ARA San Juan: el misterio que encierran sus restos y las dudas a un año de su hallazgo

La verdad todavía permanece en la oscuridad de los 907 metros de profundidad. La opinión de los expertos sobre la brutalidad del hundimiento

La verdad sobre lo que ocurrió con el ARA San Juan todavía es materia de investigación

A un año del hallazgo de los restos del ARA San Juan, la jueza federal Marta Yañez aún no mandó a peritar las fotos y los videos obtenidos por Ocean Infinity. Según esa empresa norteamericana, el descubrimiento se realizó el 17 de noviembre de 2018. Las 67 mil imágenes y videos llegaron al país el 4 de diciembre pasado. Las querellas también cuestionan a la titular el juzgado de Caleta Olivia porque, a lo largo de estos meses, tampoco nombró a peritos para analizar las imágenes que muestran la magnitud de la tragedia, y que permanecen a 907 metros de profundidad, sobre la oscuridad del lecho oceánico, y a unos 550 kilómetros al este de Comodoro Rivadavia.

Sin esos estudios, que serían como la “autopsia” a un cadáver, será muy difícil establecer, de manera fehaciente, las causas del hundimiento, y las responsabilidades de las autoridades políticas, y la línea de mando de la Armada, que envió a su última patrulla al único submarino de la Argentina que estaba operativo, en condiciones que no serían optimas para realizar tareas de inteligencia sobre buques y aviones bajo el mando de “Gobernación Malvinas” y control de pesca ilegal dentro de la Zona Económica Exclusiva Argentina, tal como surge de la “orden de operaciones” ya aportada al expediente, y revelado por Infobae.

Los restos del ARA San Juan están esparcidos en un diámetro de entre 80 y 100 metros, a 907 metros de profundidad.

Este medio publicó de manera exclusiva algunos de los videos que la magistrada de Caleta Olivia expuso ante los familiares de los 44 tripulantes fallecidos en el hundimiento del submarino, y la explicación que sobre los restos del buque brindaba el capitán Gabriel Attis y que aún hoy siguen siendo impactantes.

Estas son parte de las imágenes del hallazgo del submarino que que la jueza Marta Yañez le mostró a los familiares. La voz que se escucha es la del capitán Attis.

Sin embargo, desde esa fecha a la actualidad, no se avanzó sobre los secretos que aún atesoran los restos del submarino.

Por la demora en establecer las causas del siniestro, el peor de la Armada Argentina en tiempos de paz, aún permanece abierto un descarnado debate entre los expertos que observaron las más de tres horas de grabación pero que no volcaron su parecer de manera oficial porque esto aún no fue requerido.

Valeria Carreras, una de las integrantes de la querella unificada que impulsa la causa, le adelantó a Infobae que después de las indagatorias que todavía están pendientes sobre siete oficiales de la Armada -quienes ya fueron imputados por el hundimiento del ARA San Juan y el fallecimiento de sus 44 tripulantes-, solicitará de manera urgente “el peritaje sobre las imágenes porque la jueza aún no realizó esa tarea imprescindible".

De todos modos la abogada, que forma equipo con Fernando Burlando y Lorena Arias, recuerda: “Desde el primer momento cuestionamos en el expediente y públicamente que los veedores de la búsqueda del submarino fueran de la Armada, justamente la fuerza investigada, que no puede certificar nada”.

Se refiere a los cuatro integrantes de la Armada que actuaban como nexo entre Ocean Infinity, y esa fuerza armada y que reportaban al Director de Materiales.

También explica que para esa querella -la otra la lleva adelante Luis Tagliapietra, padre de una de las víctimas- “las dudas comenzaron cuando la empresa Ocean Infinity no cumplió con puntos del pliego, por ejemplo no entregar los archivos en formato compatible con cualquier ordenador de PC con reproductor MP4, MP3, o similar” ya que al venir en un archivo distinto “requirió la conversión de los mismos”.

A pesar de la observación de Carreras, una fuente del juzgado le dijo a Infobae: “El que Ocean Infinity haya entregado los archivos en el formato original con que fueron grabados es algo muy positivo porque es una manera de preservar la prueba, y, en caso que la conversión fallara, siempre se puede volver a intentar si se cuenta con los archivos en el formato original”.

Sí, en cambio, un perito informático especialista en la materia le dijo a este medio: “Lo que es muy criticable para la jueza de la causa es que el juzgado no haya utilizado la comparación por HASH, un método para generar claves o llaves que representen de manera unívoca a un documento o conjunto de datos para su autentificación entre archivos originales y copias”. Se trata de un tema muy técnico, pero si se hacen las pericias a las imágenes ese hecho es muy posible que se lo hagan notar los peritos informáticos a la magistrada.

