“Reciclo bolsas de burbujas para dar vida a riñoneras, macetas o necessaires. Las vendo en Berlín”, relata Belén Calderazi (35) que vive en Alemania desde 2018 a sus amigas que están en Buenos Aires a través de una videollamada.
“Tantos años de estudio para no trabajar de tu carrera”, le reclaman sus padres, uno contador el otro administrador de departamentos. “Ellos siguen sin entender por qué decidí empezar de cero”, explica la emprendedora a Infobae.
Belén nació en el barrio porteño Belgrano, se crió y estudió en Buenos Aires. Al terminar el colegio St. Matthew’s College, ni se cuestionó su profesión futura: Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires. “Iba a ser arquitecta por el resto de mi vida”, recuerda.
Una vez recibida, Belén trabajó durante siete años en un prestigioso estudio de arquitectura: “Diseñaba muebles a boutiques de lujo por el mundo. Era un gran trabajo donde aprendí mucho hasta que quise independizarme, me abrí y empecé a construir casas para particulares”.
A sus 35 años, Belén, reafirmó su elección vocacional e hizo su primera casa en San Isidro. Ese primer proyecto le abrió las puertas a otros trabajos de reconstrucción de espacios. Pero a partir de sus logros, el trabajo en exceso le jugó una mala pasada. “Tenía tanta demanda que me estresé. Era continuo de lunes a lunes sin horarios. Sufrí burn out. Dejó de ser un disfrute", cuenta.
Para la joven empezaron las dudas existenciales: “Me preguntaba si todo esto valía la pena, si lo que había elegido como modo de vida era lo que realmente quería. ¿Cómo sigo? Tengo un título universitario, familia, un departamento en Belgrano, mi perra Kiara. Con lo estructurada que era, no me permitiría lanzarme. ¡¿Por qué arriesgarse?!".
-¿Lo que pensaste en ese momento te llevó a decidir emigrar?
-Me costó pero lo hice. Junté todos mis ahorros, en total cinco mil euros. Vendí algunas cosas y fui a lo que pensé que iba a ser lo más fácil: Barcelona. Estuve un mes y no me gustó. Quería una ciudad más grande, con más espacios verdes y opciones. La verdad es que no me encontraba ahí, entonces probé suerte en Berlín.
-¿Cómo fue el primer día en esa ciudad?
-Mucho más fácil de lo que me imaginé. Tengo pasaporte italiano. Alquilé un piso con una roomie, algo muy común acá. A los pocos días de instalada conseguí trabajo en un lugar de empanadas argentinas.
-¿Hablabas alemán?
-No. Ese fue un obstáculo. Entonces hice un curso de alemán y ahí, como cosa del destino, conocí a Valeria Solari, una chilena que hoy es mi socia.
-¿Cómo idearon el proyecto?
-Fusionamos nuestros conocimientos. Valeria es diseñadora gráfica y yo con mi expertise de arquitecta dimos vida a 4UPCYCLING. Diseñamos productos a partir de plásticos en desuso o que tienen como destino la basura. Les damos una nueva vida y fabricamos desde macetas hasta riñoneras. Es una idea sustentable e innovadora que se suma a la tendencia del slow fashion.
-¿Cómo es el proceso de realización?
-La bolsas de shopping, de verdulería, o el papel globo, todos desechos que encontramos a diario, son nuestra materia prima. Primero se lavan, después se secan y unen con una plancha. Las características del plástico permiten diseñar piezas únicas. Todo está hecho a mano. En promedio tardo treinta minutos en hacer cada unidad.
- ¿Precio de venta?
-Entre 10 y 35 euros.
-¿Cuánto tiempo les llevó la planificación previa?
-Un año entero hasta que lanzamos, en marzo de 2019. Esto crece día a día. Hoy somos referentes en el mercado y brindamos workshops.
-¿Cómo te recibieron en Berlín?
-Muy bien, son muy abiertos y anfitriones. Tienen un humor parecido al nuestro. Hasta me puse de novia.
-¿Dónde conociste a tu novio?
-Por Tinder. Estamos juntos hace tres meses
-¿Dejaste afuera el estrés?
-Soy muy feliz. Trabajo muchas menos horas con una gran calidad de vida. La estabilidad que tengo en Berlín es genial, sumado a a propuesta multicultural y el contacto con los espacios verdes. Es una gran ciudad para vivir.
- ¿Emigrar entonces fue una decisión acertada?
-Claro. A veces me pregunto por qué no lo hice antes. Tenía ganas pero siempre había algo que me ataba, o el departamento nuevo, el trabajo o una pareja.
-¿Extrañas Buenos Aires?
-Mucho, aunque otro de los beneficios de esta ciudad son los días de vacaciones. Tengo casi un mes, entonces aprovecho para ver a mis padres, mi perra, y mis amigos.
-¿Te cambió la mentalidad?
.-Pienso que no está mal hacer algo diferente a lo que se estudió o ideó. Pensé que iba a ser arquitecta para toda la vida. Y la verdad es que siempre se puede volver y volver a empezar….
SEGUÍ LEYENDO