Este martes 26 de noviembre murió el vicealmirante Juan José Lombardo, el oficial superior de la Armada que tuvo a su cargo el diseño de la operación de desembarco de las tropas argentinas en las Islas Malvinas durante la madrugada del 02 de abril de 1982, denominada “Operación Rosario”.
Lombardo tenía 92 años y estaba internado desde la semana pasada en el Hospital Naval Pedro Mallo. En 2016 había sido condenado a prisión perpetua en el marco de la megacausa denominada “Base Naval II” en la que se comprobó la desaparición de 69 personas durante la última dictadura militar y de las que resultaron responsables varios oficiales del Ejército, la Armada y la Prefectura Naval que operaron desde el Área Naval Atlántica.
Lombardo fue condenado por el Tribunal Oral Federal Nro 1 de Mar del Plata integrado por los jueces Daniel Esmoris, Jorge Michelli y Nelson Jarazo junto a Raúl Marino, Roberto Pertusio, Jorge Omar Lodigiani y Mario José Forbice.
Desde hacía varios años el Veterano de Guerra gozaba de prisión domiciliaria en virtud de su avanzada edad, como así también por su estado de salud. Fuentes judiciales consultadas por Infobae aclararon que en virtud de estar en proceso de apelación su condena, Lombardo falleció detentando su grado y estado militar, ya que la destitución aplica solo cuando la sentencia se encuentra firme.
Ideólogo de una operación militar exitosa
La operación militar se comenzó a pergeñar el 15 de diciembre de 1981, fecha en la Lombardo fue citado a comparecer ante el entonces jefe de la Armada Jorge Anaya, quien le ordenó que planifique el desembarco y toma del control de la gobernación procurando evitar bajas entre las tropas y los habitantes de las Islas.
Casi sobre el final de marzo de 1982, la Armada inició el despliegue de distintas unidades navales hacia el Atlántico Sur. En primer lugar lo hizo el destructor “Santísima Trinidad” al mando del entonces Capitán de Fragata José Luis Tejo llevando a bordo al contraalmirante Walter Allara y al General de División Jorge García. Horas después zarpaba el buque de desembarco “Cabo San Antonio” y ya en alta mar se sumó el rompehielos Almirante Irízar y el submarino “Santa Fé". Una coordinada interacción entre las fuerzas de superficie y el accionar de buzos tácticos de la Armada permitieron cumplir con la toma de la gobernación con una sola baja propia -el capitán de corbeta Pedro Giachino- y sin bajas por parte de las tropas enemigas. La elección de cada una de estas naves como el rol de cada una de ellas y el accionar en tierra fueron sido diagramadas por Lombardo quien no obstante, le había advertido a sus superiores que se trataba de una misión que luego debería ser sostenida con otras acciones ya que la reacción sería inevitable. No obstante su advertencia, son muchos los militares que sostienen que la única operación profesionalmente planificada y cumplida con exactitud fue la diagramada por el hoy extinto almirante.
Tuvo varios enfrentamientos con los más altos mandos de las FFAA, pues una vez cumplida la misión inicial, siempre se mostró partidario de negociar ya con el terreno conquistado y estando en una posición ventajosa respecto a los británicos. Su rol operacional post desembarco fue el de Comandante del Teatro de Operaciones Atlántico Sur (COATLANSUR), que lo tuvo como asiduo organizador de reuniones entre distintos referentes de las tres FFAA en donde siempre demostraba su preocupación por el desarrollo de las operaciones del enemigo. Lombardo fue incluido en la asignación de responsabilidades que el informe militar conocido como “Informe Rattenbach” atribuyó a distintos jerarcas de la guerra de Malvinas.