Abril Semilla tiene 13 años y es oriunda de la ciudad de San Nicolás, al Norte de la provincia de Buenos Aires.
Hasta hoy, Abril lidia con los problemas cardíacos que la aquejan desde sus tres años -una miocardiopatía dilatada, problemas en su válvula mecánica y una hipertensión pulmonar moderada a severa- y por los que debió someterse a sus 5 años a una operación de más de 6 horas en la Fundación Favaloro en la que, gracias al trabajo del equipo médico que la asistió, su corazón volvió a funcionar.
Sin embargo, en octubre de 2016, a los 10 años, Abril ingresó por primera vez a la lista de Urgencia Nacional del Incucai (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante) a la espera de un corazón para ser trasplantada. Luego de una espera de un año y siete meses, el 21 de mayo de 2018, un llamado le renovó la esperanza. A las 5:55 de la mañana del 22, tras un operativo aéreo y terrestre, Abril finalmente fue trasplantada.
Luego de 8 horas difíciles dentro del quirófano, Abril pasó un postoperatorio muy complicado, en el que debió ser intervenida varias veces. Sin embargo, dos meses y medio más tarde, recibió el alta ambulatoria.
Como todos los pacientes que no residen en Capital Federal, la nicoleña debía permanecer cerca del centro de salud por los siguientes 6 meses, con diversos controles semanales. A los cuatro meses, sin embargo, la pequeña volvió a tener una descompensación: sufrió un paro cardiorespiratorio y una falla multiorgánica por la que debió ser internada otra vez con asistencia circulatoria, ya que su corazón trasplantado no bombeaba lo suficiente, diálisis y un tratamiento de plasmaféresis, que limpiaba su organismo de anticuerpos, ya que se presumía un rechazo al corazón trasplantado.
De esa manera, Abril ingresó por segunda vez en prioridad nacional y necesitó durante dos semanas 180 transfusiones de sangre. Al día de hoy sus padres desearían que la gente se acerque a donar para poder reponerlas. Afortunadamente, dos semanas después, Abril logró dejar la asistencia circulatoria y pasar a otros tratamientos hasta finalmente salir de la lista por la mejora en sus parámetros clínicos.
En ese momento de bienestar, Malena y Alfonsina, dos de sus amigas de comedia musical, armaron un video para concientizar sobre la importancia de la donación de órganos infantil. “Ma, ¿donarías mis órganos?”, se preguntan. “Quizás algún día tu familia se haga esa pregunta. ¿Sabías que hay muchos chicos esperando por un órgano que puede salvar sus vidas?. Siendo niños no podemos tomar la decisión de ser donantes, pero podemos hablar con nuestras familias, hacerles saber nuestra postura, para que si les toca sea fácil para ellos. Informate, charlalo en casa”, dicen emocionadas con un cartel con un corazón. Sus compañeros de la escuela Jean Piaget hicieron también una gran campaña de concientización sobre la donación en San Nicolás y alrededores y enviaron mensajes de aliento para su compañera. Sus mejores amigas, además, viajaron a Buenos Aires para visitarla.
Pero en el mes de julio de este año, tras varias internaciones al mes por distintos tratamientos y 15 días después de volver a recibir el alta, Abril volvió a tener recaídas por las que debía ser atendida en terapia intensiva con drogas de soporte. Fue sometida a nuevos estudios y el 17 de octubre pasado ingresó por tercera vez a la lista en carácter de Emergencia Nacional.
Está internada en terapia intensiva del Hospital Italiano hace semanas con un tratamiento de inotrópicos endovenosos constantes que la mantienen estable pero necesita un segundo trasplante para seguir viviendo.
En Argentina, la legislación vigente estipula que todos los mayores de 18 años son donantes de órganos y tejidos, a menos que dejen en vida constancia expresa de lo contrario. Pero, en el caso de los menores de edad, los padres o representantes legales son quienes deben otorgar el consentimiento expreso para la donación tras el fallecimiento.
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