María Paz Ferreyra es Miss Bolivia. Artista, mujer y guerrera. Hoy, referente no sólo de la música urbana sino también del movimiento feminista. Es una de las grandes exponentes por la legalización del aborto. Toma las banderas de los barrios, de los sectores más necesitados y utiliza su arte como forma de denuncia y de permanente protesta. Miss Bolivia no quiera conformar, quiere incomodar.
Recorrió muchos de los asentamientos más humildes y cuestiona toda forma impuesta por las instituciones. Con tres discos en su haber, ya pisó los escenarios más importantes del país y sigue marcando tendencia en jóvenes y adultos.
-¿Cómo nace Miss Bolivia y por qué elegiste el rap como forma de expresión?
-Lo que es latinoamericano, los ritmos más autóctonos tienen que ver con un recorrido de experiencia que tuve desde muy chiquita de distintas escuchas. Mi familia es de Río Cuarto, del interior de Córdoba. Yo me crié escuchando folclore, cuarteto y cumbia. Luego, cuando fui adolescente hice algo que hicimos muchos de nosotros que tiene que ver con negar la raíz y escuchaba música yankee nada más, en los años 90. Me duró poco porque la verdad a los dos o tres años volví a reconectarme ya con toda la fuerza, con lo que es el Mantra, los patrones folclóricos con cadencias que representan la música latinoamericana. Cuando vino Internet se me abrió la cabeza y empecé a relevar un montón de formas de la cumbia. Mis amigos, uno santafesino y otro colombiano, se peleaban conmigo y me decían “la cumbia es nuestra”. Yo me puse a ver cuáles son las diferentes expresiones de la cumbia en Latinoamérica y me puse medio nerd con las ganas de relevar todos estos ritmos. También empecé a estudiar batería y percusión cuando era adolescente. Entonces, tenía para estudiar muchos ritmos que tienen que ver ya con la salsa, con el son. Y esa fue información que de algún modo hizo que yo vaya armando una base de datos de ritmos y patrones musicales latinoamericanos. Luego seguí mi vida. No me dediqué activamente a la música. Sí como baterista, pero lo de Miss Bolivia vino mucho más tarde. Yo ya tenía más de 30 años cuando empecé con Miss Bolivia. Ahora, ya hace 12 que existe. Pero cuando yo empecé a hacer las canciones de forma autodidacta, por ensayo y error como un hobby, me fui sirviendo de mi bagaje y de mi base de datos mental que tenía de estos ritmos. También empecé a escuchar otra música, como más relacionada al reggae, al hip hop, rap. Pero siempre sentí en un principio que también eran importadas esas músicas.
-La llegada de las plataformas digitales hizo que durante estos años se conozcan muchos ritmos de otras culturas, pero también dieron un espacio para que artistas emergentes pudieran tener su lugar.
-Sí, yo creo que internet democratizó el acceso de las herramientas informáticas y devino nuestra librería, nuestra biblioteca. Entonces fue mucho más accesible servirse de otras informaciones, ritmos, músicas, y de otras músicas también para desde ahí inspirarme. Lo que sí pasó es que yo a los 16 años me inspiraba de un rap, un reggae que eran importados y creo que lo que después hice con Miss Bolivia fue poner todo en una licuadora, pasar por mi filtro argento y el latinaje que somos y emitir mis canciones, mi producto cultural por así decirlo, desde ese recorrido. Asumiendo la raíz, fusionando y la verdad es que Internet ayudó muchísimo, y lo que propuse desde un principio, si bien al principio era un poco más purista con la cumbia del rap, era una fusión.
-Ahora los pibes están rapeando mucho más. En el Conurbano siempre hubo más pibes rapeando y hoy entró mucho a Capital la escena creció mucho y los pibes usan el rap como herramienta para contar lo que pasa. Pero no hay muchas pibas raperas en el barrio. ¿Cómo crees que va ir creciendo esa escena?
