Hace casi cuatro meses, la historia de Hilda (87) y Hugo (93) conmovió al país. En los primeros días de junio, la pareja de ancianos fue abandonada en un bar de Rosario por uno de sus hijos, luego de ser desalojada del departamento que alquilaban por falta de pago. Tras la repercusión, otro de sus hijos se los llevó a su pequeña casa. Con poco lugar en ese domicilio, finalmente encontraron un nuevo hogar a comienzos de julio en un geriátrico de la zona sur de la ciudad.
Este viernes, trascendió la noticia de que Hugo falleció el 20 de octubre pasado a consecuencia de una afección cardíaca. Juan Carlos Rodríguez, el cordobés que ofreció llevárselos a vivir con él cuando se enteró del caso y titular de la Fundación Un tatuaje por Una Sonrisa, lo contó en sus redes sociales. Poco después, lo confirmaron desde el Hogar Español, donde la pareja fue alojada. El hombre pasó sus últimos días internado en el área de Coronaria del sanatorio Plaza.
Hilda y Hugo habían sido abandonados el mediodía del 5 de junio pasado en Megabar, un pequeño local de Rosario ubicado en la esquina de 27 de Febrero y Corrientes. Allí comieron y estuvieron varias horas sentados hasta que la dueña se acercó a la mesa y comenzó a indagarlos para saber qué estaba pasando.
Hilda le contó, entre varias cosas, que habían sido desalojados ese día por la mañana del departamento que alquilaban y que no salieron del bar porque estaban esperando a que llegara uno de sus hijos, el que vivía con ellos, llamado Hugo (62), quien los había acompañado hasta la puerta del local con la promesa de que pasaría a buscarlos apenas pudiera. Eso nunca pasó.
“Hilda no sabía ni dónde estaba parada y menos el marido, que había sufrido un ACV hace poco. No tenían teléfono, estaban muy débiles, sucios y tenían sólo las bolsas con ropa y perchas. Ella, por ejemplo, tenía pis encima. Era muy triste verlos”, comentó María Inés, propietaria del local gastronómico.
Con 500 pesos y varias bolsas de consorcio llenas de ropa, ya casi de noche, los ancianos fueron trasladados a una comisaría. La Policía corroboró el desalojo: en el departamento que ocupaban no había un solo mueble. Ese mismo día, cerca de las 20, apareció otro hijo, Raúl, que dijo no saber nada de la situación en que vivían sus padres y se los llevó a su casa.
“Con mi hermano Hugo no tenemos contacto hace mucho tiempo, por eso me sorprendió todo lo que pasó porque desconocía que fuera tan grave. Pero por lo menos hoy tienen dónde dormir y un plato de comida”, dijo Raúl a Infobae. Según se supo, el hijo que abandonó a sus padres recibió una licencia psiquiátrica por parte de la Municipalidad de Pérez. “Era una persona reservada, nunca tuvo pareja y mucho menos hijos. Toda la vida vivió con mis padres. Pero lo que hizo es imperdonable. Nunca voy a estar de acuerdo con él”, sostuvo Raúl.
El problema que surgió después fue el del espacio. Raúl, su esposa, sus hijos y los abuelos vivieron casi durante un mes en una pequeña casa. La ayuda llegó desde el Hogar Español, una organización civil sin fines de lucro. Allí permanece Hilda, transitando el duelo acompañada del personal del lugar y de una amiga con la que comparte clases de canto y pintura, informó el sitio Rosario3.
Por su parte, el paradero de Hugo (h) sigue siendo un misterio.
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