El argentino Eduardo Lermee, de 38 años, se radicó desde hace más de una década en la ciudad italiana de Venecia. Llegó para continuar con su carrera de futbolista profesional y hoy se desenvuelve en el mundo del turismo. Todavía cree haber encontrado su lugar en el mundo, pero tampoco le pudo escapar a la preocupación que le generó la última gran inundación de la zona.
Entre la noche del martes y la mañana del miércoles, Venecia sufrió la segunda inundación más grave de su historia y la más terrible desde el año 1966. Con un agua que alcanzó los 1,88 metros de altura, el 85% de la ciudad, los daños en la zona más antigua (y baja) fueron terribles, tanto en el aspecto económico como el histórico.
El drama fue tal que el presidente del Gobierno italiano, Giuseppe Conti, aseguró que hoy se aprobará en el Consejo de ministros el “Estado de Emergencia” y que se proveerá de ayuda a los ciudadanos y a los comerciantes.
“La verdad que se produjeron daños culturales históricos y eso ya no tiene arreglo. Se estropearon libros de hace siglos y cuadros memorables de la ciudad y lamentablemente no se puede hacer nada. Hay muchísima bronca entre los locales. En especial contra los gobernantes”, le afirmó Lermee a Infobae mediante una conversación telefónica.
Lermee llegó a Venecia en el 2004, con 23 años. Hasta ese momento había dado sus primeros pasos como futbolista profesional en la Argentina. Hizo las divisiones inferiores en River y hasta llegó a jugar algunos partidos en Primera de la mano de Américo “Tolo” Gallego en el 2001.
Ya en Venecia, continuó su trayectoria en equipos del ascenso y torneos regionales. Allí se casó con Yamila, otra ciudadana argentina, y ambos tuvieron a Rebecca, que hoy tiene cuatro.
Una vez retirado, el argentino montó una agencia de turismo junto a otros ex futbolistas y en la actualidad alquila departamentos a turistas extranjeros en la zona más alta de la ciudad.
“Pese a que los apartamentos que ofrecemos están en la zona alta, en las últimas horas recibimos algunas cancelaciones de reservas. En general fueron casos de familias con niños. Para los jóvenes que vienen solos, el hecho de que esté todo inundado es un punto de interés, incluso”, afirmó Lermee.
La enorme inundación ocurrida en los últimos días provocó trastornos en la ciudad que no se veían desde hace décadas: “La parte del casco histórico, la más antigua, quedó totalmente cubierta por el agua. En la Basílica de San Marcos, el agua llegó hasta las bodegas y eso nunca había pasado. De hecho, esas bodegas eran utilizadas para resguardar objetos de un valor histórico gigante, como libros o cuadros. Eso quedó todo arruinado”, se lamentó el argentino.
Venecia, la ciudad de los canales, está compuesta por cientos de micro-islas conectadas entre sí a través de puentes. La superficie de agua sobre la que se erige es conocida como la Laguna Veneciana.
De acuerdo a análisis de expertos, la presencia cada vez más repetida de las inundaciones se debe, en un primer punto, al calentamiento global, lo que produce que el nivel del agua fuera cada vez más alto. El segundo factor radica en que que las placas tectónicas sobre las que se apoya, la adriática y la europea, se sumergen cada vez más con el pasar del tiempo. Se estima que la ciudad se sumerge a un ritmo de unos dos milímetros por año.
Además, el ingreso de los aires húmedos desde el Norte de África provocan que el agua del Mar Adriático invada la de la Laguna Veneciana y esa cantidad de líquido extra es la que provoca las inundaciones tan fuertes.
Desde el Gobierno de la ciudad se contempló este problema desde hace años. Por eso, en 2003 las autoridades comenzaron el denominado Proyecto Mose (del italiano Módulo Experimental Electromecánico). Se trataba de la construcción de 78 compuertas basculantes ubicadas justo en la unión del Mar Adriático y la Laguna veneciana, cuyo fin es poder interrumpir el paso del agua hacia la laguna, el fenómeno rotulado como “acqua alta” una vez que esta se desborda.
Sin embargo, ya pasaron 16 años desde el comienzo del proyecto y todavía las compuertas no pudieron ponerse en funcionamiento.
“Los venecianos está muy enojados con lo del Sistema MOSE. Se invirtieron más de 7 millones de euros en ese proyecto y todavía las compuertas no funcionan. Además, no se sabe si todo el dinero fue destinado a la inversión para la producción del mismo. La gente de aquí se cansó y necesita soluciones”, explicó Lermee.
Otro factor que alimentó la indignación y la bronca de los locales fue el fallecimiento de dos hombres, de 78 y 81 años, que perdieron la vida al electrocutarse en sus domicilios en la isla de Pellestrina.
“El problema de eso es que aquí en Venecia hay edificaciones muy antiguas en las que entra agua por las paredes. Los que viven en esas casas ni se enteran de eso. Por eso, hay que tener cuidado de no enchufar nada. Probablemente estas dos personas mayores intentaron conectar algún artefacto electrónico y sufrieron las descargas”, explicó el argentino.
Lermee aseguró que su domicilio no sufrió mayores inconvenientes. Él y su familia viven en un tercer piso de una de las zonas más altas de la isla, al igual que la mayoría de los departamentos que alquila.
Sin embargo, no puede escaparle al drama que vive la ciudad: “El que se viene a vivir a Venecia sabe que se tiene que acostumbrar al problema del ‘acqua alta’, pero lo que vimos estos días nunca lo habíamos vivido nunca. Encima, nos dijeron que en los próximos días volverá a llover. No sé qué es lo que puede llegar a pasa con una nueva inundación”, afirmó.
Mientras tanto, pasó un día más con la escenografía de las calles principales venecianas contaminada por las plataformas pedestres y un día más en el que los locales tendrán que vestir, entre sus atuendos, con esas “botas venecianas” que les llega casi a la altura de la ingle.
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