Por último, Carreras -y es la única en la causa que lo hace- sostiene: “Al momento de presentar el pedido de imputaciones nuestra querella, el 25 de octubre, en un capítulo especial sobre las pruebas pendientes de producción, solicitamos verificar veracidad de imágenes”.

Si bien hasta ahora no se incorporó al expediente de Yañez un documento certificado por peritos independientes, Infobae consultó a expertos que ya analizaron las fotos y videos que patentizan la brutalidad del evento.

Una de las preguntas que sobrevuela a los peritos es ¿por qué el submarino perdió plano y comenzó a descender hasta su profundidad de colapso?

Las hipótesis se pueden agrupar en dos categorías. Una de ellas concentra las teorías que sostienen que ocurrió un evento que incapacitó a la tripulación por lo cual el buque de guerra comenzó a descender en forma descontrolada.

La Comisión Bicameral que investigó la tragedia y la posterior búsqueda de la nave, sostiene que el hecho “se desencadenó a causa de una explosión precursora por acumulación de hidrógeno o por la generación de gas venenoso desde el cuarto de baterías”. Por el momento se considera a esta como la hipótesis más probable.

El otro grupo de teorías reúne las posturas de los peritos que especulan en que hubo una falla en el submarino que impidió que la tripulación controlara al mismo, por ejemplo, que la nave haya sufrido un black-out (corte de energía general) que hizo que el submarino perdiera propulsión y, por consiguiente, no pudiera mantener el nivel en que navegaba precipitándose hacia el fondo.

La diferencia entre ambas posturas ronda en que, en el primer caso, la tripulación ya habría perecido antes del colapso. En cambio, en la otra posibilidad, la tripulación habría estado consciente durante parte del descenso, sabiendo el desenlace que le tocaría.

Los familiares y amigos de los 44 tripulantes no pueden siquiera imaginar esta situación desesperante. Por eso, sólo un concienzudo estudio sobre las fotos y videos, y la recreación en 3D basada en el hallazgo del submarino revelará la verdad, y podrá precisar con mayor objetividad, los cargos penales que caben a los responsables del siniestro. Esta es la única reparación posible que tienen los dolientes.

Las imagenes del ARA San Juan están siendo analizadas por peritos de la Armada para el sumario final pero aún no fue incluido en el expediente.

Consultado sobre este punto, el capitán de ultramar Marcelo Covelli -asesor de la Comisión Bicameral y de la querella de Luis Tagliapietra-, sostiene: “El informe parlamentario se inclina por la incapacitación previa de la tripulación ya que durante la investigación de la comisión no se identificaron indicios ciertos que indiquen que la tripulación hubiera realizado alguna maniobra para evitar el colapso, para pedir auxilio, o de algún modo intentar marcar el lugar del acaecimiento. Por ejemplo, no se pudo comprobar que se haya lanzado la radiobaliza, ni que se hubiese desplegado la balsa salvavida (aunque sea para llamar la atención en superficie y reducir los tiempos de búsqueda), o que se hayan soplado los tanques de emergencia, o que se haya liberado aceite, combustible, ropa o vituallas para que sea vista desde el aire o desde la superficie”.

En ese sentido, el especialista agregó: “Para que la teoría de que el submarino habría tenido un black-out (un apagón eléctrico) y por eso hubiera perdido el plano, sólo cabría considerarla si se encontraran nuevos indicios que indicaran que durante el descenso la tripulación habría realizado alguna maniobra para revertir esa tendencia, para pedir auxilio o para intentar marcar el lugar del evento. Para ello, la Justicia tendría que ordenar realizar pericias, por ejemplo, sobre los botellones de aire comprimido y los otros restos del submarino, con el objeto de determinar de manera fehaciente si se soplaron o no los tanques de emergencia, si se desprendió o no el lastre fijo (en caso que hubiera llevado), o si la puerta oval que separaba ambos compartimientos estaba cerrada o abierta. Con solo determinar si alguna de esas maniobras fue realizada, entonces sí habría fundamentos como para suponer que la tripulación estuvo consciente mientras el submarino descendía sin control hasta las profundidades abisales del océano y, por consiguiente, que la causa hubiera sido un black-out, y no una explosión previa, no obstante, al momento, nada sugeriría esto".

Otra de las imágenes tomadas por el ROV de la empresa norteamericana Ocean Infinity.

