Por Guillermo Andino
Por Carolina Prat
“Con un pie en la vereda del deseo y el otro en el dolor. Esa fuerza desbordante que nos atraviesa más allá de toda voluntad consciente. Pulsión de vida y pulsión de muerte unidas en una sola palabra”, así define Gabriel Rolón a lo que es materia prima y tema de su último libro: la pasión. Desde 2007, año en que plasmó su experiencia en el psicoanálisis en “Historias de Diván”, que fue un notable éxito editorial, no dejó de producir.
En 12 años ya lleva nueve libros publicados –todos con excelente recepción– y termina este año con el saldo de haber recorrido todo el país con su obra teatral “El lado B del amor” y con dos presentaciones programadas para el 2 y 3 de diciembre en el Teatro Nacional de la Ciudad de Buenos Aires, oportunidad en que realizará un mano a mano con su público.
En una charla que pretende abarcar todos los temas y todas las emociones que caben en una persona que quiere indagar sobre ellas, el célebre psicoanalista, actor, columnista de radio y televisión, guitarrista y escritor prolífico dice: “Por lo menos hay que intentar algo. No alejarse de lo que se sueña”. A interrogantes como: ¿qué hace alguien que desea algo para su vida y no se atreve a actuar? robustece la recomendación de “intentar”. “A lo mejor alguien no tiene el deseo o el ímpetu, la energía o la confianza en sí mismo como para ir directamente a lo que busca, pero tenés que tratar de que lo que hagas te acerque y no te aleje de tu sueño” aconseja.
“Hay que estar capacitado para leer el azar porque la vida es azarosa” dice Rolón a la vez que asegura que uno de los grandes desafíos de todo ser humano es prepararse para estar a la altura de sus sueños. “Porque a veces uno sueña y dice cómo me gustaría cantar, pero no te pasas ocho horas estudiando canto. ¿Hiciste el esfuerzo por si el azar te ponía en la situación de…? Yo me encuentro con mucha gente que se lamenta por no haber conseguido aquello para lo que no se preparó”. Y concluye citando una frase de Alejandro Dolina que dice le gusta mucho y es aplicable a diversos órdenes de la vida: “Por lo general, la gente que estudia tiene más suerte en los exámenes”.
Cuando Gabriel Rolón se refiere a la pasión, esa fuerza que desde siempre atrae y lleva hasta un límite en el cual es difícil distinguir la distancia entre el placer y el dolor, no duda en asegurar que “no todos los amores merecen ser vividos”, hay relaciones violentas que no se deben tolerar, ni transitar. Porque “la pasión no se deja abarcar por la razón” es una palabra con buena prensa, pero lleva en sí un peso complicado. “Todo ser humano está recorrido por un impulso autodestructivo pero las personas sanas buscan el equilibrio”, y refuerza con una de las máximas del Oráculo de Delfos que dice: “Nada en demasía”.
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