Por un extraño mal perdió la memoria y los médicos dudaban de ella: el calvario de Lucía y su increíble recuperación

La sorprendente historia de una mujer que a partir de una amnesia disociativa llegó a desconocer a sus hijos y a su marido. El tratamiento, los miedos por los que atravesó y su nueva vida

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Lucía Trusso Milone recibió a Infobae

Fue de un momento a otro, como quien elimina archivos de una computadora. En pocos segundos, la memoria de diez años de su vida pareció borrarse de golpe. Todo comenzó el 7 de diciembre de 2014, cuando Lucía Trusso Milone estaba preparando el desayuno para su marido y sus cuatro hijos. De repente sintió un calor muy fuerte y se desmayó. A partir de entonces empezó un calvario: cuando se despertó no reconocía a nadie de su familia. Tampoco reconocía su casa, ni su cuerpo de ese momento. Algo había pasado en su mente -ese sacudón, esos recuerdos esfumados- y nadie lo podía descifrar.

Hasta ese momento Lucía (45) se había dedicado siempre a su trabajo como una actriz independiente. Una mujer valiente que desde su juventud se autogestionó sus obras de teatro, sus guiones y sus proyectos under. Como le ocurre a muchos, el reloj marcó todo el tiempo su vida: debía correr para un lado por el trabajo, y para el otro así cuidaba a sus cuatro hijos. No tenía un segundo, había noches en las que incluso no dormía.

Lucía Trusso Milone tiene 45
Lucía Trusso Milone tiene 45 años y es actriz independiente (Thomas Khazki)

"Me ocupaba de llevar a los chicos al colegio, luego llegaba a mi casa y estaba con mis perros, a la noche escribía espectáculos y de ahí salía a eventos privados. Mis amigos me decían 'vos eras tremenda, por ahí llamabas a las cuatro de la mañana para decirme: tengo una idea'", le cuenta a Infobae.

Entonces llegó el día en que se desmayó y olvidó todo. Con el tiempo supo que padecía amnesia disociativa, un trastorno caracterizado por una pérdida de memoria provocada por un episodio intenso de estrés. Pero llegar a ese diagnóstico no le resultó fácil: tuvo que recorrer hospitales durante seis meses hasta dar con un médico que detectó lo que le estaba pasando. Antes, los profesionales no le creían, su familia se vio afectada sensiblemente, atravesó por un período de depresión y su marido, a quien llegó a desconocer por completo, la tuvo que reconquistar.

— ¿Cómo perdiste la memoria?

—  Lo que  voy a contar lo fui recolectando de lo que me fueron contando porque yo nunca lo recordé. Estábamos desayunando, después de un show y tuve un poco de calor. Al rato me desmayé y cuando me desperté no conocía a nadie de los que tenía a mi alrededor. Decía: "¿Qué hago acá? Me quiero ir a mi casa, quiero ir con mi papá y con mi mamá". Yo me quería ir a Lomas del Mirador, que era donde yo vivía de joven.

— ¿Entonces tu familia qué hizo?

— En ese momento vino una ambulancia. Yo obviamente no me quería ir a ningún lado con esa gente desconocida. Lo que siempre cuenta mi marido es que le preocupó mucho mi mirada perdida

—¿Qué pasa cuando llegás a la clínica?

— Me llevan y, a partir de esa primera internación, empezó toda la locura, y todo el manoseo que hubo hasta llegar a un diagnóstico seis meses después.

— ¿Por qué locura?

— En la primera internación me hicieron un montón de estudios. Me preguntaban qué había tomado, porque asociaban que yo estaba sin memoria por algo que había consumido. Cuando en los análisis salió que no había consumido nada me decían que me estaba haciendo la artista.

Todo comenzó el 7 de
Todo comenzó el 7 de diciembre de 2014, cuando Lucía estaba preparando el desayuno para su marido y sus cuatro hijos. De repente sintió un calor muy fuerte y se desmayó

— ¿Cuánto tiempo habías "borrado" de tu memoria?

— Se redondearon 10 años.

— ¿En ese momento recordabas tu vida de los 30?

— Claro, decía que tenía 30, no asociaba mi vida laboral con mi persona. No recordaba a nadie de mi entorno de aquel último tiempo. Aparecí sin memoria con un marido, dos hijos y dos niños del corazón que son los hijos de mi marido, que también vivían conmigo

En la primera internación me hicieron un montón de estudios. Me preguntaban qué había tomado, porque asociaban que yo estaba sin memoria por algo que había consumido. Cuando en los análisis salió que no había consumido nada me decían que me estaba haciendo la artista

— ¿Los médicos qué decían?

— Hasta los seis meses que me dieron el diagnóstico, nadie entendía nada. Me decían que podía ser epilepsia, pero que no sabían. Hasta que después de un tiempo me dijeron que tenía una amnesia disociativa y que era producto del estrés. 

— ¿Qué pasó en esos seis meses?

— Tuve varias internaciones porque me descompensaba y lloraba sin parar. Me dieron a elegir entre mi familia, mi papá y mi mamá, o los chicos que eran mi marido y mis hijos. Yo decidí irme con mi marido y mis hijos, sin conocerlos. Me daban mucha ternura los chicos y decir "soy la mamá de esos niños". Decidí irme y empezó toda una cosa bastante movilizante porque fue entrar a una casa donde yo no reconocía nada, fue escuchar pedidos de chicos a los que me costó adaptarme. Fue duro. Así empezó una gran depresión.

— ¿Te explicaron qué fue lo que detonó esto?

— El estrés. Yo trabajaba muchísimo. Al punto de a veces no dormir. Tenía la casa, los chicos, estaba metida en la cooperadora del colegio, hacía los festivales, estaba con mi laburo dirigiendo, haciendo cosas, hacía shows, iba a eventos privados, todo. 

— ¿Después en cuánto tiempo te recuperaste?

— Hasta el día de hoy sigo en tratamiento. Si bien no es un tratamiento como los primeros tiempos, voy a mis controles.

“Lo más difícil fue no
“Lo más difícil fue no recordar a mis hijos. Volver a convivir con ellos, volver a recordarlos, cuando veía fotos, ver el tiempo que perdí”, asegura la actriz

— Ningún médico en esos seis meses te pudo diagnosticar…

— No. No sé si no creen, si no quieren creer, si no conocen. Pero después de que pasó esto, que se hizo más público, me di cuenta de que no soy la única. Que somos bastantes los que estamos así. Muchos médicos dicen: "Ya se te va a pasar, es un ratito, es porque consumiste algo, es porque no dormiste". Imaginate también la incertidumbre de la familia. Porque no era solamente yo, había que contenerme a mí, contener a mis hijos, contener a mis padres, contener a todos.

— ¿Qué fue lo más difícil?

— Lo más difícil fue no recordar a mis hijos. Volver a convivir con ellos, volver a recordarlos, cuando veía fotos, ver el tiempo que perdí. Hoy en día me siento culpable por lo que les hice. Que mamá no te recuerde no debe ser fácil, más con un nene de cinco años.

— ¿Cómo fue que empezaste a vivir tu nueva vida?

— Se fue dando. Mi marido fue una gran contención. No era fácil vivir conmigo, me la pasaba todo el día llorando. Y como no sabían qué tenía me medicaban de manera incorrecta. De tanta tristeza terminé con un brote psicótico. Hoy ya estoy mejor pero igualmente hacemos terapia familiar. Ellos tienen el miedo constante de que a mamá le vuelva a pasar.

Lo más difícil fue no recordar a mis hijos. Volver a convivir con ellos, volver a recordarlos, cuando veía fotos, ver el tiempo que perdí. Hoy en día me siento culpable por lo que les hice. Que mamá no te recuerde no debe ser fácil, más con un nene de cinco años

— ¿Te puede volver a pasar?

— Dicen que no es probable, pero yo sí tengo miedo de que si yo no me cuido me va a pasar.

— Debe ser fuerte eso de vivir con el miedo de olvidarte.

— Yo sé que si no duermo me puede volver a pasar. 

“Aprendí a vivir mejor. La
“Aprendí a vivir mejor. La reflexión es que limpié mucho mi entorno. Antes no lo pensaba, yo tenía la vida comprada”, reflexiona la artista

— Tu marido te tuvo que volver a conquistar…

— Fue lindo. Me invitaba a salir y yo le decía: "Yo no salgo". Me veía muy desagradable. No tenía ganas de levantarme de la cama, no tener ganas de arreglarme, no tenía ganas de teñirme el pelo

— ¿Cuánto le costó llegar a conquistarte?

— Recuerdo que morí de amor cuando estuve en la clínica Santa Rosa. Él venía a todas las visitas, no faltó a una. Ahí dije: "Amo a este hombre". Él nunca me dejó y en momentos de crisis era el que me contenía, me abrazaba. Desde que me desperté nunca lo dejé de ver, no hubo día que no lo viera, hasta cuando no lo quería ver porque no lo conocía, lo veía.

— ¿Qué aprendiste o qué reflexión hacés de lo que pasó?

—Aprendí a vivir mejor. La reflexión es que limpié mucho mi entorno.  Antes no lo pensaba, yo tenía la vida comprada. Pero no hay que victimizarse, se sale adelante. Hoy beso a mis hijos cuando se van al colegio, los beso cuando se van a dormir y los beso cuando puedo, todo el día. Lo mismo con mi pareja. Hay que vivir el hoy porque se te puede ir.

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