Según pudo saber Infobae por parte de dos peritos navales que observaron con detenimiento las imágenes obtenidas por los robots submarinos de Ocean Infinity, el campo de escombros del ARA San Juan muestra una curiosidad: “El casco resistente está separado de los apéndices pero las partes que se desprendieron de la proa están a la altura de la popa del casco resistente, y, las partes que se desprendieron de la popa, están del lado de la proa del casco resistente, o sea al revés de lo que uno se esperaría”.

Esto fue tema de debate entre los investigadores, algunos oficiales de la Armada han sugerido que el submarino ha dado una vuelta redonda (rulo) mientras caía, sin embargo, otro especialista que vio las fotos y filmaciones. Al ser consultado por este medio manifestó: “Esa particularidad en la distribución de los escombros se debería al efecto de la deriva de la corriente la cual coincidía con el rumbo que llevaba la nave”.

“En las fotos -sigue explicando el perito que es posible que sea citado a declarar en el expediente- se observan a los periscopios doblados hacia popa. Eso da cuenta de que el submarino estaba cayendo al fondo de punta y con mucha velocidad, ya que de otro modo la resistencia ofrecida por el agua no hubiera podido vencer la resistencia de estos tubos”.

“Dado que el submarino tenía una eslora (largo) de 60 metros, al aproximarse al fondo con un ángulo muy pronunciado, la proa del submarino estaba más cerca del fondo que la parte de la popa”, explica el especialista naval y relata: “En las filmaciones se puede observar que la corriente en el lugar es importante, el rumbo de la misma coincide prácticamente con el rumbo que llevaba el submarino y la velocidad fácilmente puede estar cerca de los 2 metros/segundo”.

De inmediato, el perito sigue explicando que al estar la proa más cerca del fondo, "los apéndices de ésta iban a llegar más rápido al fondo porque tenían que recorrer menor distancia vertical, por ende, la deriva de la corriente iba a afectar menos tiempo a estas piezas”.

En cambio, la popa, que se encontraba más alejada del fondo, “iba a estar a merced de la corriente por mayor tiempo, por ende, en su caída al fondo iba a derivar mayor distancia al rumbo de la corriente, en este caso, era casi el mismo rumbo de avance del submarino”, dice.

Sobre el caso resistente, y debido a que éste no se partió y se clavó violentamente de punta en el fondo del lecho marino, el experto, siempre en base a las imágenes analizada para Infobae, detalla que el buque “comenzó a deslizarse con violencia hasta que detuvo su marcha a causa de la reducción drástica por la resistencia al avance que le ofrecía el suelo, eso se puede ver en la marca en forma de surco que dejó el desplazamiento del casco por el fondo”.

Por lo expuesto, explica el especialista: “Siguiendo la línea de avance del submarino, es lógico que se encuentre primero la proa, luego el casco y más allá la popa, al revés de lo que uno se imaginaría, ya que se tiende a pensar que la nave se encontraba nivelada cuando cayó al fondo pero la distribución de los escombros demuestran lo contrario”.

El 15 de noviembre de 2019 la Armada entregó a los familiares de los 44 tripulantes una "medalla de honor".

Algunos hechos que están en claro

“Tal como se ha dicho reiteradamente, el solo hallazgo de los restos náufragos de lo que fuera el submarino San Juan permitió a la Justicia y a los peritos involucrados en las distintas investigaciones descartar en forma inmediata varias de las teorías construidas durante el año que la nave estuvo en condición de desaparecida", le dice a Infobae, otro perito naval con acceso directo a la causa.

"Ahora bien -continúa- una de las primeras afirmaciones irrefutables es que al perder el control por parte de la tripulación la embarcación se encontraba en una sola pieza. El desprendimiento de la sección de proa y de la calota de popa, se produjeron al producirse la implosión por haberse superado la resistencia estructural del casco resistente y esto ocurrió a una profundidad de entre 600 y 700 metros. Esta afirmación no es caprichosa sino que queda en evidencia por el área de dispersión que presentan los restos principal y secundarios del submarino. Al desprenderse elementos de distinto peso y formato, cada uno evoluciona de una manera diferente en su proyección hacía el fondo del mar y cuanto más trayecto recorren en su descenso, más tienden a separarse entre sí”.

Además, el perito naval agregó: "Si hubo una explosión interna, la misma no parece haber tenido la magnitud suficiente para inflar o deformar el caso en el sentido interior-exterior. Por el contrario, las deformaciones que se aprecian son típicas del fenómeno de implosión por acción de presión hidrostática. La complicada y vital soldadura perimetral realizada en el complejo industrial CINAR, no presenta signos de haber presentado fisuras, sin bien lo que se aprecia es el forro exterior y no el casco resistente, una falla en este sector se hubiera evidenciado en la envuelta de libre circulación”.

