¿Cómo se relaciona un pozo petrolero en Arabia Saudita con las inundaciones de Jakarta, en Indonesia? ¿Y las minas de carbón de Chile con la sequía en la Puna argentina? En la crisis climática global está la respuesta: todo está interrelacionado. Y buena parte de los efectos más adversos que padecen las personas por ese cambio en las temperaturas del planeta obedece a los cambios en los océanos, que son los que regulan el clima en la Tierra.
La Argentina y los argentinos, por supuesto, no quedan afuera de las consecuencias de este fenómeno global que no para de amenazar a las poblaciones: suba en los niveles del mar que hacen peligrar a la bahía de Samborombón, deshielos que afectarán recursos naturales y encienden una alerta para industrias como la vitivinicultura y las pesquerías.
Así lo informa el último reporte especial realizado por científicos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), que se acaba de conocer y que recomienda a los gobiernos entrar en acción. El calentamiento global que genera el hombre es el que produce estos cambios que luego, paradójicamente lo perjudican. La quema de combustibles fósiles, los cambios en los usos del suelo y los modos de consumo deben cambiar drásticamente para poder detener los fenómenos extremos del calentamiento.
“Este reporte sobre los océanos y la criosfera (las partes de la tierra congelada) muestra cómo los cambios físicos que se producen en el sistema de alta montaña, nieve, de glaciares, del agua del océanos así como el cambio en su acidez (PH) impactan y se relacionan no sólo con los ecosistemas sino también con las personas. Lo importante es mostrar cómo todo está interrelacionado”, explica a Infobae Carolina Vera, científica argentina, experta en cambio climático que fue una de las autoras del documento y quien moderó varias mesas desde el viernes en Mónaco donde se presentó.
“Los océanos ocupan el 31% de la superficie terrestre y contienen el 97% del agua del planeta, entonces no hay dudas de la relevancia. Aunque la criosfera ocupa el 10% también es muy importante ya que que en las zonas de alta montaña hay alrededor de 670 millones de personas viviendo (aproximadamente el 10% de la población mundial) y se proyecta que va a aumentar entre un 8 y un 9% para 2050”, agrega la investigadora.
Por caso, varios de los picos más altos de los Andes están ubicados en Argentina. “Entre el 2000 y 2016, la cobertura de nieve en los Andes centrales de Chile y Argentina disminuyó en un 13%. Los glaciares de la región también se están encogiendo, lo que resulta en mayores caudales de hielo derretido. Esto seguramente afecte los recursos de agua dulce en las áreas que se encuentran río abajo de los Andes centrales”. La disrupción en las fuentes de agua podría amenazar gravemente al sector agrícola, incluida la viticultura argentina. Por ejemplo, en Mendoza, donde se producen tres cuartos del vino nacional, entre el 70 y el 80% del agua en la primavera proviene de glaciares y el derretimiento de nieves, advierten los científicos.
Las lluvias y el mar
Desde 1960, la región subtropical de Argentina ha estado experimentando un aumento de precipitaciones. Aunque esto beneficia a las cosechas, el incremento se ha combinado con episodios de El Niño, lo que causó lluvias fuertes y frecuentes y la consecuente inundación de áreas rurales y urbanas.
Con unos 5000 km de costa, nuestro país también se ve muy amenazado por el aumento del nivel del mar. Los impactos más significativos serán las marejadas alrededor del Río de la Plata causadas por tormentas – lo que incluirá a Buenos Aires -, donde el nivel elevado del mar podría aumentar notablemente las áreas inundadas por la combinación de tormentas y mareas altas. Con sólo un aumento de 50 cm del nivel del mar, 600.000 personas en Buenos Aires podrían verse afectadas por las marejadas y USD 23.000 millones en infraestructura correrían peligro. La costa sur de la Bahía de Samborombón también podría sufrir la pérdida de territorio debido a la pendiente poco profunda de algunas de sus áreas costeras y a las estructuras blandas de los sedimentos costeros.
Actualmente, cerca de 200.000 personas en el Gran Buenos Aires se ven afectadas por mareas tormentosas. Con un aumento del nivel del mar de 50 cm, este número podría triplicarse.
Varias poblaciones de peces en el sudoeste atlántico – donde Argentina es uno de los principales pescadores – están siendo sobreexplotadas o agotadas. En 2015, era una de las cuatro áreas con mayor porcentaje de poblaciones marinas pescadas a niveles insostenibles (58,8%).
Entre los hallazgos más importantes, el reporte señala que:
- El océano, el hielo y la nieve de la Tierra están siendo transformados por el cambio climático
- El aumento del nivel del mar se está acelerando y, si no se reducen las emisiones, crecerá más de 10 veces más rápido para el año 2100 de lo que lo hizo durante el siglo XX.
- Los glaciares perderán más de un tercio de su masa en promedio con altas emisiones, reduciendo el suministro de agua para las personas que dependen de ellos; algunas cadenas montañosas podrían perder más del 80% de sus glaciares para el año 2100 y muchos desaparecerán por completo.
- La vida marina ya está siendo afectada por el calentamiento de los océanos y seguirá disminuyendo, aunque la reducción de las emisiones podría reducir los daños; entre el 84 y el 90% de todas las olas de calor marinas son ahora atribuibles al cambio climático.
- Los cambios en el océano están haciendo que el clima del mundo sea más extremo y esto empeorará sin recortes en las emisiones.
- El descongelamiento del permafrost y el derretimiento del hielo marino podrían causar un calentamiento adicional, acelerando aún más el cambio climático.
- Las consecuencias de la inacción serían cada vez más rápidas y dolorosas a lo largo de este siglo, mientras que las reducciones inmediatas de las emisiones podrían reducir en gran medida estos riesgos.
Los mejores escenarios son los proyectados con una temperatura media global de 1.5ºC, tal como lo establece el Acuerdo de París. Una suba mayor del termómetro profundizaría más aún los cambios a los que la humanidad deberá adaptarse.
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