Nahir Gómez tiene 21 años, sobrevivió a la violencia sexual cuando todavía iba a la primaria, sufrió los estragos de la anorexia apenas cruzó a la secundaria y conoció el dolor de la mordaza después, cuando dijo en su familia que era lesbiana. Axya Cutre tiene 19 y es “no binarie”: no se siente ni hombre ni mujer. Se define, además, como trabajador sexual: su postura es que la prostitución no es explotación sino trabajo. Sofía Bernabé es una chica transgénero, hija de una costurera y de un empleado metalúrgico que la acompañaron amorosamente desde la infancia. Su cuerpo no es el de una vedette y su posición es clara: dice que no hay una sola forma de ser mujer trans y que ella es parte de esa diversidad.
Todos participaron de una forma inédita de casting y fueron contratados como “extras” para la publicidad del Orgullo que Sprite difundió el viernes y que ya se volvió viral.
Julián Krakov es Director de Casting y trabaja en la productora Puenzo Hnos. Nicolás Puenzo (hijo de Luis Puenzo, ganador de un Oscar por la película “La historia oficial”) fue quien dirigió la publicidad en conjunto con el reconocido director Pucho Mentasti.
El 18 de octubre, cuando se aprobó el proyecto, faltaban solo dos semanas para la 28° Marcha del Orgullo LGBTI+ en Buenos Aires. “Queríamos que tanto los protagonistas como los extras fueran historias reales. Incluso queríamos que se grabara en sus casas reales, con sus familias reales, porque muchos integrantes del colectivo nos hablaban de la invisiblización de la comunidad”, cuenta Julián Krakov a Infobae. “Fue la primera vez que hicimos un casting así: en vez de convocarlos a un estudio fuimos a verlos a sus lugares y no los hicimos actuar, les hicimos entrevistas para conocer sus historias”.
Faltaban cinco días para el rodaje y fue un trabajo contrarreloj. Krakov formó equipo con la fotoperiodista María Horton, que había cubierto marchas y fotografiado a personas del colectivo LGBTI+, y a la militante feminista y lesbiana, Soledad Asurey. La actriz trans Mariana Genesio, protagonista de la serie “Pequeña Victoria”, compartió la búsqueda en sus redes sociales.
Como no querían personas disfrazadas o heterosexuales “haciendo de”, también acercaron el pedido a la Casa Trans, un espacio de contención y protección de los derechos para la población trans. Tenían que elegir no sólo a las y los protagonistas de las historias principales sino a 80 extras. También, y sabiendo las dificultades que tiene la población trans para conseguir empleo con una ley de cupo que no se cumple, querían darles el trabajo (cada extra cobra 4.000 pesos, según las tarifas del sindicato).
Fue así que Krakov se fue hasta Lomas de Zamora y conoció a Nahir Gómez, una joven lesbiana que vive con su abuela y que no quedó entre las protagonistas pero sí entre las extras. Su vida, que está lejos de ser una historia de Disney, la cuenta a Infobae la propia Nahir.
“Sufrí una violación a los 11 años de parte de un primo. También sufrí violencia familiar de mi padrastro. Por todo esto, tuve una mala relación con mi mamá, casi termino en un hogar”. A los 14 años le diagnosticaron anorexia nerviosa y fue ayudando a otras chicas con trastornos de alimentación desde su cuenta de Facebook, que se hizo conocida. Marcó tendencia, además, por sus tatuajes, aunque ella les quita el valor estético: “Son cicatrices, son catarsis, son escudos”, dice.
A los 16 se dio cuenta de que era lesbiana y no lo ocultó: “Muchos en mi familia que me querían dejaron de hablarme. Mi mamá no habla del tema, es un tabú absoluto, o sigue preguntando cuándo voy a estar con un varón”, cuenta Nahir. Por eso, que la publicidad hablara de la importancia de que las familias acompañen sus identidades con orgullo, la tocó de cerca.
Ni su abuela ni su casa quedaron seleccionadas. De hecho, los que interpretan papeles de familiares en la publicidad sí son actores profesionales. Es actriz y cordobesa la mujer que maquilla a su hijo, son actores los hermanitos que pintan el corazón en la bandera, y es actor de teatro independiente el padre del final.
