—Hola
—Te habla Miriam
—¿Cómo estás?
—Muy mal. Me han inyectado y me van a llevar al Moyano, me van a internar allá.
—¿Por qué?
—No sé, me sacaron a mis hijos. Estoy en una pieza, espero a que me lleven, me inyectaron con sedante. Estoy en mi pieza, del hospital, donde estaban los chicos conmigo, se los llevaron. ¿Vos podés hablar?
Miriam pidió ayuda tras despertar. El martes último, en una pieza del hospital Cosme Argerich, tomó un teléfono que tenía escondido y le habló como pudo a la única persona en la que podía confiar, Alejandro Carrá, el médico del SAME que había conocido a principios de este mes cuando Carrá sufrió una emergencia.
Fue el jueves 5. Miriam vivía en el hogar para madres ’26 de Julio’ del Gobierno porteño en el barrio de Montserrat junto a sus dos hijos, de nueve y un año, cuando una ambulancia del servicio de emergencias llegó a atenderla junto con un patrullero de la Policía de la Ciudad. Una denuncia desde el parador mismo decía que estaba “fuera de sí”, en un estado de excitación psicomotriz. Miriam les aseguraba a los médicos que “abogados" intentaban “sacarles a los chicos”, que habían venido minutos antes. Carrá la escuchó, se tomó el tiempo, entabló un vínculo, cuando no había nada parecido a la vista para ella, de 31 años, nacida en Paraguay, una mujer sin trabajo, con un hogar del gobierno porteño como techo, madre migrante y sola. La dirección que registró para cobrar las asignaciones y el plan Progresar para darles de comer a sus hijos era la de su ex pareja. Dejó esa casa hace cinco años.
Eventualmente, tras el episodio en el hogar, Miriam fue internada en el Argerich y sus hijos fueron con ella. Una pediatra supervisó la situación de sus hijos. El mayor de los chicos comenzó a angustiarse. Iba a la escuela, le gustaba ir a la escuela. Comenzó a llorar.
Finalmente, dos abogados se llevaron a sus hijos el martes. Habría sido en horas de la madrugada. Dos abogados se presentaron ante las autoridades del hospital con una nota bajo el número de consulta 2572/2019, con el membrete del Consejo de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes que depende del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, firmado por una abogada de la Guardia Jurídica Permanente del Consejo.
“Tengo el agrado de dirigirme a Ud.”, comenzaba el documento, “a los fines de informar que de acuerdo a las evaluaciones realizadas desde vuestro nosocomio y éste Organismo” los hijos de Miriam “ingresarán” a dos hogares de niños, el mayor a uno en la Ciudad, el menor a otro en San Martín, “ambos recursos gestionados por la Dirección General de Niñez”. Pidieron llevarse sus estudios, toda la documentación pertinente.
Poco después, Miriam tomó el teléfono y habló con el médico del SAME, con el discurso lento de la medicación, con algo de guaraní. Fue enviada, supuestamente, al hospital Moyano, según sospechan fuentes en diversos organismos.
A la mañana siguiente, una médica del Argerich se presentó en la Defensoría del Pueblo y denunció la situación, que consideró altamente irregular. No había motivos para quitarle los chicos a Miriam, tampoco había motivo para internarla. Al contrario de lo que afirmaba el oficio, aseguró la médica, Miriam no estaba insana ni era incapaz de conducirse a sí misma. El documento que el Consejo usó para llevarse a los chicos no invocó un peritaje propio, un estudio, o una explicación. Un juzgado civil debería acompañar y vigilar el proceso, pero una voz cercana al caso asegura que ningún funcionario judicial se habría presentado. Era llevarse a los chicos, y ya.
“Supuestamente fue por una crisis de nervios que tuvo”, aduce una fuente en un organismo del Gobierno porteño que sigue de cerca la situación de Miriam, “por lo que pasó en el parador a principios de mes”. Infobae accedió a la historia clínica prehospitalaria que redactó el SAME antes de que Miriam ingresara al Argerich con sus hijos. Lo que firmó y selló el doctor Carrá, uno de los toxicólogos más reconocidos de la Argentina y uno de los funcionarios de más alta jerarquía en el servicio de emergencias, no habla de una mujer demente, sino de una mujer empujada al borde por la situación que enfrenta. “Neurosis de angustia reactiva a estímulos externos compatibles a fallas del sistema”, dice el documento.
“Paciente ubicada y en tiempo y espacio. A la consulta se presenta coherente, sin delirios”, continuó la evaluación: “La paciente tiene un discurso personal no violento y en función de las consultas médicas realizadas previamente, no se observan actitud ni pensamientos paranoides o de fabulación”. “Temor justificado de separación filial”, concluyó lo firmado por el médico Carrá: “Estímulos negativos en el vínculo institucional".
