El año pasado, cuando el “Proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo” llegó por primera vez al Congreso, el tema estuvo en boca de todo el país. Se aprobó en la Cámara de Diputados pero lo rechazó el Senado por lo que, con las aguas divididas, ni Mauricio Macri ni Alberto Fernández tomaron uno de los dos pañuelos como bandera en el primer tramo de la campaña presidencial.
Sin embargo, eso empezó a cambiar este 5 de octubre, cuando Mauricio Macri jugó una carta que había evitado usar el año pasado al habilitar el debate en el Congreso. Fue en un acto de campaña en Mendoza cuando, ante un cartel que no llegaba a leer, dijo por micrófono: “¿Qué dice ahí? No veo, no veo. ¿Qué dice? Ah, claramente a favor de las dos vidas. A favor de las dos vidas”.
Hasta ese momento, la discusión sobre la legalización del aborto no había sido prioridad ni en la agenda de Macri ni en la de Fernández, pero sí en la del Frente Nos (el partido de Juan José Gómez Centurión y Cynthia Hotton) y en el Frente de izquierda. En el primer caso, la campaña había sido 100% “celeste”, con un llamado a “votar para que las dos vidas definan la elección de octubre”. En la recta final, ese partido tomó una posición todavía más fuerte a través de un spot en el que sostenían: “Si votás a los Fernández, votás aborto. Hacé algo".
Los resultados de las PASO marcaron un antes y un después en la definición de Macri y María Eugenia Vidal como “celestes” y muchos lo leyeron como una intención clara de quedarse con los votos de Gómez Centurión en octubre. Después de esa primera definición de Macri, siguieron otras que reforzaron la intención política. Dos días después del acto en Mendoza y en una entrevista en Tucumán en la que le preguntaron sobre sus declaraciones en contra de la legalización del aborto, Macri avanzó: “Es mi convicción, yo siempre he creído eso”, contestó. A la vez, dijo que no estaba en contra de que el tema fuera debatido en el Congreso.
Enseguida, la gobernadora María Eugenia Vidal -que en julio había posado en una foto con el pañuelo celeste- siguió la misma línea explícita de Mauricio Macri. El 19 de octubre y también en un acto, se anudó un pañuelo celeste en la muñeca. La semana pasada, incluso, invitada al programa de Luis Majul en A24, ratificó su postura ante una pregunta de la periodista Cecilia Devanna. “Gobernadora, ¿no cree que un dirigente, un político, tiene que priorizar una cuestión de salud pública por sobre sus creencias religiosas?”, le preguntó. Vidal asintió cuando la periodista recordó que la gobernadora se oponía a la legalización del aborto y luego contestó: “En el caso del gobierno de la Provincia de Buenos Aires no es muy relevante lo que piense el gobernador”.
Fue una apuesta mayor que estar en contra de la legalización del aborto, porque lo que se mostró fue una postura religiosa. Sucedió el miércoles, cuando Macri recibió la bendición de un pastor evangelista frente a las cámaras de celular que lo grabaron. “Queremos orar con nuestro señor presidente", dijo el pastor. Mientras, varios creyentes tocaban a Macri, que se dejaba bendecir con los ojos cerrados. “Tu eres el Dios que pone y el Dios que saca. Señor, si él está en este lugar es porque tú lo pusiste. No habrá nadie que lo pueda tocar”.
El jueves por la noche, además, justo antes del comienzo de la veda, la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Carolina Stanley, publicó una foto en su cuenta de Instagram. Le dedicó unas palabras a Vidal y agregó una foto en la que se ve a la gobernadora con algo en la mano que, a simple vista, parece un rosario. El viernes, además, las cámaras de televisión mostraron cómo entraban una estatua de una Virgen de Fátima de más de un metro de alto a la Casa Rosada.
La posición de Alberto Fernández
También Alberto Fernández consideraba que la legalización del aborto no era prioridad en agosto, aunque sí había dicho públicamente que estaba a favor de la despenalización. “Alberto ya dejó en claro a la Iglesia que su postura es favorable a la despenalización del aborto. Cree que no se puede seguir castigando a las mujeres pero también remarcó que esta no será una prioridad de su gestión, no promoverá el debate y dejará que el tema lo tome el Parlamento si así surge”, contó un dirigente del Frente de Todos a Infobae en aquel tramo de la campaña.
“No hay necesidad de avanzar tan rápidamente en la legalización del aborto”, había dicho unos meses antes. Su postura es que, frente a un tema que genera un intenso debate y enfrentamientos tan profundos, para avanzar debería primero darse un paso (la despenalización, para que abortar deje de ser un delito) y luego el otro (la legalización, que significaría que el Estado se hiciera cargo del aborto legal, seguro y gratuito).
“Yo estoy definido de toda la vida” repitió en mayo, cuando viajó a Uruguay y se mostró junto a Pepe Mujica. La frase “definido de toda la vida” se leyó como un contrapunto con la posición de su compañera de fórmula, Cristina Fernández, que el año pasado cambió su histórica postura y votó a favor de la legalización en el Senado. Durante ese viaje, además, circuló una foto en la que había un pañuelo verde sobre la mesa en la que Alberto Fernández charlaba con Mujica y aceptó sacarse una foto con una escritora y su pañuelo “verde”.
Sin embargo, Alberto Fernández seguía sin hablar de legalización, algo en lo que difería con Dora Barrancos -socióloga, historiadora, militante feminista y candidata a senadora-. Barrancos viene exigiéndole a Alberto Fernández que conforme un gabinete con paridad de género y que sea ley la interrupción voluntaria del embarazo. Su postura es que no alcanza con la despenalización, hay que ir “por todo”.
Fernández llevó el tema al centro de la escena recién el 14 de octubre, en la primera jornada del debate presidencial. “No voy a escapar al tema del aborto, todos saben lo que pienso” dijo. "Seguir castigándolo lo único que hace es criminalizar la conducta y hacer que todo se vuelva clandestino. Hay que tender a la legalización, porque con la legalización le vamos a dar oportunidad a las mujeres pobres de que hagan su aborto en condiciones de asepsia como lo hacen las ricas en los grandes sanatorios. Terminemos con la hipocresía”, sentenció antes de que sonara el timbre con el límite del tiempo.
Finalmente, la semana en una entrevista radial Alberto Fernández insistió con su idea: “Los abortos son clandestinos. Es una cuestión de salud pública y hay que resolverlo. No podemos seguir siendo hipócritas, de una vez por todas hay que dejar de poner en riesgo la vida de las mujeres jóvenes”.
Incluso tomó distancia del gobernador tucumano Juan Manzur, en cuya provincia se negó el aborto a una niña de 11 años.
En paralelo otro amigo de Fernández, el ex ministro de Salud Ginés González García, marcó su optimismo. Señaló que “estamos atrasados respecto a legislaciones del mundo” y advirtió que “el aborto es un tema que no solo depende de la voluntad de Alberto, pero de todas maneras hay un movimiento social muy fuerte y el futuro está asegurado”. González García coincidió con Dora Barrancos cuando dijo: "La legalización del aborto se va a lograr. No sé si el año que viene, pero se va a lograr seguro”.
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