A ese padre -que se convierte en protagonista cuando la publicidad dice “Orgullo: lo que sentís cuando alguien que querés elige ser feliz”- Krakov le hizo un pedido para el que usó la palabra “parir”: “Que puedas transmitir que estás pariendo la decisión de acompañar, de criar un hijo libre", le dijo. "Una mirada que muestre que a veces cuesta soltar pero que se puede acompañar con orgullo y alegría”.
“Este laburo me partió la cabeza”, sigue el Director de Casting. Habla de haber escuchado por primera vez en su vida a quienes se definen como “no binaries”: “Personas que me dijeron ‘yo no me siento ni hombre ni mujer, no creo en el DNI’. El derecho a la identidad es algo muy profundo, más con la historia de nuestro país. Antes capaz usaba el lenguaje inclusivo en chiste. Decía ‘ey, chiques'. Ahora me lo tomo más en serio, la búsqueda tan profunda de la identidad me resultó muy movilizante”.
En la casa de sus padres, en Flores, entrevistó a Axya Cutre, que también cuenta su historia a Infobae: “Empecé a descubrirme a los 13 años, cuando me di cuenta de que además de las mujeres me gustaban los hombres. Primero caí en el esquema tradicional y creí que era homosexual, después me di cuenta de que no me importaba lo que las personas tuvieran entre las piernas”. La entrevista fue en su habitación de la infancia, donde todavía están los muñecos con los que jugaba.
Axya se define como “no binarie”, cree que el género es algo artificial que aparece en el DNI y le da igual si le hablan en femenino, en masculino o en neutro. “Yo no necesito definirme dentro del espectro binario hombre/mujer. Me parece que los dos me quedan cortos”. A la pregunta: “¿de qué trabajás?”, Axya contesta: “Soy trabajador sexual. Lo considero un trabajo, como cualquier otro”. Sus padres -cierra- lo saben.
No todos aceptaron que fueran a sus casas, en algunos casos porque no tienen buena relación con sus familias, en otros porque viven en lugares precarios. Hicieron entrevistas en plazas y a Mateo, un joven trans, le hicieron el casting en la estación de trenes de Quilmes. “Se estaba por operar las mamas, porque a los varones trans las mamas suelen generarles mucha incomodidad. Quedó y vino al rodaje con su novia”.
Hubo extranjeros también entre los extras: un joven trans venezolano y Kami, inmigrante de Colombia y no binarie. También es no binarie y lesbiana Martina, la chica de rastas que quedó como protagonista de una de las historias de ficción. Otra de las historias principales -la del joven drag queen junto a su abuela de ficción- es la de Javier Santamaría, que fue contada en Infobae en enero de 2018.
También fue contratada como extra Sofía Bernabé, una chica trans que vive en Zárate con su mamá, su papá, su hermano y su hermana. “Mi familia se dio cuenta desde que yo tenía 4 años. En el jardín me mandaron al psicopedagogo y en el colegio sufrí muchas cargadas, si hasta los docentes pensaban que era un enfermo”, cuenta ella.
“Pero mis padres siempre me acompañaron y me quisieron como soy. Yo viajo seguido al Hospital Durand, que tiene espacios especializados para chicas trans y acompañamiento psicológico para nuestras familias. Son como 90 kilómetros y mi familia viaja conmigo”. De su mamá, que es costurera, Sofía aprendió a coser, a hacer moldería y a diseñarse sus propias prendas.
Y es que en su historia hay diversidad dentro de la diversidad. Sofía no se operó ni las mamas ni los genitales, no empezó una terapia hormonal y dice: “Siempre fui gordita pero siempre tuve buena salud. No tengo complejos. Desde los 14 años, cuando pude empezar a vestirme como quería, me acepto como soy. Me gusta disfrutar de la vida, no andar amargada”. Sofía es modelo, no sólo de fotos sino de pasarela. “Claro, las mujeres trans no somos todas iguales. Yo soy parte de esa diversidad”.
La marcha del final de la publicidad se grabó el 24 de octubre en Chacabuco y Moreno. No les permitieron cortar la calle y los vecinos los denunciaron cuando tiraron humo de colores. El director de arte armó una carroza en la que desfilaban más travestis, más drag queens montadas pero de eso quedó poco, porque se decidió fortalecer la idea de “el orgullo de acompañar”. Se editó en dos días y salió el viernes: en cuatro días y sólo en la página oficial ya la vieron 3 millones de personas.
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