Por Guillermo Andino
Por Carolina Prat
Cuando se inhibe un sentido inevitablemente se agudizan los otros cuatro, por eso en el Teatro Ciego se cuentan historias en la negrura total, que invitan a que los espectadores jueguen más allá de los límites visuales. Esta modalidad autóctona, funciona en Buenos Aires desde el año 2008.
Ubicado en el barrio de Palermo, el Teatro Ciego ofrece actualmente 7 propuestas artísticas, incluyendo un espectáculo gourmet, un infantil y un ciclo de música. Brinda trabajo a 70 personas de las cuales un 40% tienen discapacidad visual.
Martín Bondone, su director, cuenta que junto a Gerardo Bentatti, se embarcaron hace ya más de 10 años en un proyecto que buscaba el desarrollo cooperativo e igualitario de sus miembros, y así abrieron la primera sala de teatro a oscuras del país y del mundo. Los antecedentes de este proyecto son del año 1991 y vienen de la ciudad de Córdoba, donde un maestro de ambos, Ricardo Sued - inspirado en las técnicas de meditación en la oscuridad practicadas en los templos “Zen” Tibetanos- decidió realizar una obra de teatro en total oscuridad. “Si te pones a pensar, la oscuridad es meditativa, y el acto de meditar te lleva a cerrar los ojos”, dice Bondone, quien además aporta que con los años se fueron incorporando a los elencos actores con discapacidad visual.
La obra “A ciegas gourmet”, que está en cartel desde la creación del Teatro Ciego, es una verdadera muestra de teatro inclusivo, un viaje a través de los sentidos, en la que los espectadores participan de una cena mientras se desarrolla la presentación. El menú está pensado para que sea fácil de comer y estimule con sabor y textura los sentidos del público, tanto como las voces, sonidos y sensaciones que vienen de todos lados en la sala. “La oscuridad los iguala a todos, el público se divierte mucho y como las mesas son compartidas, la gente interactúa con el resto de los presentes” comenta Martín Bondone. También explica que se utilizan olores y fragancias para ambientar las situaciones, y hasta gotas de agua para simular la lluvia entre otros recursos que posibilitan una inmersión del público.
“Mi amiga la oscuridad” es la propuesta para los más chicos, y está pensada para que le pierdan el miedo a la penumbra y también para que los niños desarrollen su imaginación. Es la única que empieza con algo de luz, hasta que jugando se llega a la oscuridad. “Para el ciego lo que tiene de bueno esta modalidad es que no se pierde ningún detalle y puede entender la obra en su totalidad, porque está pensada para ser imaginada; y para la persona que ve, es todo un viaje distinto porque te saca de tu lugar de confort y te hace vivir una experiencia desde otro lado” explica Facundo Bogarin, actor ciego.
Odd Man Out cuya traducción sería la expresión “Sapo de otro pozo”, es la última propuesta de esta compañía teatral a oscuras en coproducción con las compañías Theatre C y Cuchame del off de Broadway. La obra cuenta la historia de vida de un músico ciego que busca realizarse entre las ciudades de Buenos Aires y Nueva York. Una vivencia enriquecedora que pone en jaque nuestros prejuicios. En 2020, “Sapo de otro pozo” viajará a Estados Unidos, la idea es lanzarla en inglés interpretada por un elenco norteamericano que previamente se capacitará en Argentina.
Con propuestas para todos los gustos y edades, el Teatro Ciego invita al público a ser parte del espectáculo, percibir el mundo desde un lugar diferente, una manera original de relajarse sin ser observado y largarse a la aventura de sentir cuando no se ve.
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