Cada vez que Claudio Presman escucha que en la televisión o en la radio nombran al INADI como código para distinguir o advertir sobre una expresión discriminatoria, lo celebra. Lo concibe como la construcción de una conducta: “Viene de hace rato pero ahora se intensificó mucho. Cuando alguien dice un comentario, se dice ‘cuidado 0800 INADI’ o ‘te vamos a denunciar al INADI’. Que eso se corporice está bueno para que uno sepa que no es gratis discriminar, que está mal, que molestar al otro no corresponde. Hay que aprender que vivir en una sociedad implica el respeto al diferente”.
La visión pertenece al titular del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo, un organismo autárquico y descentralizado, creado mediante la Ley 24.515 en 1995, a efectos de reparar los colectivos vulnerados después del Atentado a la AMIA y a la Embajada de Israel, e inspirado en la Ley 23.595 de Actos Discriminatorios de 1988 de la que actúa como organismo de aplicación.
Presman, abogado recibido en la Universidad de Buenos Aires, miembro titular del Consejo de Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Diputado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires del 2009 al 2013, Secretario del Congreso Judío Latinoamericano, concluirá su gestión con el cambio de gobierno, con apenas dos años en el cargo: a los interventores los debe designar el renovado Poder Ejecutivo.
“Cuando llegué al INADI, entendí que era un organismo modelo, de pocos en el mundo, que cuenta con dos partes: una en la que vos podés ir a hacer tu denuncia cuando ves afectado o vulnerado un derecho y vas en busca de una reparación, y otra parte, que yo creo mucho más interesante, en la que funciona como un organismo de políticas públicas, donde nosotros podamos trabajar sobre los temas de discriminación concretos. El INADI puede intervenir como un organismo de políticas públicas y acercarse a los lugares, acercar a las partes, dar capacitaciones y estar en cada uno de esos lugares”, explicó.
Su gestión, dijo, tuvo especial dedicación al trabajo de campo, a penetrar en los focos de conflictos. Encargó campañas contra el bullying en la comunidad educativa, contra la xenofobia en las canchas de fútbol, contra la discriminación en la entrada de los boliches, contra el antisemitismo, contra la discriminación a personas con discapacidad, contra los colectivos migrantes. Los apunta como los principales grupos de gente vulnerados que denuncian la discriminación.
“El bullying es muy fuerte, la discriminación por discapacidad en el ámbito laboral es tremenda. Y hay muchas cosas que no se saben porque no se denuncian. Lo que hacemos es visibilizar las cosas, porque creemos que no hay otra manera. Y también tenemos todo un desarrollo en términos de educación. Seguimos entendiendo que la educación es el motor principal para que las sociedades sean mejores en el futuro. Así metimos al INADI en un montón de lugares: damos cursos en la policía, en el servicio penitenciario. Ese germen va entrando de a poquito para entender que hay que cambiar la mirada de las cosas”, asegura.
Actualmente está trabajando en un programa extensivo a todo el territorio nacional: un mapa de la discriminación con relevamiento en las 24 provincias y participación de universidades públicas que propone evidenciar cuáles son las principales causales de discriminación. “Esto es muy importante porque nosotros entendemos que la discriminación es el inicio de la violencia. La violencia arranca, en general, por un acto discriminatorio”, sostuvo.
Consignó que los hijos entienden mejor que los padres, que a los jóvenes les cuesta menos aceptar la diversidad y pidió erradicar la palabra tolerancia del discurso de corrección: “Cuando vos tolerás, estás aguantando al otro. Yo creo que hay que respetarlo. Tolerar significa que me banco lo que sos, y yo te tengo que respetar por lo que sos. Me parece que ahí hay un punto muy importante”.
El INADI se formó como organismo para contrarrestar una situación nueva que emergía en el país: el terrorismo y la xenofobia. “Una buena idea, de avanzada -definió su interventor-. Es un ente a exportar. Nosotros trabajamos con Colombia que está haciendo un INADI propio, y hay algunos organismos en algunos países pero muchos dependen del gobierno. El INADI es autárquico y funciona como un algo diferente: tiene poder de intervención más allá de los gobiernos de turno”.
Presman ensayó una reflexión sobre la idiosincrasia argentina, uno de los pocos países del mundo que fundó un instituto rector de la discriminación: “Creo que el argentino es una persona que está con problemas, que vive una grieta muy fuerte, que estamos pasando por momentos difíciles, que está en una sociedad violenta. Yo no podría decir que el argentino discrimina porque eso sería particularizar, pero hay mucha discriminación. Tenemos un observatorio de medios web donde estamos permanentemente siguiendo el tema de las redes y los medios, y vemos mucha discriminación. A veces hasta inconsciente, de términos mal usado o cosas mal dichas”.
“Los temas económicos, los temas de seguridad son importantes. Pero estos temas también son importantes, de estos temas también hay que ocuparse, también hay que hablar. Esto hace a la calidad de vida de las personas en el día a día, para que podamos ser menos violentos, menos agresivos”, concluyó Presman.
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