Horacio Rodríguez Larreta, el jefe de Gobierno porteño, quiere "rezonificar” un predio que se encuentra en una zona exclusiva del barrio de Palermo sobre la Avenida Figueroa Alcorta, entre Cavia y Casares. Para ello pretendía sancionar en la última sesión ordinaria del año un polémico proyecto de ley, que finalmente fue postergado tras fuertes críticas del jefe de la Policía y referentes en urbanismo.
Fuentes parlamentarias adelantaron a Infobae que se decidió postergar el tratamiento de la iniciativa. Alegaron que este jueves no habrá tiempo para discutirla porque la agenda estará íntegramente dedicada al Presupuesto 2020. Sin embargo, no fue ese el verdadero motivo de la decisión, sino la resistencia pública que generó este nuevo avance sobre tierras públicas con el objetivo de realizar negocios inmobiliarios.
De esta manera, la preferencia N° 0610/19 deberá volver a las comisiones de Planeamiento Urbano y de Presupuesto, Hacienda, Administración Financiera y Política Tributaria. La ley, en su transcripción literal, propone “cambiar de zonificación los polígonos delimitados por las calles Cavia, Chonino, calle Sin Nombre Oficial, Av. Casares y Av. Presidente Figueroa Alcorta”.
El Poder Ejecutivo pretende vender esas tierras –que desde hace 81 años son administradas por la Policía Federal– y habilitar la construcción de torres de 150 metros de altura. Infobae constató que “no hubo acuerdo para tratarlo” debido a “algunas presiones que llegaron en las últimas horas”.
El texto del proyecto divide el área en 6 sectores y los define como “una zona de buena accesibilidad, que forma parte del eje norte de estructuración de la Ciudad, y que admite el desarrollo de equipamiento de escala urbana-metropolitana”. El espacio de ocho hectáreas es parte de un corredor que atraviesa el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, la Plaza República del Perú y el Parque 3 de Febrero.
Actualmente se encuentra allí una de las propiedades más significativas de la Policía Federal. El Cuerpo Policía Montada tiene en sus edificios la oficina de Interpol, la división antiterrorista, divisiones investigativas, la división Perros con ingreso por la calle Chonino –el nombre del ovejero alemán con estatus de héroe de la fuerza, en cuyo honor se celebra el Día Nacional del Perro–. Los actos y las ceremonias protocolares se celebran allí. Limita con el shopping Paseo Alcorta y con el Club de Amigos, se enfrenta al Jardín Japonés y les da la espalda a las vías del tren Mitre. Su ubicación es estratégica, codiciada y valorada por los emprendedores inmobiliarios.
Dentro del polígono se encuentran inmuebles con protección patrimonial designados bajo los nombres pabellón Picadero, pabellón de servicios médicos, pabellón de oficiales, guardia de prevención, pabellón de cocina y anexos y el edificio “La Boyera”, en la intersección de Av. Casares y Chonino, una torre de ladrillo construida en 1880 con establos y dependencias donde se guardaban los bueyes utilizados para los trabajos de mantenimiento de los parques linderos.
Las estructuras tienen valor arquitectónico e histórico calificadas bajo “Preservación Patrimonial”, por lo que admiten obras y acciones con grado de intervención bajo, aunque flexible. En los edificios se permitirá el uso comercial, educativo, de culto y recreación, alojamiento, sanidad, servicios y residencial.
De acuerdo a la norma, los polígonos 4, 5 y 6 se convertirán en “espacios verdes y parquizados, destinados a uso y utilidad pública”. Y los polígonos 1 y 2 estarán disponibles a la tentación del mercado inmobiliario que, por ejemplo, invirtió 151 millones de dólares en la subasta de una parte del terreno del ahora ex Tiro Federal.
Para Luis Baer, investigador del Conicet y del Instituto de Geografía, esto es parte “de una saga de subastas compulsivas de inmuebles de la Ciudad”. Ensayó una posición detractora de la postulación de la ley y la contrastó con medidas urbanísticas de otras metrópolis: “Cuando hay temas acuciantes en términos de políticas habitacionales o ambientales, las administraciones de ciudades capitalistas suelen hacer todo lo contrario de lo que hace el gobierno porteño. No se desprenden del patrimonio fiscal sino que proponen una gestión estratégica de los recursos del suelo: adquieren y tienen modalidades inteligentes para luego articular una política habitacional, ambiental o de desarrollo productivo. Eso es el contrapunto más fuerte que yo veo. Son políticas comunes de los últimos doce años, pero redobladas en los últimos cuatro. Es un sello propio de la marca Larreta”.
“La venta del predio de la Policía Montada sigue la línea de lo que viene llevando adelante el Gobierno de la Ciudad, una especie de remake del remate de las joyas de la abuela de la época menemista. Se trata de una estrategia para garantizar suelo de alto valor inmobiliario para reserva de valor de los grandes desarrolladores inmobiliarios con el único fin de desarrollar proyectos en el futuro”, describió Juan Duarte, urbanista y docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento.
Argumentó, a su vez, que no existe tal urgencia y necesidad por rematar tierras públicas: “¿Qué sentido tiene vender este predio y que la plata solo alcance para construir un nuevo edificio y nueva infraestructura para la Policía Federal? Es cambiar la plata y perder una localización estratégica que hoy es del Estado. Están rematando las joyas de la abuela y ni siquiera están resolviendo un tema acuciante como el creciente déficit habitacional en una ciudad que no crece en población hace setenta años”.
No es la primera vez que desde el Gobierno de la Ciudad avanzan sobre espacios verdes como este. En noviembre del año pasado, se vendieron las tierras del ex Tiro Federal, ubicado en el barrio porteño de Nuñez, en lo que fue la transacción más importante de la historia. Los terrenos se subastaron por 151 millones de dólares.
Incluso, allá por 2016, trascendió la posibilidad de desarrollar un proyecto inmobiliario dentro del Campo de Polo, en Palermo. Aunque esa iniciativa de construir torres fue descartada, allí se siguen realizando actividades complementarias y colaterales a la práctica deportiva y a las exposiciones de caballos, como recitales y shows en vivo, entre otras cosas. Además, recientemente se renovó por 10 años más la concesión que incluirá mejoras edilicias y la construcción allí de un espacio gastronómico, comercial y de servicios.
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