Por Guillermo Andino
Por Carolina Prat
“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”, dice Eduardo Galeano en una frase que resume el espíritu que rige a los voluntarios y profesionales que forman parte de Manos en Acción. Una ONG que trabaja desde el año 2010 en las zonas más empobrecidas del partido de Pilar. Su fundadora, Fifi Palou, sostiene que la transformación social es posible si se atienden las necesidades, se fomenta la igualdad de posibilidades y mejora las condiciones de vida.
En sus tres sedes operativas: Casa Manos en Acción Río Lujan, Merendero Barrio Luchetti y el Centro Comunitario Manzanares, se atienden a más de 700 niños y sus familias. En cada centro se desarrollan, en forma sistemática, los ejes de esta organización que se orientan a salud y nutrición, educación, inserción socio-laboral, promoción humana y voluntariado.
Siempre con la mirada puesta en brindar herramientas a las familias carenciadas de la zona para que logren un espacio de potestad y se constituyan en forjadores de su futuro. Un ejemplo claro de este objetivo es el trabajo de alfabetización y preparación para el empleo que se lleva a cabo con los padres a fin de que puedan contener a sus hijos en el hogar. Es muy importante para un niño que su padre o su madre lo puedan ayudar en las tareas de la escuela y que vean que sus progenitores tienen trabajo.
El centro Casa Manos en Acción Río Lujan, está emplazado en una zona donde además de las carencias materiales, sus habitantes padecen los estragos de las inundaciones que provoca la crecida del río. La labor de sus integrantes y la de los voluntarios es fundamental, tal es el caso de Carolina Zárate que se acercó a colaborar en tiempos de lluvia: “Empecé trabajando de voluntaria cuando fueron las inundaciones, una muy grande que hubo. Cociné 21 días seguidos y ya me quedé” cuenta.
Actualmente Carolina colabora en la cocina que brinda almuerzo para los niños que concurren a esa sede de la ONG y detalla su actividad de esta manera: “Elaboramos comidas para niños, que son diferentes a las de los adultos, hay un menú que se arma con una nutricionista. Se cuida la cantidad de sal, no se usan caldos”. También tratan que vayan incorporando verduras a la dieta.
Carolina Zárate se siente orgullosa de su trabajo desinteresado y expresa el deseo de que los vecinos y padres de los niños que concurren al centro también ayuden: “que se acerquen más los papás de los nenes, porque esto es como una carro, que tenés que seguir tirando y tirando todo el tiempo” concluye.
Manos en Acción funciona todo el año y sus casas están abiertas para recibir a los niños, quienes además de asistir al comedor tienen la posibilidad de realizar deportes, talleres o sencillamente estar en un lugar cómodo y con ayuda para hacer las tareas de la escuela. Durante todo el mes de noviembre y diciembre los voluntarios trabajan en el armado de cajas navideñas para entregar a cada familia. Se reciben permanentemente donaciones y se requiere la colaboración de empresas y personas para sostener esta obra, que no es ni más ni menos que la ayuda que hace falta para tirar del carro al que se refiere Carolina Zárate.
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