"Es bastante difícil de describir... Es mucha alegría, es la satisfacción por lo que uno estudió”. Cuando Gisela intenta explicar qué es lo que siente al momento de escuchar los aplausos del público que resuenan cada vez que finalizan una presentación, se le hace un nudo en la garganta. Ella tiene 25 años y desde hace tres que integra la orquesta Aeropuertos Argentina 2000, un ensamble juvenil que aúna jóvenes de barrios y sectores vulnerables de la ciudad de Buenos Aires.
Además de Gisela, que toca el contrabajo, otros 41 jóvenes de entre 17 y 26 años forman parte de la sinfónica.
Faltan unos minutos para las 18 y algunos de los integrantes ya llegaron al British Arts Centre, un espacio de la Asociación Argentina de Cultura Inglesa, en Retiro. En instantes comenzará un ensayo, el segundo de la semana. En este lugar se reúnen todos los jueves. Los lunes, en cambio, practican en un salón de la Organización Sionista Femenina Argentina, sede emplazada en el corazón de Recoleta.
Mientras a algunos les gana la ansiedad y descubren sus violines y comienzan a afinar el tacto para lo que serán dos horas ininterrumpidas de clase, otros cuentan y acomodan las sillas ubicadas una al lado de otra sobre el escenario. Gisela es parte de esa tarea. Entre la timidez general, ella toma la palabra y cuenta: “Empecé con la música a los 14 años porque mi mamá quería que haga algo más además del colegio y nos inscribió en el proyecto de orquestas juveniles de capital federal y vi el contrabajo y me enamoré”.
Todos recorrieron el mismo camino: empezaron con la música como una actividad complementaria a los estudios escolares, siguieron en el conservatorio y recalaron en este ensamble.
El momento se interrumpe con la llegada del director de la orquesta, Néstor Tedesco, quien en diálogo con Infobae los presenta: “Son chicos que están en una edad en la que ya han decidido: su intención es dedicarse a la música. Y nuestra esperanza es que se conviertan en jóvenes profesionales, con la posibilidad de que puedan entrar en la carrera laboral del arte, en el marco de un proyecto de inclusión social”.
La orquesta nació a comienzos de 2016 como una iniciativa del empresario Eduardo Eurnekian. Los integrantes fueron seleccionados de entre 1600 egresados de un programa de orquestas infanto-juveniles del gobierno de la ciudad de Buenos Aires. A raíz de un convenio de colaboración entre la Universidad Nacional de las Artes y la Fundación Lázaro, los 42 músicos fueron becados en sus estudios artísticos.
Tedesco, violonchelista del Teatro Colón desde hace más de 30 años, brinda un panorama actual en relación a su ámbito y cuenta que en los últimos años creció el movimiento vinculado al aprendizaje musical en lugares con poca llegada de bienes culturales. Eso permitió la posibilidad de la práctica orquestal a vecinos de zonas carenciadas de Retiro, Balvanera, Villa Lugano o Bajo Flores, entre otros.
En esta línea, la orquesta que dirige funciona como canal que une las aspiraciones de los jóvenes músicos con el mundo laboral musical. “Soy director de la orquesta del barrio de Retiro. Se podría decir que este proyecto es una continuación de ese: cuando los estudiantes terminan el programa gubernamental de orquestas, se encuentran con ese vacío de querer seguir tocando los instrumento pero no teniendo los espacios”.
Cada uno de los jóvenes fue seleccionado sobre la base de un balance entre su necesidad financiera, sus cualidades técnicas y su compromiso y persistencia para aprender. "El arte de la música y de tocar un instrumento es una actividad que exige un grado importante de concentración, dedicación, vocación. Ese tipo de valores son los que estamos tratando de impulsar”, afirma Tedesco.
En el ensamble cuentan con fila de vientos, metales, madera, percusión, también una completa de cuerdas. Los instrumentos más el talento individual formulan el combo para dar espectáculos que fueron llamando la atención y despertando elogios.
En estos tres años, los jóvenes -el elenco sufrió algunos cambios con el paso del tiempo- compartieron escenario con otras orquestas prestigiosas, como la Camerata Bariloche y la de Harvard-Radcliffe. También con cantantes, por ejemplo Áxel y Sandra Mihanovich. Alguna vez actuaron en el salón Dorado del Teatro Colón.
Una presentación especial se dio a fines de mayo del año pasado, para despedir a la selección argentina cuando partió rumbo a Rusia para disputar el Mundial. “Hubo un concierto que fue con la orquesta de Retiro que tocamos con Dancing Mood en Recoleta, fue el que más me gustó”, recuerda Sául, que tiene 22 años, toca el violín desde los 7 y, en un caso peculiar entre el grupo, toma la actividad como un hobby, ya que estudia analista de sistemas.
Los aeropuertos suelen ser para ellos un escenario recurrente. Tocaron en los de Córdoba, Salta, Bariloche. Siempre con un motivo: el festejo del día de la primavera, la colaboración en un evento benéfico o la celebración de la Navidad, como lo será el lunes 16 de diciembre, en su última presentación del año que tendrá lugar en el aeropuerto de Ezeiza.
Ante la falta de disponibilidad de salas en Buenos Aires, generalmente reservadas para profesionales, se ocupan en encontrar lugares abiertos al público. “Alguna vez hemos tocado en los bosques de Palermo. La gente siempre tiene necesidad de oír música, aunque no sea en los espacios convencionales para hacer música sinfónica”, sintetiza el director.
El repertorio es variado y ecléctico: desde obras de Mozart, Beethoven y Rachmaninov hasta el soundtrack de la serie Game of Thrones. La especialidad, aseguran, son las piezas de Astor Piazzolla.
En el ensayo que presencia Infobae, uno de los últimos del año, también ejecutan un popurrí de rock nacional. Lo hacen en una antesala al auditorio, con poco lugar, algunos subidos a unas escaleras. Tienen la flexibilidad para adaptarse a actuar tanto en museos, plazas y aeropuertos como en espacios reducidos. Es una muestra de la pasión por lo que hacen, algo que desean para su futuro. “La idea es seguir con la música, seguir estudiando y tal vez participar en otra orquesta”, cierra Gisela.
Video y fotos: Matías Arbotto
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