De Argentina o de Uruguay: ¿dónde nació el mate?

La infusión, que llegó a estar prohibida por ser considerada un vicio sucio, terminaría siendo una arraigada costumbre que hasta tiene día propio por una ley nacional

Se podría decir que la yerba les cayó del cielo a los guaraníes. Fue un envío de Tupá, el dios supremo creador del universo para darles fuerzas y ánimo y para que los acompañase en sus largos momentos de soledad. Tenía su diosa protectora, llamada “Caa Yarí”.

Resultaría una tarea casi imposible determinar quién fue el primer indígena al que se le ocurrió tostar hojas de yerba, molerlas, colocarlas dentro de una calabacita y con una suerte de primitivo sorbete hecho con una diminuta caña, donde los dientes eran el filtro natural para atajar a la yerba.

Los guaraníes lo llamaban “caa-mate”; caá significa “planta o hierba” y mate viene de “mati”, que es la denominación de esa calabacita. La práctica de tomar mate se convirtió en una popularísima costumbre que alteró los ánimos de los que gobernaban estas tierras cuando aún no existía el virreinato del Río de la Plata, ya que comenzaron a asociar a esta bebida con vagancia y holgazanería. Además, a los españoles les parecía una práctica sucia, como ellos mismos describieron.

Un guaraní tomando mate (yerbamateargentina.com.ar)

Prohibido tomar mate

Diego Marín de Negrón fue gobernador del Río de la Plata y del Paraguay de 1609 a 1613. No le fue bien en su gestión, ya que llevó adelante una lucha infructuosa contra una aceitada organización de contrabandistas, llamada “la banda del Cuadrilátero”, conformada por respetables funcionarios que se hicieron riquísimos con el comercio ilegal, especialmente de esclavos. Marín de Negrón terminaría envenenado.

Pero Negrón también se ocupó de la cuestión del mate, al que describió como “un vicio abominable y sucio que es tomar algunas veces al día la yerba con gran cantidad de agua caliente (…) tomar mate hace a los hombres holgazanes, que es total ruina de la tierra, y como es tan grande temo que no se podrá quitar si Dios no lo hace”, escribió al rey Felipe III, llamado “El Piadoso”.

Los guaraníes llevaban en pequeñas bolsitas hojas de yerba tostadas y trituradas. Cuando no las usaban para tomar mate, directamente las mascaban.

Hernando Arias de Saavedra, que la historia popularizaría como Hernandarias y que fue el gobernador que lo sucedió, fue un poco más allá. Dispuso que si alguien fuera sorprendido tomando mate o en posesión de hojas de yerba, el producto no sólo se quemaría en la plaza pública, sino que el acusado debería abonar diez pesos de multa y quince días de cárcel. Por tomar mate.

Hernandarias, gobernador de Buenos Aires

Y como a los trabajadores también se les pagaba en especias, se quitó de la lista el vino, la chicha y la yerba.

Hasta los curas se quejaban porque muchos no alcanzaban a aguantarse las ganas de orinar hasta que la misa concluyese, por el consumo de esta infusión. Era un producto del mismísimo demonio. El mate se había transformado en una cuestión que atravesaba los dos grandes poderes coloniales: el Estado y la Iglesia. Y a ambos derrotaría.

Los jesuitas, más prácticos, establecieron el cultivo de la yerba mate en sus reducciones y perfeccionaron la producción para abastecer de semillas a todos sus dominios. Ya era un producto de intercambio comercial.

La costumbre de tomar mate ya no sería patrimonio de las clases bajas sino que iría calando hondo en todas las capas sociales.

¿Cómo llegó a tener su día nacional?

Todo se debe al coronel Andrés Guacurarí y Artigas, hijo adoptivo de José Gervasio Artigas. Fue un guaraní que llegó a ser comandante general de las Misiones entre 1815 y 1819, ya que su padre adoptivo siempre había tenido en mente la creación de una república guaraní misionera, gobernada por los propios pueblos originarios a través de una organización comunitaria. Artigas puso en un mismo nivel de igualdad tanto a indígenas como al hombre blanco, y con los mismos derechos.

Monumento a Andrés Guacurarí y Artigas

Desde su cargo, Andresito -que sorprendió con sus dotes de liderazgo- fomentó la producción de la yerba mate e impulsó su comercialización, lo que sirvió como fundamento para sancionar la ley 27.117 de fines de 2014 que establece el Día Nacional del Mate, en conmemoración del nacimiento de Andrés Artigas.

Cuatro años antes, en el marco de los festejos del Bicentenario, el coronel Guacurarí Artigas fue ascendido a general post mortem, un indígena que seguramente nunca soñó con ser la inspiración de un día nacional de una infusión nacional que sus paisanos habían creado.

Fuentes: Yerba Mate Argentina; Instituto Nacional de la Yerba Mate; Asociación Ruta de la Yerba Mate; El Mate, de Javier Ricca

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