Las primeras letras de 17 renglones consecutivos de la página 41 conformaban un mensaje oculto de tres palabras. Al unir en vertical las letras de una sentencia en la que se declara responsable de abuso sexual agravado por acceso carnal a un hombre en las inmediaciones de Zapala, provincia de Neuquén, se leía una reflexión dirigida al abogado Pablo Méndez, defensor oficial del acusado. “Típico de machirulo” es la frase del acróstico que se esconde sobre el borde izquierdo del escrito y que realizó a conciencia la jueza de garantías Leticia Lorenzo.
En la contestación del alegato, queda vertido el mensaje de la magistrada integrante de un tribunal neuquino compuesto también por la jueza Patricia Lupica Cristo y el juez Mario Tommasi, quienes desconocían la voluntad de la autora del fallo. La frase engendró una polémica en el Poder Judicial de la provincia, con posiciones encontradas sobre la intervención oculta de Lorenzo.
El 14 de agosto un hombre había sido declarado culpable del delito de abuso sexual con acceso carnal en fallo unánime por haber violado a su sobrina de quince años. La semana pasada fue confirmada la condena a siete años de prisión efectiva por el hecho. En la defensa, según los medios locales, el abogado solicitó que el caso no sea valorado como violencia de género y sugirió que el acto sexual pudo haber sido consentido por la víctima.
La jueza Lorenzo criticó la falta de perspectiva de género del letrado. “Me resulta inadmisible el planteo realizado en sentido de ‘¿qué pasaría si el día de mañana la víctima es un hombre y la imputada es una mujer? ¿Habría violencia de género?’. El derecho a ejercer la defensa no implica el derecho a sostener cualquier afirmación como argumento válido”, reza una parte del escrito del tribunal.
“Esa sentencia es la consecuencia de recurrentes planteos que solemos escuchar de defensores y defensoras de que no se puede hacer referencias a la violencia de género porque no están contenidos en el tipo penal. El defensor decía que como no había moretones o daño físico no se podía sostener que no había consentido”, declaró la jueza en diálogo con La Mañana de Neuquén.
En referencia al acróstico, indicó que no hubo mala intención de su parte y le restó importancia: “Lo relevante –dijo– es el análisis sobre el consentimiento”.
En una entrevista con el portal Río Negro, la jueza reveló que sus colegas desconocían la introducción del mensaje, negó que le haya dicho explícitamente “machirulo” al abogado para sortear la nulidad del fallo y se defendió de las acusaciones: “La sentencia está fundada, cumple con todos los requisitos. La podés calificar de chiquilinada, pero los fundamentos no están en el acróstico”.
“Una chiquilinada”, definió el vicepresidente de la Magistratura de Neuquén, Marcelo Inaudi. “Quedó en el acta de la reunión de hoy del Consejo de la Magistratura. ¿Qué garantías de juez imparcial tuvo ese imputado que fue juzgado por una jueza que hace eso en una sentencia? Si hiciera eso en una mesa de un bar, está muy bien, pero cuando está decidiendo y mandando a prisión a un tipo por siete años, encontrar frases ocultas me parece una chiquilinada, que no es una actitud digna de la magistratura”, completó.
A su vez, Méndez, a quien estaba dedicado el mensaje de la magistrada, anunció que podría hacer uso del acróstico como fundamento para recurrir la sentencia y que dará una respuesta institucional desde el Ministerio Público de la Defensa.
Lorenzo tiene 48 años y fue designada como jueza en abril de 2018, tras concluir una larga trayectoria como docente. En sus redes sociales, no oculta sus inclinaciones, gustos y preferencias. Peronista, hincha de River, admiradora de Arturo Jauretche, tiene como descripción de su perfil de Twitter una frase suya: “Prefiero decir lo que se me cante a hacer carrera”. Su nombre ganó repercusión luego de que utilizara en sus sentencias el lenguaje inclusivo.
“Usaba el asterisco, después el arroba, después la equis –dijo–. Tenía el inconveniente de que no podían traducirse en la lectura, la 'e' sí. ‘Les’ me parece maravilloso porque de alguna manera economizás, en estos términos, de que no tenés que estar escribiendo las juezas y los jueces, sino que ponés ‘les jueces’ y estas abarcando a todos. Por otro lado me parece que las palabras significan el mundo, entonces en la medida en que nosotros usamos lenguaje inclusivo estamos hablando de todos, todas y todes”.
En sus fallos, la jueza busca evitar el uso del género masculino y los términos en latín. “Cuando usamos latinismos, párrafos interminables, oraciones con tantas comas en el medio, es ahí cuando hacemos poco comprensibles nuestras decisiones”, explicó.
Es conocida, además, por ser rupturista, por buscar el quiebre de los estereotipos, por no mostrarse como una magistrada. Su foto de perfil en redes sociales la tiene a ella alzando un vaso con cerveza, rodeada por un círculo verde y naranja en apoyo a la legalización del aborto y a la separación de la Iglesia del Estado con una remera que dice: “#Típico de Machirulo”.
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