribución geográfica de las personas en situación de pobreza crónica es crítico para diseñar e implementar políticas públicas exitosas que permitan erradicarla, lanzaron una plataforma digital que permite analizar la pobreza crónica en cada provincia, localidad y barrio.

Desarrollada por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) junto con otras tres organizaciones muestra que casi la mitad de las personas en situación de pobreza crónica residen en el Conurbano (24%) y en provincias de la región Pampeana (24%). Le siguen el NEA, con el 22%; el NOA, con el 19%, y Cuyo, con el 8%. En contraposición, la Patagonia y la Ciudad de Buenos Aires tienen apenas 2% y 1%, respectivamente.

Conscientes de esta situación, el Ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, se reunió con sus pares de las provincias para empezar a armar un programa federal de ayuda alimentaria y coordinar los programas sociales tendientes a reducir la pobreza en la Argentina.

Allegados a Arroyo comentaron a Infobae que la convocatoria a todas las provincias “sin distinción ideológica” responde a una primer reunión ya que “el Ministerio de Desarrollo Social no ha trabajado con las provincias en los últimos años para tener un trato directo con los gobernadores para coordinar las políticas sociales”. La idea es realizar este tipo de encuentros cada dos meses.

Ante de asumir la presidencia, el equipo de colaboradores de Alberto Fernández identificó 1.000 puntos críticos de pobreza. Se trata de barrios del conurbano bonaerense, Rosario, Córdoba, Mendoza, Tucumán y varias ciudades del norte argentino donde la gente padece hambre de verdad, como salteado o carece de un alimento diario.

Allí el gobierno nacional establecerá un acuerdo con gobernadores e intendentes para hacer llegar alimentos de forma inmediata. Es que los datos que maneja Arroyo sostienen que en muchos de esos puntos críticos hay “hambre severa”. Esto es: chicos que comen salteado o no comen durante un día entero.

El mapa de la pobreza crónica también puede ser utilizado como una herramienta de gestión para el gobierno nacional, los gobiernos provinciales y los gobiernos municipales ya que les permitirá afinar los detalles de las políticas para abordar la situación de la pobreza en las zonas de mayor urgencia.

“Una estrategia de reducción de la pobreza crónica debe contar con un diagnóstico preciso. Esto permitirá afinar detalles de implementación de políticas públicas para priorizar estas zonas”, explica Gala Díaz Langou, directora de Protección Social de CIPPEC.

Haciendo un par de clics, la herramienta permite ver para cada provincia, departamento o radio censal el nivel de incidencia de la pobreza crónica, el porcentaje de la población en situación de pobreza crónica, el porcentaje de población urbana, el porcentaje de hogares con hacinamiento crítico, el porcentaje de hogares en vivienda deficitaria, el porcentaje de hogares sin acceso a red cloacal, el porcentaje de hogares cuyos jefes o jefas tienen el primario completo o menos, el porcentaje de hogares cuyos jefes o jefas tienen el secundario incompleto o menos, el porcentaje de niños y niñas de entre seis y 17 años que no asisten a la escuela, y el porcentaje de la población sin obra social ni prepaga.

Para el CIPPEC, una estrategia general de reducción de la pobreza debe incluir políticas macroeconómicas que favorezcan el crecimiento con estabilidad, pero también políticas laborales, de protección social, educativas, habitacionales y de hábitat, entre otras. Los datos son alarmantes: el 16% de los departamentos urbanos y rurales muestran niveles preocupantes de pobreza crónica.

“Además de las acciones en el corto plazo para paliar los efectos de la crisis, esta estrategia deberá incluir políticas que permitan romper con la reproducción intergeneracional de la pobreza, mejorar las condiciones de trabajo y establecer mecanismos para asegurar los recursos para llevar a cabo estas acciones y su sostenibilidad”, enfatizó Gala Díaz Langou, directora del programa de Protección Social de CIPPEC.

Dada la naturaleza compleja del fenómeno de la pobreza, el organismo propone una serie de medidas que se encuentran en cuatro grandes grupos. El primero está conformado por las políticas necesarias para mitigar los efectos de la crisis económica actual; el segundo refiere a las políticas en las cuales se debe invertir hoy para desactivar la reproducción intergeneracional de la pobreza crónica; el tercero comprende acciones para mejorar las condiciones de trabajo; y el último establece mecanismos para asegurar los recursos para llevar a cabo estas acciones y su sustentabilidad.

Una villa ubicada en el
Una villa ubicada en el partido de Quilmes (Foto: Reuters)

“La cartografía de la pobreza crónica es un insumo indispensable para la puesta en marcha de Estados inteligentes. El territorio de la Argentina es sumamente extenso y heterogéneo. Contar con este tipo de herramientas es fundamental para definir mejor los problemas y ganar precisión en la orientación de la política pública y recursos escasos”, sostuvo Ianina Tuñón, investigadora del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA.

Lejos de los deseos de “pobreza cero” que anunciaba Mauricio Macri al asumir la presidencia, el Indec informó que en el primer semestre de 2019 el número de personas por debajo de la línea de pobreza creció al 35,4%, frente al 27,3% del mismo período de 2018. La cifra representa unos 15,9 millones de personas en todo el país —cerca de 3,8 millones más que el año anterior— cuyos ingresos no alcanzan para cubrir los servicios básicos.

En tanto, la indigencia —las personas que no tienen ingresos suficientes para hacer frente a las necesidades alimenticias— trepó al 7,7%, frente al 4,9% del mismo período de 2018. Se destaca la profundización de la pobreza extrema en el proceso de deterioro de la condiciones de vida, la cual aumenta en un 57,1%.

La cifra es la más alta en la era Macri: 3,2 puntos porcentuales más desde el 32,6% que se registró el primer semestre de 2016 (entre 2007 y 2015 el Indec estuvo intervenido).

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