Las primeras versiones indicaban que el SAME y la Policía habían asistido al parador para controlar a Miriam. Fuentes policiales consultadas aseguran que el patrullero llegó para controlar una pelea que Miriam tuvo con otra mujer en el lugar, de nacionalidad argentina. En lo que figura en registros como su domicilio todavía la recuerdan. Una mujer de unos 70 años con perros que le rodean las pantorrillas dice a través de una reja que “Miriam era la pareja de mi consuegro”, que era “una mina normal”. Poco después, un hombre de casi 40 años con los brazos tatuados también la recuerda. “Era la mujer de mi viejo, después se juntó con un narco al que mataron", dice, mientras comienza con los adjetivos calificativos. “Le quiso usurpar la casa a mi viejo, maltrataba a los nenes, la tuve que echar", recuerda.
El hombre de los brazos tatuados habla de causas que le inició, de “una fiscal”, pero Miriam no tiene ninguna causa o denuncia registrada en su contra en los registros de la Cámara Criminal y Correccional.
Mientras tanto, la Defensoría del Pueblo, con su área de Niñez y Adolescencia encabezada por María Elena Naddeo toma el caso, que considera de una alta gravedad. Ya comenzaron las primeras medidas: pidieron al Argerich la historia clínica de Miriam y se reunirá con la Dirección de Niñez para que sus hijos sean reunidos, ya que la normativa vigente no permite separar hermanos. También espera una respuesta del Consejo de los Derechos de los Niños sobre por qué tomaron la medida de separar a Miriam de sus hijos.
Infobae pidió la misma respuesta al Consejo. No la obtuvo. El Consejo consideró que no debía dar una explicación ya que el caso involucra a menores. Voces en el organismo recordaron las generales de la ley ante la pregunta, su potestad según la Ley 26.061 de tomar “medidas de protección integral toda vez que se detecten situaciones que amenacen o vulneren los derechos de los niños”. Aseguran, también, que un juzgado civil supervisa el expediente.
Para Naddeo, el calvario que sufre Miriam, que el Estado separe a una madre de sus hijos y los envíe a un hogar, no es algo nuevo, ni algo infrecuente. “En los últimos años se han duplicado las institucionalizaciones de niñas, niños y adolescentes en hogares, muchas de las cuales podrían evitarse si se acompañan con recursos humanos y económicos. Esto es un dato estadístico. Estamos muy preocupadas y preocupados por esta gran cantidad de decisiones excepcionales del Consejo. Lo que atraviesa Miriam es una más de tantas medidas excepcionales”, afirma la funcionaria. Separar a los hermanos, por otra parte, “está especialmente prohibido, nos comunicamos con la Dirección de Niñez, son conscientes de esta restricción, aseguraron que fue por falta de espacio".
En una entrevista con Infobae, el médico Carrá se refirió a la situación en duros términos. “Realmente me han asustado estas situaciones después de más de 30 años de trabajar en la medicina”, afirmó.
“Fuimos por una excitación psicomotriz. Cuando llegamos al lugar donde estaba la situación no era tal, era una situación muy confusa, según personal de la institución había ido gente diciendo ser del Consejo de los Derechos de los Niños. Cuando el personal del institución le pidió documentos a estas personas coincidió que llegaba la Policía y el SAME. Salieron corriendo como ladrones. Cuando ingreso, esta mujer me dice que tenía una situación de estrés porque venían amenazando del Consejo del Menor que le iban a sacar las criaturas. Considero que una persona normal que entra en una situación en donde corre riesgo de que le quiten los hijos, y más siendo una persona tan vulnerable como es Miriam. Está muy lejos de ser una paciente psiquiátrica. Observé que los chicos sentían una gran seguridad al estar con su madre", aseguró Carrá: “Las cosas que sucedieron terriblemente confusas, actitudes que tienen que ver más con el delito que con la protección de las personas”.
-¿En algún momento tuvo la impresión de que Miriam era una madre incapaz?
Carrá: De ninguna manera. El personal del Argerich coincide que es una madre perfectamente apta para seguir en el cuidado de sus hijos. Si vos veías la condición psíquica y orgánica de los chicos, la pulcritud de sus ropas en situaciones inesperadas, te dabas cuenta que eran chicos bien alimentados, limpios, bien vestidos. El mayor sufrió la angustia de verse desprendido de la escuela donde tenía su grupo de formación, es un chico le interesa aprender y estudiar. Tenía un diario donde escribía todo lo que sucedía. No era una persona refractaria a estímulos. Lo que ha logrado el sistema entra en el daño psíquico y físico. El más chiquito fue separado a la fuerza de su madre. Tengo entendido que hasta todavía tomaba del pecho. ¿Y del daño psíquico del mayor? ¿Cómo hacemos? Le daban estímulos negativos constantemente de que le iban a quitar los chicos. Cuando me hablaba por teléfono me decía que estaba descompensada, que ya no podía vivir. No era una mujer violenta, lo que pasa es que su forma cultural ante la omnipotencia de un extracto se siente saturada.
Queda otro interrogante: dónde está Miriam. Ninguna fuente consultada puede precisar si efectivamente está internada en el Moyano, una versión que proviene desde el Argerich. El médico Carrá investigó su paradero sin obtener respuestas, la Defensoría tampoco tiene precisiones. Infobae también transmitió la pregunta al área de Salud porteña, también sin obtener respuesta sobre su situación.
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