(Enviado Especial) Habían pasado unos tres minutos de las 12 del mediodía. El Boeing 767 de la empresa Latam Brasil comenzaba a moverse dentro de la pista del Aeropuerto Internacional de Córdoba con una ocupación de apenas un 20% de su capacidad. En su interior viajaban poco más de 40 pasajeros, en su gran mayoría británicos. Luego de las instrucciones brindadas por el Comisario a bordo en portugués y en inglés, la tripulación se preparaba para realizar el primer viaje de la historia entre esa provincia argentina y las Islas Malvinas. Precisamente, el mismo día de celebración de la Soberanía Nacional.
El vuelo LA8208 dio luz al segundo trayecto entre la parte continental de la Argentina y el archipiélago. Desde 1999, la misma compañía opera un vuelo mensual entre Santiago de Chile y las Islas con una escala en la ciudad de Río Gallegos.
El primer vuelo de Córdoba-Islas Malvinas se caracterizó por no contar con ningún turista argentino. Las únicas cuatro personas que subieron al avión en el aeropuerto cordobés fueron cuatro periodistas (dos de la Ciudad de Buenos Aires y dos de Córdoba) que se dispusieron a realizar una cobertura del trayecto.
Abundaban los asientos vacíos. En los minutos previos al despegue se podían diferenciar con claridad las distancias entre los dos grupos de viajeros. Los alrededor de 35 integrantes de la comitiva de ciudadanos isleños, integrada por funcionarios de la Cámara Legislativa y empresarios locales, mantenían un diálogo escueto con los 9 periodistas de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay que acudieron al trayecto. Los primeros contactos se redujeron a las expresiones de celebración por parte de los isleños, debido a la apertura de una segunda conexión aérea comercial con el continente y al establecimiento por parte de los kelpers de normas de comportamiento a la hora de la llegada, como la prohibición de tomar fotos y realizar videos dentro del aeropuerto militar de Mount Pleasant.
El vuelo entre Córdoba es una escala mensual de un trayecto que unirá todas las semanas a las Islas Malvinas y la ciudad brasileña de San Pablo. Y ése representaba el motivo real del júbilo de los residentes de las islas: “Este trayecto con San Pablo significará una puerta de entrada para turistas de todo el mundo e incluso nos servirá a nosotros para poder viajar como turistas a diferentes países de una mejor manera. Además, representa una apertura comercial para la isla”, explicó Roger Spink, integrante de la Asamblea Legislativa del Gobierno de las Islas Malvinas a los periodistas, sentado en su butaca dentro del avión.
Para los kelpers, el plus del nuevo trayecto no incluye sólo la reactivación del aspecto turístico sino también un facilitamiento total en el aspecto de la carga. La nueva vía genera una conexión con el continente europeo mucho más accesible de lo que suponía el vuelo ya tradicional a Santiago, Chile.
Así y todo, el vuelo entre Córdoba y las Malvinas no pudo escaparle a la polémica y a las acusaciones cruzadas en la Argentina. Durante la semana pasada, la abogada Valeria Carreras presentó una cautelar ante la Justicia en la que afirmaba que ese vuelo era producto de un tratado virtual firmado en el 2016 entre las cancillerías argentinas y de Reino Unido y que esa decisión debió haber sido debatida anteriormente en el Congreso.
La denuncia fue avalada por el fiscal Jorge Di Lello, quien solicitó al juez Luis Rodríguez que suspendiera el trayecto.
Incluso, la ex embajadora argentina en Reino Unido, Alicia Castro, denunció en Twitter: “El nuevo vuelo a Malvinas afianza la presencia británica en las islas, sirve para recambiar tripulaciones que depredan nuestra pesca”.
Sin embargo, el propio magistrado Rodríguez rechazó la cautelar presentada por Carreras e indicó que el comunicado conjunto de las cancillerías no podía ser considerado un tratado y que, por ende, no podía ser declarado inconstitucional. Además, señaló que ninguna de las Cámaras legislativas trató el comunicado durante el período de los últimos tres años.
Desde la Cancillería argentina se señaló, en tanto, que el nuevo trayecto desde Córdoba facilitaría a ex combatientes y a familiares de soldados que participaron en la Guerra de 1982 poder acudir a las Islas con mayor facilidad.
Sin embargo, durante el primer trayecto, ningún familiar ni ex combatiente compró alguno de los pasajes en venta.
Uno de los principales conflictos en ese aspecto es el del precio. El primer viaje entre Córdoba y Malvinas fue anunciado apenas con un mes de anticipación. Por lo cual su precio superaba los 1.000 dólares. En caso de poder reservarlo con meses de anterioridad, el costo bajaría a un promedio de entre 750 y 800 dólares, lo cual también supondría un precio muy alto para el poder adquisitivo medio de un ciudadano argentino.
El vuelo de Latam llegó al aeropuerto de Mount Pleasant poco después de las tres de la tarde. El viento era insoportable. Las ráfagas tenían tal potencia que movían el mismo avión detenido en la pista o las camionetas que trasladaron a los viajeros hasta Puerto Argentino.
Mientras los perros entrenados olfateaban las prendas de ropa y el equipaje de mano de los visitantes, estos realizaban la fila de migraciones. El trayecto de casi una hora por ruta hacia la ciudad principal de las islas se vio caracterizado por el silbido del viento, el ripio del trayecto, las ovejas y esa interminable turba de un paisaje donde no existen los árboles.
Ya en la capital de las Islas, el cierre de la jornada no pudo ser más paradójico. Casi todos los integrantes del vuelo celebraron la realización del nuevo trayecto desde San Pablo en el bar del hotel llamado, nada menos, Malvina House. Allí, cuatro representantes del gobierno local brindaron sus respectivos discursos en los que se hizo énfasis en términos como “un día histórico para las Islas” y donde se habló de un antes y un después para la vida en el archipiélago.
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