Nacieron dos cóndores en el Ecoparque porteño y crece la esperanza de conservar la especie

Serán criados aislados del contacto humano y cuando estén listos serán liberados

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Tehiel, uno de los cóndores nacidos en el Ecoparque
Tehiel, uno de los cóndores nacidos en el Ecoparque

Las aves fueron incubadas y nacidas en el Ecoparque de Buenos Aires en el marco del proyecto de conservación del Cóndor Andino y su nacimiento devuelve la esperanza a los conservacionistas que trabajan por la recuperación de la especie, que está amenazada de extinción.

Este domingo a las 20 nació Tehiel con 182,8 gramos de peso, mientras que esta mañana, a las 10:08, nació Maün, con 201,7 gramos. Ambos llegaron a la vida gracias al programa de conservación. El cóndor andino está en peligro porque durante muchos años se lo consideró erróneamente una amenaza para el ganado y comenzó a ser envenenado, pero es un ave carroñera. También es blanco de cazadores, víctima de envenenamiento por ingestión de balas de plomo a partir de animales que fueron abatidos o intoxicados al consumir restos de animales que han sido envenenados, con el supuesto propósito de exterminar otras plagas.

Las pichonas reciben asistencia del personal técnico del programa de Conservación de Cóndor Andino del Ecoparque para romper el huevo imitando la forma en que sus padres lo hacen en su ambiente natural; y durante un año aproximadamente los cóndores vivirán en aislamiento humano para que sean improntados, aunque permanecerán en el Ecoparque hasta su liberación. Mientras tanto se los alimentará mediante la asistencia de títeres con forma de cóndor que simulan ser sus padres.

Las pichonas serán liberadas en la naturaleza una vez que hayan crecido lo suficiente como para poder vivir por sus propios medios (este proceso suele durar entre 10 y 12 meses).

El nacimiento de Maün
El nacimiento de Maün
Actualmente, la especie está listada en CITES (Convención Internacional para el Tráfico de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) en el Apéndice I, que es el nivel más alto de amenaza reconocido, declarado en peligro de extinción por la USFWS (Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos).

En septiembre de este año, seis aves de la especie fueron liberadas en las Sierras de Paileman (provincia de Río Negro) en la que se convirtió en la suelta más grande hecha en el país. Para lograrlo, los cóndores tuvieron que permanecer dos meses en recintos de liberación fortaleciendo los lazos sociales entre ellos y familiarizándose con su nuevo ambiente; y los días previos a la liberación, se trabajó en campañas sobre las principales características del cóndor y del ambiente que habita.

Cada una de esas aves tenía una historia diferente: Kárut (Trueno) nació en el Ecoparque porteño, incubado artificialmente y criado en aislamiento humano con asistencia de títeres de látex; Suyan (Esperanza) nació en el Parque Faunístico y Ecológico Yastay de La Rioja; Amancay (Flor) nació en el Bioparque Temaiken; Takiyiwe (Libertad) nació en el Parque Faunístico San Juan; mientras que Paqarina (Generadora de Vida) y Ñorquinquera (Sonido de Agua) fueron rescatadas en Río Negro y rehabilitadas en Ecoparque de Buenos Aires.

El cóndor andino (Vultur gryphus) es el ave voladora más grande del mundo: mide 1,20 metro de altura y 3 metros de envergadura alar, llegando a pesar hasta 12 kilos. Los machos poseen cresta (carúncula) y el iris de color café, en cambio las hembras no poseen cresta y el iris es de color rojo (en su madurez sexual).

El cóndor andino es un ave longeva, que llega a vivir más de 70 años y posee una baja mortalidad, lenta maduración sexual, crianza de pichones alternada en años y un extenso período de cuidado parental.

El cóndor se distribuye en América del Sur desde Venezuela hasta Tierra del Fuego e Islas de los Estados en Argen­tina, a lo largo y ancho de la Cordillera, hasta alturas de 7.400 m.s.n.m. A lo largo de su área de distribución, el cóndor conforma una población casi continua, con escasas variaciones genéticas.

Actualmente la especie está listada en CITES (Convención Internacional para el Tráfico de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) en el Apéndice I, que es el nivel más alto de amenaza reconocido, declarado en peligro de extinción por la USFWS (Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos).

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