“Estoy de novia hace tres años y hace uno abrimos la relación porque sabíamos que íbamos a querer estar con otras personas”, cuenta una chica de unos 20 años ante la mirada atenta de por lo menos otras 30 que la escuchan sentadas en una ronda en la calle. “Nos dimos cuenta de que no queríamos separarnos pero sí queríamos algo más”.
Después de ella toma la palabra otra y abre un debate sobre los celos. Después, la siguiente en la lista de las que se anotaron para hablar plantea la necesidad de dejar de necesitar una pareja fija para estar bien. Es el taller “Cuestionando la monogamia”, que por primera vez en la historia llegó al edición 34° del Encuentro Nacional de Mujeres que se celebra hasta mañana en La Plata.
Durante la tarde de ayer, mientras la lluvia no permitió el desarrollo de otras actividades al aire libre, la convocatoria fue enorme. El taller, que se planeaba desarrollar en una de las aulas del Colegio de Odontólogos de la ciudad, recibió de golpe tantas asistentes que debió trasladarse a la terminal de ómnibus y durante la mañana del domingo dividirse en varios grupos que se instalaron en la vereda.
Los talleres, que son “el corazón” del Encuentro y pretenden ser “democráticos, horizontales y pluralistas” tienen una coordinadora que no cumple la función de impartir una clase sino que vela para que todas puedan expresarse. Luego, todo es puesto a debate. En este caso, las relaciones monogámicas, donde se supone que las personas que integran la pareja no tienen permitido estar con otras.
Muchas de las asistentes plantearon la necesidad de separar la vida en pareja de la idea de que el otro es una “posesión” y construir desde ahí vínculos abiertos, donde cada uno de los miembros, en un marco de comunicación y acuerdo, pueda relacionarse sexual y afectivamente con otros. Además, poder sentir “compersión” con eso: es decir, la sensación de alegría que experimenta una persona cuando el otro es feliz.
Malena tiene 23 años y es de Buenos Aires. Viajó por primera vez al Encuentro con sus amigas y eligió entre las más de 70 temáticas por ésta. Dice que es porque está hace tres años en una pareja monógama pero, como tiene muchos amigos en relaciones poliamorosas, sintió la necesidad de vincularse con otras personas en algún momento.
“Eso generó un montón de inseguridades en la pareja”, cuenta a Infobae. “Yo estuve en dos relaciones muy violentas antes y él también. Entonces tratamos de que, a través de la comunicación y la negociación, porque también convivimos, podamos plantearnos abiertamente lo que pensamos o si nos interesa alguien, y ver qué nos pasa con eso”.
Del debate participaron mujeres solteras, en relaciones homosexuales y heterosexuales, abiertas o monogámicas, y compartieron sus experiencias, dudas y opiniones respecto a esta nueva forma de entender el amor, no ya como una “imposición romántica” entre dos personas si no como una “red afectiva” que no esté nucleada en la idea de “formar una familia”.
“Empecé a pensar que mi familia se podía transformar y no necesariamente destruir”, explica otra de las participantes, que estuvo casada por 10 años, tuvo dos hijos y decidió abrir la relación antes de separarse.
Micaela tiene 24 años, es de Morón y, a pesar de que también está hace años en una relación monogámica, se acercó al taller para escuchar otras vivencias y expresar su opinión. “Tengo una amiga con la que siempre hablamos mucho sobre las relaciones y el tema sentimental. Ella tiene los padres separados desde que es muy chica, como casi todos mis amigos, y se nos ocurrió la teoría de que todas nosotras somos hijas de la generación del divorcio”, explica.
“Antes te casabas y te casabas para siempre. No se discutía y era tu oportunidad de irte de tu casa y de hacerte adulto”, sigue. “La posibilidad del divorcio abrió el juego a que puedas tener otros proyectos en tu vida y no solamente un tipo. Creo que toda nuestra generación, que está atravesada por la posibilidad del divorcio, puede empezar a pensar una vida fuera de lo que es el matrimonio. Las mujeres sobre todo, porque eso era lo único que teníamos. Te casabas y se terminaba la película”.
Sin embargo, del debate sobre la monogamia no surge sólo como alternativa el poliamor o el amor libre. También plantearon la posibilidad de construir una “nueva monogamia”, que permita que el vínculo con una pareja no monopolice todo y pueda ser llevado adelante sin necesitar la relación con un tercero.
“Para mí hay formas de lograr que la monogamia sea lo menos tóxica posible”, señala Malena. “Tenemos un montón de preconceptos sobre cómo es lo monogámico, el amor romántico, los celos. Yo sigo disfrutando de tener citas con él, el caldeamiento previo, de seguir buscándonos y tener proyectos, pero tenemos que intentar resignificar eso y ver lo que nos gusta, llegar a un acuerdo. Esto es de los dos, no de uno solo”.
Para Micaela, depositar todo el apoyo emocional en una sola persona puede ser la razón del fin del disfrute. “Una se pone en pareja y automáticamente pasa a compartir todo con él, a contarle todos sus problemas, de laburo, de familia. Tal vez abrir el juego y depositar las cosas en otros vínculos habilita también a disfrutar de la relación”.
En otras intervenciones del taller también se debatió la sensación de fracaso que culturamente se liga al hecho de no tener una pareja. “Nos han quemado la cabeza. Uno estudia, trabaja y tiene proyectos pero al final siempre está buscando al chabón”, dicen.
“Espero con todas estas herramientas poder volver a plantearlo, charlar el tema del amor libre por si en algún momento sucede, no sólo por mi parte si no también por la de él”, dice Malena. “Si a él le llega a interesar otra chica, también tengo que pensar cómo me pararía yo frente a eso. Quiero invitarnos a la reflexión como pareja para que tengamos una relación lo más sana posible”.
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