Las estadísticas en la Ciudad de Buenos Aires son contundentes: el 60% de los peatones son mujeres, el 58% de los usuarios de colectivos son mujeres y el 100% de las consultadas dijo haber sufrido situaciones de acoso en el transporte o el espacio público. La misma encuesta, realizada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, arrojó otros datos interesantes como que las mujeres destinan 5 horas del día para trasladarse por las calles haciendo tareas de cuidado (que muy pocos hombres realizan), como mandados, traslados de los chicos al colegio, al club y al médico.
Demográficamente, la mujeres son mayoría. Viven la ciudad de una manera distinta a los hombres y por ello tienen necesidades particulares. La falta de información sobre cómo se mueven las mujeres, qué percepciones tienen del transporte público, cuáles son sus motivos y patrones de sus viajes cotidianos llevaron al gobierno porteño a hacer foco en esta situación con la presentación del Primer Plan de Género y Movilidad.
“Se trabajará para que la igualdad entre mujeres y hombres sea una realidad en todos los ámbitos de la vida”, destacó la subsecretaria de Movilidad Sustentable y Segura, Paula Bisiau, al dar a conocer esta iniciativa este viernes por la mañana en el Centro Cultura Recoleta. “Aspiramos a que todas puedan desarrollarse y moverse en la ciudad de manera autónoma y libre de discriminación y violencia”.
Es que, según explicó la funcionaria, las ciudades fueron tradicionalmente pensadas, construidas y habitadas en función de las necesidades y roles sociales asignados a los varones. Ellos, históricamente, eran quienes se encontraban habilitados para formar parte de la esfera pública, vinculada principalmente a las actividades productivas y económicas de las ciudades. “Nuestra ciudad, por ejemplo, fue planificada por hombres heterosexuales en edad activa, sin contemplar a los demás actores sociales”, remarcó Bisiau.
La puesta en agenda de esta problemática significó un avance imprescindible para la incorporación de una perspectiva sobre la movilidad, sobre todo con el fin de visibilizar la violencia padecida por miles de mujeres en el transporte público. En ese sentido, Bisiau contó que durante el último año unas 4 mil mujeres se animaron a denunciar distintas situaciones de acoso ocurridas en los colectivos, trenes, subtes y el espacio urbano. Esto fue posible gracias a la puesta en marcha, en octubre del año pasado, de la primera línea de reporte y contención de las víctimas. “Creamos el SMS 22676 (ACOSO) porque no teníamos ningún registro de estas situaciones, ni siquiera en comisarías y fiscalías”, precisó Bisiau.
Esa iniciativa, junto a la App BA Taxis –donde las mujeres pueden acceder a un filtro para contactar solo a personal femenino a la hora de hacer un viaje– fueron las bases de este ambicioso proyecto para los próximos cuatro años donde la mujer tendrá un rol central.
De acuerdo a los datos recolectados, se aprecia que el 81,1% de los reportes de acoso se producen en horarios diurnos, donde viaja más cantidad de personas, especialmente mujeres, quienes tienden a disminuir su movilidad hacia la noche por motivos de percepción de seguridad.
Del mismo modo, se observa que el horario influye (aunque en menor medida) en el tipo de acoso: por la noche son más comunes los casos de persecución y las fotografías/grabaciones sin consentimiento (38% y 10% contra 33% y 4%, respectivamente), mientras que en horario diurno son más comunes los comentarios sexuales (48% contra 38%). Los casos de masturbación/gestos obscenos no se asocian a una franja horaria en particular.
Por otra parte, se encuentra que el tipo de acoso influye en el protocolo utilizado para denunciarlo: los casos de masturbación tienden en mayor medida que el resto de los tipos a ser denunciados por vía telefónica (35% contra un 16% promedio de las otras categorías).
Se encuentra que existe una relación entre el rango horario del contacto y el ámbito del acoso. Particularmente, en el rango que va de 10 a 16 los reportes de casos en el transporte público son mucho más frecuentes (79%) que los de vía pública, mientras que en el resto de los horarios la distribución es prácticamente simétrica.
Ante esta situación, uno de los objetivos centrales del Plan de Género y Movilidad de la Ciudad de Buenos Aires es promover el buen trato hacia las mujeres en la vía pública y en el transporte público.
“Otro de los puntos importantes es que incluimos la opinión de las mujeres en el análisis y planeamiento de los barrios. Indagamos en cuáles eran sus necesidades para poder establecer qué tipo de iluminación poner, dónde instalar las paradas de colectivos y qué obras son las más necesarias”, contó Bisiau sobre el mapeo realizado en el Barrio 20, de Villa Lugano.
“Cuando muchos pensaban que la creación de una cancha de fútbol iba a beneficiar a los vecinos, las madres nos dijeron que no lo hiciéramos porque después los maridos se las iban a pasar más tiempo en ese lugar y las iban a dejar solas con todos los quehaceres cotidianos y el cuidado de los chicos. Esto es diseñar con perspectiva de género”, explicó la funcionaria, quien apunta a la creación de infraestructura, equipamiento urbano y opciones de movilidad en beneficio de ellas.
Sobre este último punto, un ejemplo de ello es la implementación del “cobro en tierra con SUBE en Metrobus” para que las mujeres puedan subir con los niños y carritos más fácilmente, incluso por la puerta del medio, ya habiendo pagado su pasaje.
La Iiserción laboral de las mujeres en el sector del transporte es otro de los ejes del plan, que ya arrancó con la incorporación de choferes de colectivos, taxistas y maquinistas de subte. Como también la capacitación en perspectiva de género del Cuerpo de Agentes de Tránsito, taxistas, choferes de colectivo y conductores de transporte pesado.
Durante la presentación del Plan de Género y Movilidad también estuvo Erica Borda, una chofer de la línea 130, que narró cómo es su experiencia de trabajar en un ambiente típicamente machista. “Quiero cambiar esa modalidad machirula. Hoy en mi empresa trabajamos 12 mujeres pero todavía las mujeres somos minoría. Queremos expandirnos en otro mundo laboral y que ellos entiendan que ese mundo no sólo les pertenece a los hombres. La ley dice que no tiene que haber discriminación por género. Tenemos que lograr que esto se active y conseguir que en los trabajos seamos 50/50. Es como dice el refrán, persevera y triunfarás”, remarcó Borda, quien supo ganarse la mayor parte de su vida como colectivera y luego de que la echaron tuvo que emprender una larga batalla judicial para que volvieran a tomarla en otra empresa.
Del mismo espacio de debate participaron Angie Palacios, integrante del Grupo de Transporte Urbano en CAF – Banco de Desarrollo de América Latina; Leda Pereyra, socióloga y doctoranda en Geografía especializada en movilidad urbana y gestión social de proyectos; y la publicista Luly Dietrich, quien trabajó muchos años en la empresa que fundó su padre, Guillermo Dietrich, y luego se abrió su propio camino con su deseo de unir el mundo de los autos y las mujeres.
Si bien las principales destinatarias de este plan son las mujeres en toda su heterogeneidad, desde el Gobierno porteño consideran que el género excede el binarismo femenino masculino dada la multiplicidad de identidades que no se identifican con su sexo biológicamente asignado. Con esta iniciativa, busca sentar las bases para pensar esa ciudad moderna, segura, diversa y equitativa.
Seguí leyendo: