Emilse Martínez (24) lleva el pelo prolijamente recogido, un ambo blanco, suecos sanitarios y un prendedor con su nombre. Acomoda los camisolines con dedicación. Atiende las indicaciones de su jefa para trasladar el desfibrilador. Lo que no sabe, se lo pregunta a Jessica, su nueva compañera de turno. Son las doce del mediodía del lunes 2 de septiembre y es su primer día de trabajo como ayudante de enfermería en el Sanatorio Los Arcos del barrio porteño de Palermo. "Me están dando una oportunidad enorme. La voy a aprovechar. Mi vida está cambiando", asegura la joven estudiante de enfermería que conmovió al país cuando ganó 300.000 pesos en el programa Quién quiere ser millonario y que hasta hace poco se ganaba la vida como cartonera por las calles de Caballito.
"Me levanté a las 3.30 de la mañana para salir 3.50. Tomé el colectivo 327 a las 4.15 y me bajé en Paso del Rey. De ahí me subí al tren hasta la estación Once. Agarré el subte con combinación hasta llegar a la estación Palermo, que queda a dos cuadras de acá. Entré al sanatorio a las 6.20", detalla Emilse sobre el viaje que hizo para llegar desde su casa del barrio 20 de Junio, en Merlo, al sanatorio de la calle Juan B. Justo al 900, en Capital.
"Mi horario de entrada en realidad es 6.50, pero hice todo con tiempo por si se atrasaba el tren. Estaba con muchos nervios. Y ya son las doce del mediodía y me sigo sintiendo como una nena de primer grado en su primer día de clases. ¡Todo es nuevo!", le cuenta a Infobae y apunta que para levantarse a esa hora se fue a dormir a las 21. También señala que, de todas maneras, está acostumbrada a despertarse cuando otros vuelven de divertirse, porque lo hizo todo el año para estudiar Enfermería.
El esfuerzo vale la pena porque por primera vez en su vida Emilse trabaja en relación de dependencia y con un sueldo fijo. Como ayudante de enfermería duplicará lo que cobraba juntando material reciclable. Aunque siempre aclare: "No me avergüenzo de haber revuelto la basura. Es un trabajo y hace bien al medioambiente. Vergüenza es robar. Sin embargo, después de diez años, quería otra cosa para mí".
Por eso, después de terminar el secundario los 21 años -tras postergarlo por la necesidad de trabajar-, este año se anotó en la Tecnicatura Superior en Enfermería en el Hospital Vicente López de General Rodríguez.
"Voy miércoles y jueves, de seis de la tarde a diez de la noche. Y los sábados hago el teórico, en el ITS de Moreno. En dos años y medio me recibo", asegura la chica que destinará la plata que ganó en Quien quiere ser millonario a arreglar su casa. "Porque es precaria y tiene sólo una parte de material", apunta. Y agrega que Silvio Fabián Miño, su marido, que es albañil, será el encargado de las reformas. ¿Su objetivo? Que Selena Angelina -su hija de un año y nueve meses- crezca en un hogar "calentito y cómodo".
Cuestión de oportunidades
¿Cómo consiguió su nuevo trabajo? Emilse compartió con Infobae una tarde de junio juntando material reciclable por las calles de Caballito. Entre cartones, vidrios y plásticos contó su historia de vida. Cuando la nota salió publicada, recibió cientos de mensajes en redes sociales y otros tantos en su celular. Hubo uno que la ilusionó más que el resto. "Me escribieron de Recursos Humanos de Swiss Medical. Me convocaron para entrevistarme. Hice el apto físico y el psicotécnico. Y hace unos días recibí un correo que decía que había quedado seleccionada. ¡Pegué un salto de la emoción! Y le grité la noticia a mi marido", cuenta Emilse y los ojos se le llenan de lágrimas, mientras agradece y regala bendiciones.
El esfuerzo vale la pena porque por primera vez en su vida Emilse trabaja en relación de dependencia y con un sueldo fijo. Como ayudante de enfermería duplicará lo que cobraba juntando material reciclable. Aunque siempre aclare: “No me avergüenzo de haber revuelto la basura. Es un trabajo y hace bien al medioambiente. Vergüenza es robar. Sin embargo, después de diez años, quería otra cosa para mí
Pero además, sobre esta nueva vida que es fruto de su esfuerzo, cuenta que Nacho Laviaguerre, productor teatral y socio de Adrián Suar, también la contactó para ofrecerle un empleo en el Teatro El Nacional. "Me gustaba la idea, pero al señor le expliqué que tenía una propuesta para ser ayudante de enfermería. Le agradecí mucho y por suerte me entendió. Le comenté que mi marido estaba sin trabajo. Entonces lo llamó a él, lo entrevistó y hace un mes que Silvio está trabajando como acomodador de sala. Está muy contento. Va de jueves a domingo, durante la noche", especifica Emilse y agrega que ahora pueden pagarle a una niñera para que cuide a su hija cuando los dos trabajan o estudian.
En un pasillo del sanatorio de Palermo, Emilse se acomoda el uniforme y sonríe para las fotos. "Me recibieron muy bien. Jessica me está enseñando el trabajo y es muy simpática. Todos fueron muy buenos al darme las primeras pautas", asegura Emilse en un alto de su turno, que las autoridades del centro de salud le dan en su primer día de trabajo para que comparta su nueva experiencia con Infobae.
"Conocemos su historia por los medios y las redes sociales. Es emocionante. Nos pone muy contentos poder darle una oportunidad", indica Graciela Rojas, jefa de enfermería del sanatorio. "De todas maneras, si soy franca, tenemos más de una Emilse aquí adentro. Sin dudas, las chicas como ella nos demuestran que los sueños se pueden cumplir. Me gusta que pueda proyectarse y el día de mañana ser una excelente profesional", agrega.
Y mientras Matías Isolicas, supervisor de piso, apunta que Emilse trabajará en el área de internación general, hasta las dos de la tarde, Graciela se focaliza en la labor de la nueva integrante del staff. "Los ayudantes de enfermería son estudiantes de la carrera que en el sanatorio tienen el rol de asistir a los enfermeros en todo momento", apunta la licenciada.
En un pasillo del sanatorio de Palermo, Emilse se acomoda el uniforme y sonríe para las fotos. “Me recibieron muy bien. Jessica me está enseñando el trabajo y es muy simpática. Todos fueron muy buenos al darme las primeras pautas”, asegura Emilse en un alto de su turno
Entonces, Emilse que hasta hace una semana juntaba cartón, vidrio, plástico y papel blanco con un carrito por las calles de Caballito, ahora tendrá un día a día muy distinto. "El lunes pasado fue mi último día. Completé el mes de presentismo y se cerró el listado. Estoy feliz pero triste a la vez porque me costó despedirme de la presidente, los RG (referentes) y mis compañeros", asegura y se le quiebra la voz. Habla de los años compartidos con la Cooperativa de Recuperadores Urbanos del Oeste, que tiene el predio a metros de la estación del barrio.
"Todos están contentos por mí: conseguí un trabajo que tiene que ver con mi vocación", apunta Emilse. "Ahora mi cupo queda libre para alguien que esté en una mala situación y necesite el trabajo para salir adelante", agrega sobre la labor que cumplió con dignidad y esfuerzo, desde los 14 años hasta la semana pasada. Y vuelve a agradecer, una vez más -en total son tres-, "a todos aquellos que fueron parte de esta cadena de gente que se conmovió con mi historia y colaboró para que yo pueda empezar a salir adelante".
Fotos y video: Lihue Althabe
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