-El fenómeno que vos contás es un fenómeno general que pasa en la industria de la música y se manifiesta en todos lados de la misma manera y tiene que ver con el patriarcado y con un cuello de botella que invisibiliza porque están las raperas. Pasa que muchas veces salir a hacer música implica plantarse y también cinturear un montón de guiones y mochilas que nos puso el patriarcado y entonces creo que el ejercicio es sacarnos un poco el velo e incluir. Yo creo que el hip hop, el rap, la música urbana tienen que ver como herramientas de crónica. De hacer crónica en primera persona de una realidad que insiste y que los medios hegemónicos velan. Entonces el rapero, la rapera, le rapere, hablando en inclusivo, son nuestros periodistas, nuestros payadores que nos dan información de primera mano y sin tratamiento ni filtro. Entonces me parece una herramienta comunicacional y documental súper urgente y necesaria.
-¿En algún momento tus letras te trajeron problemas en este sentido del patriarcado que maneja todo y que tus letras son muy combativas?
-En realidad, los problemas que tuve en general en la carrera fueron dos. El primero fue proponer de movida una estética de música de fusión que mezclada hacía como una cosa promiscua de estilos y me encontré con un público purista, hace 12 años, que decía “cómo puede ser, qué aberrante que esta mujer rapee sobre cumbia” o que “sobre bases de rap le ponga un güiro”. Entonces me enfrenté al purismo y esa fue la primera resistencia que luego se flexibilizó con el tiempo. Y lo otro fueron los textos, la lírica.
-Marcaste tendencia…
-Yo creo que fue junto con una escena de artistas, porque no me voy a robar yo ese lugar. Pero sí me siento parte de una manada de artistas que fuimos proponiendo llevar la cumbia al boliche. Que en el boliche cheto se escuche rap y cumbia. Y después el tema de los textos y letras, sí generan resistencia porque muchas veces como sociedad no queremos escuchar y saber esta información que tiene que ver con nuestra enfermedad como sociedad. Somos una sociedad infecta y lo que contamos en nuestras letras es sobre esas enfermedades y esos síntomas sociales. Y la sociedad tiene resistencias como cualquier como cualquier síntoma, entonces yo lo veo desde ese lugar.
-¿Cómo ves a estos referentes culturales de los barrios que por ahí no se conocen mucho pero que en el barrio son una pata fundamental para nosotros?
-Me resultó súper loable, muy emocionante y considero que este tipo de espacios y actividades son súper necesarias y también merecidas. Porque creo que en este mundo que está tan difícil poder tener espacios de expresión, de intercambio, el baile fortalece y empodera. Son lugares donde se socializa, estás con un otro y pones en valor el cuerpo, el movimiento. Yo siempre digo que un pueblo que baila es mucho más difícil de dominar, porque se van fortaleciendo narraciones, estructuras, guiones y relatos que son locales y populares. A mí me encanta. Yo soy un queso bailando pero siempre tengo la fantasía de ir a bailar bachata, me fascina ese estilo.
-Sabemos que militaste mucho el tema del aborto el año pasado ¿vos crees que se puede sancionar la ley el año que viene?
-Yo tengo la esperanza y la fe en que eso va a suceder. El fenómeno y el movimiento tomó una dimensión y un volumen inédito el año pasado, si bien la campaña viene hace muchos años, creo que tomó una presencia en calle, general y federal que tiene que poner a los funcionarios públicos entre la espada y la pared. El grito de las mujeres y las personas gestantes que salimos a las calles para decir basta, porque la prohibición del aborto genera muertes por la clandestinidad y el Estado es el principal cómplice de estos femicidios en manos del Estado y en manos de quienes prohíben este tipo de prácticas que garantizan nuestros derechos, ya son inadmisibles y es solo cuestión de tiempo. Que no se sancionase esa ley, tiene que ver con esto que yo decía de los síntomas de que somos una sociedad enferma. El síntoma fue el Senado, el síntoma principal acá se llama Senado y patriarcado e Iglesia también, entonces cuando logremos desmantelar, desarticular este bloque monstruoso y prohibicionista, vamos a poder reapropiarnos de nuestros derechos individuales. Que no se haya sancionado, no quiere decir que no se vaya a legalizar la práctica del aborto, sino que da cuenta en una enfermedad y pronto deberíamos de poder sanear de algún modo.