Es decir que, a pesar de las sospechas arrojadas en un principio, las reparaciones de media vida realizadas durante el gobierno anterior estuvieron bien realizadas.

Finalmente, el especialista reflexionó: "La imposibilidad de acceder al interior de la nave, dejará al conjunto de los peritos intervinientes sin la posibilidad de analizar las causas que originaron el instante fatal, pero en el presente todos los profesionales intervinientes apostamos a no mas de dos teorías. La primera indica que una acumulación anormal de hidrógeno, originó una explosión de magnitud suficiente para neutralizar la voluntad de 44 personas. La segunda sostiene que el hidrógeno y otros gases inundaron la atmósfera respirable del submarino, produciendo el desvanecimiento o muerte de los tripulantes quedando el San Juan sin control”.

Las razones del hundimiento según la Bicameral

El informe final de la Comisión parlamentaria firmado en mayoría, y basado en las constancias que obran en el expediente, precisa las situaciones por las cuales el submarino y su tripulación no regresó nunca de su última misión.

“Debemos diferenciar dos situaciones concatenadas, pero que son las que en definitiva culminan con la pérdida de la nave. La primera es el principio de incendio a bordo y sus causas. La segunda es qué pudo haber ocurrido para que luego de estar aparentemente superado, el submarino se precipitara al fondo. En cuanto a la primera, las constancias indican que lo informado por el Comandante es lo que efectivamente puede haber ocurrido. Esto es, un principio de incendio en el balcón de baterías, ya sea causado como supone el comandante, por el ingreso de agua de mar durante la maniobra de snorkel, o por otra razón, de magnitud tal que deja con propulsión dividida a la unidad”, señala.

“Este incidente -precisa el documento- es comunicado y evaluado el temperamento a seguir junto a las autoridades del Comando de la Fuerza de Submarinos y sus superiores. En cuanto a la segunda, que es la que precipita el submarino al fondo, no podemos dudar que es consecuencia de la primera. Teniendo inicialmente la situación del principio de incendio controlada en apariencia, se habría intentado luego, verificar los daños en el compartimento de baterías para identificar el origen. Esto es lo que indican los manuales de procedimiento de la Armada. (R.A.-9-076 Título 2.3 Roles de emergencia)”

(Joaquin García Conde)

Sobre la posible “existencia de una explosión primaria” que habría incapacitado a los tripulantes de tal forma que no tuvieran reacción", los diputados y senadores concluyeron: “Exclusivamente una concentración de hidrógeno tornó la atmósfera explosiva”.

“Otra de las posibilidades -evaluaron los legisladores y sus asesores- es que al llegar a plano profundo para verificar los daños, el principio de incendio no estuviera del todo controlado y el retiro de la tapa hubiera provocado la explosión que, inmediatamente dejara incapacitados al personal de comando de la nave, perdiendo plano irremediablemente hacia el fondo abismal”.

Por último, los expertos de la Comisión Bicameral concluyen: "Es especialmente necesario tener en cuenta que en cualquiera de ambos casos, sea la explosión o la contaminación de gas venenoso, se produce inmediatamente debajo del cuanto de comando y donde se encuentra más del 90% de la tripulación, que venía fatigada. Del análisis desarrollado , existiría alta probabilidad que cualquiera de ellas haya ocasionado el siniestro”.

El comandante del ARA San Juan, Pedro Martín Fernández

-¿Usted que analizó la causa, y presenció los debates en la Comisión Bicameral, ¿cómo se puede sintetizar lo que ya fue incorporado al expediente, y que a mi entender se podría haber evitado?, le preguntó este medio a Marcelo Covelli.

-Se puede hacer una comparación con el caso del Apolo 13. Todos recordamos el llamado de los astronautas a su base diciendo: “Houston, tenemos un problema”. La diferencia es que en ese caso todos los técnicos y responsables del control de la misión en la Tierra se pusieron a trabajar sin descanso para ver cómo ayudar a los tripulantes del Apolo. En cambio, en el caso del ARA San Juan, ante un llamado avisando sobre un problema, un principio de incendio en uno de los balcones de batería, su comando en tierra, lejos de buscar la manera de ayudarlos, les dijo que se las arreglen solos y que vuelvan a llamar en 36 horas. La triste conclusión es que los astronautas volvieron del espacio a salvo, en cambio los familiares de los tripulantes del ARA San Juan nunca volverán a encontrarse con sus seres queridos.

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