-El trabajo en conjunto con otras artistas feministas que fueron tomando más repercusión durante estos últimos años, también con la movida y con el auge del feminismo en el país, hace que sea más fácil de visibilizar algunas problemáticas. ¿Cómo es la industria musical hoy en argentina? Muchas han salido mediante comunicados o canciones a contar las cosas y “propuestas” que les han hecho para poder llegar a la fama.
- Creo que hay mucha más visibilidad en la industria y participación de mujeres y disidencias, pero sí sigue siendo muy desigual y desbalanceado. Entonces, de todos modos, puede observarse o se escuchan nuevas canciones y manifiestos, se generan organizaciones de músicas y musiques para poder colectivizar esta lucha. Retomando esto de que nuestra música sea documental, que narre una realidad, aprovechamos las herramientas de comunicación -que en este caso son las canciones- para transmitir estos contenidos que tienen que ver con la presión hacia nosotras. Y sí, la industria de la música es una música heteropatriarcal. Todos los directivos de las compañías son varones heterosexuales al igual que las grillas de artistas en los festivales. En muchos festivales hay solo un 2% (de mujeres).
-¿A Miss Bolivia le ayudó mucho también que María sea psicóloga en este trayecto de 12 años?
-La verdad es que al principio yo intentaba separar una cara de mi otra cara, Paz ferreyra psicóloga de Miss Bolivia cantante y compositora. Me esmeré mucho tiempo por hacer como un quirófano, que no se toquen y sea pureza total. La verdad es que con el tiempo y terapia de por medio, me fui amigando muchísimo con Miss Bolivia y Paz Ferreira. Yo creo que la psicología tal como yo la considero es una herramienta para sanar todos los males que nos hicieron el sistema y el capitalismo. Yo quiero que mi música también ayude un poco a hacernos preguntas en relación al mal que nos hace el sistema y poder sentirnos mejor. Yo creo ya somos una, que no está tan lejos un consultorio de un escenario, un micrófono de un diván. Creo que se puede sanar de forma colectiva, preventiva y comunitaria y la música y las canciones son muchas veces más eficaces y eficientes que un rivotril.
-¿Qué proyectos tenés por delante? ¿Podés decir algunas palabras para esas artistas mujeres que están en las barriadas y les cuesta o no se animan a salir?
-Estoy produciendo y grabando en un disco para que ya en el verano lo pueda rematar y presentarlo en la temporada del año que viene. Estamos preparando giras y shows por el interior del país y también afuera. Y les quiero decir a todas a las chicas, les chiques, que rapean o quieren expresarse o hacer música, que nunca acepten la idea falsa de que no podés. Muchas veces nos van a a decir que no podemos, que no somos suficiente, que no valemos y eso tiene que ver con el patriarcado y con ese sistema que tanto daño nos hace. Organícense, júntense en la esquina, rapeen de a varias, cuenten todas esas cosas que tenemos tanto para contar y que nos silencian. Entonces saquémonos la cinta de la boca y utilicémonos mutuamente para expresar y generar más poder y resistencia.
*Mundo Villa es un medio de comunicación social que educa, informa y transforma. A través de los jóvenes que participan de los talleres de periodismo genera contenidos en sus plataformas multimediales y realizan el primer noticiero sobre las villas en la señal Diputados TV.
Producción y realización: Joaquín Ramos, Dalma Villalba, Alan Gómez, Guido Ledesma, Paula Stiven, Emilia Rojas, Gustavo Lara, Diego Boulliet, María de Vedia, Diego Varela, Sebastián Deferrari y Francisco Ramos. #mundovillendtv - IG: @mundovilla - www.mundovilla.com
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